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Internet

El 5G busca el ‘WhatsApp’ que lo haga universal

Entre hologramas, coches autónomos y robótica industrial, las empresas vinculadas al 5G buscan la llave maestra que les permita rentabilizar el despliegue de las nuevas redes.

Antena de telefonía móvil
Antena de telefonía móvil

Uno de los platos fuertes del Global 5G Event celebrado la semana pasada fue la actuación en remoto de de Fluvio Fugazza, director de cuentas de ZTE España. Apareció en el escenario junto al director de ingeniería de Orange, Tomás Alonso. Sin embargo él no estaba ahí. Era su holograma el que compareció cion una latencia de 10 milisegundos.

Son los fuegos artificiales del 5G que se pudieron ver en aquel evento. A la videollamada holográfica se suma un mini coche autónomo, que circulaba dentro de un circuito de banderillas, dos brazos robóticos, que se controlaban con los gestos de tus propios brazos, o a unas gafas de realidad virtual que te colocaban en medio de las Fallas. Todas estas aplicaciones son producto de la búsqueda de un servicio, la llamada killer application, que mueva a los operadores a invertir en el despliegue de las redes 5G. 

Con los smartphones fue WhatsApp. Los usuarios querían un terminal no para mirar el correo ni para buscar en Google sino para enviar “mensajes gratis”. Esto hizo que los fabricantes vendieran cantidades enormes de dispositivos y que las operadoras comercializaran mejor sus tarifas de datos.

Los portavoces de ZTE, uno de los fabricantes destacados de equipos 5G, inciden en que hoy todo el sector trata de entender cuál será esta aplicación que relance la nueva tecnología. El despliegue de la red ha comenzado –en España Vodafone ha sido el primero en ponerla en marcha, con 15 ciudades como primer objetivo– pero se necesita una fuerte demanda de los usuarios para hacer un despliegue masivo.

“Es un proceso largo. En este momento estamos viendo la primera entrega del 5G”, explica Wang Jiayi, director de soluciones RAN 5G de la empresa china. “En esta primera fase, el 5G será similar al 4G, pues los usuarios seguirán disfrutando de la experiencia tradicional de streaming e Internet móvil”. Las mejoras en esta primera fase están en la velocidad, que pasará de los 150 Mbps que permite el 4G (1 Gbps en su versión 4.5G) a los 10 Gbps. 

“Pero como esto es un proceso evolutivo también tenemos la segunda fase, que se debate hoy en día y que tardará al menos otro año en concretarse. Esta traerá mayores capacidades a la red, como ultra-reliable low-latency communication (URRLC) y massive machine-type communication (mMTC)”. Tras la espesura del lenguaje y las siglas ingenieriles de Wang se esconde una parte crucial para el 5G. La segunda fase atacará la latencia. 

El directivo de ZTE lo ilustra con una estimación: “Por ejemplo, la red 4G puede soportar decenas de miles de conexiones, pero con 5G se soportarán millones de dispositivos en una misma área”. Adiós a la saturación en aglomeraciones, cuando no es posible ni conectar una llamada por tantos dispositivos enganchados a la red. 

Por eso una de las salidas para encontrar ese gancho que incentive a los operadores a desplegar el 5G podría estar en la industria. Desde ZTE lanzan la hipótesis de que la mayor parte de los ingresos de las operadoras vendrán de máquinas conectadas, en lugar de dispositivos personales.

“Lo que el 5G puede hacer es construir una plataforma muy sólida, con aumento de la velocidad y de la capacidad, para ser un nuevo habilitador de innovación”, destaca Wang. Se refiere a servicios para coches, de mapas o de entretenimiento por streaming, que no sería posible ofrecer a un parque grande de vehículos sin 5G. Las fábricas contarían con robots más eficientes, que no tengan que conectarse mediante kilómetros de cable dentro de las instalaciones. Wang también destaca algunas pruebas que ha hecho su compañía, conectando dispositivos para medir la contaminación del agua en un lago o sensores para tratar de detectar movimientos sísmicos. Todo gira en torno al Internet de las cosas.

Pero hay otro tipo de servicios. El proyecto Matilda, financiado por el programa Horizon 2020 de la Unión Europea y desarrollado por la empresa Ubitech, trabaja con cualquier aplicación con el fin de optimizarla para 5G. Ellos ligan la utilidad del 5G a la velocidad. “Es útil en todo tipo de aplicaciones que necesitan una respuesta cercana al tiempo real. Hasta ahora esto se está viendo en el dominio médico, con las operaciones a distancia”, comenta Eleni Fotopoulou, ingeniera de software de Matilda, en referencia a la cirugía remota, donde los médicos necesitan que sus movimientos se correspondan de forma precisa con los del robot que opera a distancia.

En la plataforma de Matilda hay aplicaciones de índole crítico, como una que permite la comunicación del cuerpo de bomberos en situaciones de emergencias, donde los equipos de red deben funcionar sin interrupciones. Aunque también habría cabida para usos más triviales, como un sistema para enviar alertas inmediatas a un turista cuando pase junto a un determinado cuadro en un museo. “En general, todo el mundo habla del 5G pero es una tecnología que necesita bastante tiempo para estar madura”, comenta Fotopoulou. “Ahora la mayoría de los servicios se aproximan a lo que es el 4G y el usuario medio ya está bastante cubierto con el 4G a nivel de comunicaciones”.

De ahí la búsqueda insistente de esa killer application, para dar sentido al 5G. De eso van los coches que reptaban autónomamente por la feria, los brazos robóticos que obedecen a gestos o los hologramas. Gran parte del esfuerzo está hoy en buscar el gancho que mueva a los operadores a desplegar las redes. Mientras tanto, el sector aguarda expectante, como esperaba el holograma de Fluvio al terminar su intervención. Solo que en este caso las cosas están por empezar.

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