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Así afecta el acoso sexual a la imagen pública de las empresas

Cuando una organización responde apoyando a la víctima en lugar de minimizar el acoso su imagen se ve reforzada

Flickr

Los planes de igualdad entre hombres y mujeres son obligatorios en España para todas las empresas a partir de 50 trabajadores. "Del millón y medio de empresas españolas, solo 4.500 están obligadas a tenerlo. Y, de ellas, solo 276 lo tienen", contaba hace unas semanas Cristina Antoñanzas, vicesecretaria de UGT a EL PAÍS RETINA. "Si hablamos específicamente de protocolos contra el acoso [por ahora, son opcionales] solo podemos hablar de un puñado de empresas". Estos datos muestran que cuando una trabajadora es acosada en su entorno laboral —el 90% de las víctimas de estas conductas son mujeres, según la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE— la inmensa mayoría de las empresas no sabe cómo reaccionar. Uno de sus principales miedos es que se convierta en un escándalo sexual que afecte al bienestar de la compañía.

Sin embargo, una investigación publicada recientemente asegura que las repercusiones no dependen de si hay acoso sexual o no entre sus paredes sino de cómo la empresa gestiona la situación. El informe se plantea cómo las denuncias de acoso influyen en la percepción de la igualdad de género en la organización y en qué se diferencian estas denuncias de las que se ponen por otra forma de conducta indebida, como el fraude financiero. Una de las conclusiones principales del informe es que una sola denuncia de acoso sexual puede reducir drásticamente la percepción que los usuarios tienen de la igualdad de género en una organización.

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A los participantes se les dio información básica sobre el número de empleados de una organización y su tamaño. La mitad de ellos también leyeron que uno de los empleados de la empresa había presentado una reclamación por acoso sexual contra su jefe. La otra mitad no recibió ninguna información sobre ninguna denuncia.

En un segundo grupo, un tercio de los participantes leyó que un empleado puso una denuncia por acoso sexual contra su jefe, otro tercio leyó que un empleado puso una denuncia por mala conducta financiera contra su jefe y el último tercio de los participantes no recibió información sobre ninguna denuncia.

Luego, los participantes calificaron cómo percibían a la compañía y qué pensaban que ésta debería hacer en respuesta a estas afirmaciones. "Descubrimos que cuando los usuarios se enteran de que se ha puesto una denuncia de acoso sexual en una empresa, no solo consideran que esa organización es menos equitativa que una en la que no hay denuncias, sino que también la consideran menos igualitaria que una empresa en la que se reclama una demanda diferente", según explican las investigadoras Serena Does, Seval Gundemir y Margaret Shih en HBR.

Después, preguntaron a todos los participantes si pensaban que la compañía debería contratar a más mujeres o más hombres para seguir avanzando. "Encontramos que quieren que las organizaciones que se enfrentan a una denuncia de acoso sexual contraten a más mujeres y menos hombres", explican las investigadoras. Llegaron a otra conclusión lógica teniendo en cuenta esta: cuando los encuestados opinan que el problema del acoso no es aislado sino una cuestión cultural, están más de acuerdo en que es necesario contratar a más mujeres. "El público en general lo percibe como una manera razonable de hacer frente al trato injusto de las mujeres en las empresas".

Las investigadoras también quisieron comprobar si la respuesta de una empresa a una denuncia de acoso sexual podía disminuir la reacción del público observada en los otros dos estudios. Encontraron que, cuando una organización se pone del lado de la víctima y gestiona la situación siendo comunicativa y proactiva en lugar de minimizar el asunto, la reacción negativa del público se reduce casi al mismo nivel que una organización que no ha tenido ninguna denuncia.

"Nuestra investigación sugiere que una sola denuncia de acoso sexual puede ser suficiente para moldear la percepción pública de una empresa y generar la sensación de injusticia estructural. Esto sugiere que las empresas deben ser receptivas y proactivas cuando se trata de denuncias de acoso sexual, lo que no solo beneficia a las víctimas, sino también a la percepción pública".

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