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Móviles

Telefonía 5G: mucho humo... y algunas nueces

Ultrarrápido, ultraestable y revolucionario, el 5G promete cambiarlo todo. Nadie sabe cómo ni cuándo pero así intentan vendérnoslo

De la mano de los creadores de ‘big data’, ‘nube’ blockchain’ e ‘IA’ llega ahora ‘5G’: el nuevo hit. O, mejor dicho, la nueva buzzword. Otro término tecnológico secuestrado, como todos las anteriores, por mercadólogos y publicistas. “Es la palabra más de moda en los círculos tecnológicos, pero ¿realmente merece la pena hablar de ello?” se pregunta el analista Alejandro Barrera, consultor en innovación y editor de The Aleph.

En efecto, la narrativa marquetiniana en torno al 5G no escatima en palabras grandilocuentes. “Será la próxima gran revolución”, “Lo cambiará todo” (¿todo?) Operadoras, fabricantes de hardware, consultoras de tecnología, empresas de electrónica de consumo, start-ups, eventos… pocos escapan a ‘la fiebre del 5G’ (como la ha bautizado Barrera). “Me recuerda a cuando se decía que el 4G iba a ser la próxima gran innovación”, escribe en un artículo reciente en The Aleph.

¿Qué es y qué tiene el 5G para que se le atribuyan tales poderes? Se trata, dicen los expertos, de un nuevo estándar de comunicación inalámbrica con mayor ancho de banda, capacidad y seguridad, y con menor latencia que los anteriores. Esto se traduce -explica barrera- en “mejoras críticas” como un mejor soporte para conectividad de dispositivos múltiples o conexiones 10 veces más rápidas que las actuales.

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El típico ejemplo que se cita a menudo para entenderlo: permitirá descargar una película de alta definición en cuestión de segundos. “No es el ejemplo más importante pero es muy gráfico”, comenta Federico Ruiz, director del Observatorio Nacional del 5G, en conversación con El País RETINA. Se dice también que proporcionará velocidades de fibra óptica a los hogares sin necesidad de fibra gracias a un mayor ancho de banda móvil.

Dado que se espera que de tráfico global de datos móviles se multiplique por 5 antes de finales de 2024 -según el informe Ericsson Mobility Report de Ericsson- el 5G se posiciona como solución para evitar el colapso de las redes 4G. “Es cierto que el programa de implementación está mejor desarrollado que las tecnologías anteriores. Sin embargo, todavía hay importantes obstáculos a superar”, señala el editor de The Aleph. El primero: “Todo el mundo está anunciando algo, pero nada de eso se traduce en una aplicación en el mercado”, afirma el experto.

En efecto, contar con casos de uso es una prioridad para la industria en torno al 5G. Así lo reconocieron los expertos que participaron en la Mobile Talk sobre esta tecnología organizada Mobile World Capital este mes de febrero en Madrid, en la que también participó Ruiz. La directora de Redes de Ericsson España, Somaya El Marrakchi, destacó que el 5G tendrá un coste por gigabyte (GB) 10 veces menor que el 4G y mencionó algunos sectores muy susceptibles, a su juicio, de beneficiarse de esta tecnología: manufactura, servicios, seguridad ciudadana, salud…

Michele Zarri, director técnico de GSMA, apunta que el 5G “jugará un rol esencial para facilitar la inteligencia artificial que, a su vez, potenciará el desarrollo de ciudades más inteligentes”. Asegura también que esta tecnología potenciará el desarrollo de productos y servicios de realidad virtual y aumentada. Algunas aplicaciones se han visto este año en el Mobile World Congress (MWC). Entre ellas, una cirugía teleasistida por medio de 5G en directo, drones 5G contra incendios, robots colaborativos y autónomos o la primera transmisión de vídeo 5G en tiempo real en una red comercial en España.

También se han presentado en el MWC varios smartphones 5G, algo a lo que Andreu Veà, pionero de las telecomunicaciones e internet, no le ve mucha utilidad. Al menos, de momento. “Tener un móvil con 5G es como tener una televisión 4K en un país donde ningún canal emite en 4K: un sinsentido. Pasó lo mismo con los televisores 3D: mucho márquetin, todo el mundo a comprar una tele 3D y ahora ya nadie se acuerda”, remarca el experto, miembro fundador de Asertel (el cuarto proveedor de internet en España) entre otras empresas.

Cuestión de tiempo

¿Cuánto tardarán estas aplicaciones y nuevos casos de uso en llegar a los consumidores? ¿Cuándo podrán estos, siquiera, beneficiarse de las descargas ultrarrápidas que promete el 5G? “A pesar de las nuevas características prometedoras, los consumidores tardarán en aprovecharlas”, afirma Barrera. Ruiz cree que hacia 2021 los usuarios españoles ya podrán disfrutar ampliamente de 5G en sus teléfonos inteligentes. Más conservador se muestra Veà, que no cree que esto ocurra en un periodo inferior a 5 años. En esta línea, el informe de Ericsson prevé que hasta finales de 2024 el 5G no llegará a un 30% de las suscripciones móviles en Europa occidental.

¿De qué depende el despliegue del 5G? Para empezar, de que haya quien esté dispuesto a pagar por ello. Ese es, en realidad, el gran escollo. ¿En quién debe recaer el coste? ¿Operadoras, fabricantes, Gobierno, usuarios? Según el informe 5G beyond the hype (‘5G más allá de la exageración’) de Oliver Wyman, “la euforia y las expectativas desatadas con los primeros pilotos de 5G no parecen estar impulsando una inversión en volúmenes significativos en el sector en España”. “El modelo de negocio de muchos de los nuevos servicios está por probar, por lo que los operadores deben comenzar, dentro de esta incertidumbre, a desarrollar un plan racional y completo para una transformación de red y de servicios con la tecnología 5G como parte integral”, señalan.

El Marrakchi reconoce que es fundamental encontrar formas para monetizar los nuevos servicios basados en 5G. “Se necesita muchísima inversión, dado que hay que instalar el cuádruple de antenas (hasta en las farolas y semáforos) y los equipos son más caros”, asegura Veà por su parte. “Los usuarios ya hemos pagado el 4G y no estamos dispuestos a pagar más ahora por el 5G”, añade. El pionero de internet cree las operadoras no invertirán hasta que estén claras la estrategia comercial y el retorno de la inversión. “Es la gran duda. Hay mucho blablablá pero no hay ningún modelo de negocio que se sostenga”, asegura Veà, en línea con el informe de Oliver Wyman.

Veà cree que una opción plausible es que los consumidores paguen por suscripciones a determinados servicios 5G. Por ejemplo, el usuario de un vehículo conectado pagaría al fabricante cada año para mantener la conexión de su coche. “El problema es que, por un lado, eso no revierte en el operador y, por otro, es una carga extra para el consumidor, que además de comprar el coche tiene que pagar para garantizar la conectividad”, señala.

Por su parte, la directiva de Ericsson asegura que “la infraestructura móvil debe verse como algo crítico a nivel nacional porque es fundamental para la digitalización”. Tanto ella como Ruiz apuntan a la responsabilidad del Gobierno para facilitarlo y para eliminar las barreras para el despliegue de esta tecnología. Veà considera que esto no es una prioridad. “Estamos hablando de 5G y resulta que Rodalies de Catalunya no tiene ni conexión GSM”, señala. “Las casi 500.000 personas que transporta al día no pueden siquiera hacer una llamada telefónica sin tener que reconectar 8 veces”, lamenta el experto.

Para Veá, lo realmente necesario es desplegar la fibra óptica en todos los rincones del país e invertir en conectividad en los trenes. “El incremento de productividad sería brutal”, afirma. Asegura que lleva 10 años tratando de convencer de ello a políticos al más alto nivel, sin éxito. “No puede ser que no haya ni la cobertura más básica en las inmediaciones de Barcelona, capital mundial del móvil. Me cuesta más conectarme a internet en el norte de Cataluña que en el norte de África”, ironiza.

5G, ¿seguro?

Otro escollo en la implementación del 5G es la ciberseguridad, especialmente en el ámbito del Internet de las Cosas (IoT). Según el informe Cisco Visual Networking Index (VNI) publicado este mes, para 2022 habrá 3.9 billones de conexiones de IoT móviles, cuatro veces más que en 2017. El informe de Ericsson cifra estas conexiones en 4,1 billones para 2024.

A medida que aumenta el número de dispositivos conectados aumenta el riesgo de ciberataque. Su uso a nivel industrial, en el hogar conectado o en nuestro cuerpo (mediante wearables) supone una amenaza. La amplia variedad de dispositivos que se puede conectar (televisores, termostatos, cerraduras, alarmas...) crea una gran cantidad de puntos acceso posibles para piratas informáticos, que podrían incluso penetrar en las tripas de los sistemas de los fabricantes.

“El 5G es asombroso para mejorar el ciclo de vida de los procesos de automatización de la industria pero hay numerosos obstáculos para implementarlo en la práctica”, afirma Gerard Vidal, consejero delegado de la empresa de ciberseguridad IoT Enigmedia y miembro fundador de la Organización Europea de Ciberseguridad. Vidal explica que la presencia de redes heredadas y heterogéneas que combinan dispositivos 5G, 4G, etc. supone uno de los mayores riesgos. No obstante, cree que “la mayor amenaza que tiene el 5G es humana”. Se refiere a la dificultad de convencer a las personas en las fábricas de cambiar su forma de trabajar, “lo cual es un gran problema de seguridad”, dice. “Tenemos que aumentar la concienciación de que los nuevos sistemas que estamos promoviendo son buenos”, asegura.

Buenos pero no infalibles, sostiene Veà. Nunca usaría 5G -afirma- para funciones críticas como por ejemplo las que realiza una central nuclear, dado que para ello sería necesaria una red 100% estable, sin riesgo (por mínimo que sea) de que se interrumpa la conexión. Ruiz coincide en que para este tipo de aplicaciones, al igual que en el caso de máquinas que se comunican en una fábrica o de los vehículos conectados, no se puede permitir la más mínima interrupción. Sin embargo, considera que dotar a la infraestructura 5G de una nuevas garantías de servicio podría evitarlo. ¿Sería entonces una red a prueba de cortes, estable 100%? “Para un técnico no existe el 100% pero sí podemos hablar de un 99,9%. 5G ha sido diseñado con los estándares de fiabilidad más severos”, mantiene.

Con las miras puestas en la ciberseguridad a más alto nivel, Barrera subraya en The Aleph que, “si bien la mayoría de las noticias en torno a 5G son tácticas de mercadotecnia que juegan con las expectativas del consumidor, esta tecnología plantea algunos escenarios definitorios que se entrelazan con tendencias globales dominantes”. Se refiere a la lucha entre Estados Unidos y China por la supremacía, también en el 5G, en línea con sus estrategias de Inteligencia Artificial (IA) y Vehículo Autónomo. “Ambos requieren múltiples dispositivos, baja latencia y mucha velocidad”, subraya. Algo que les aporta este sistema de comunicación inalámbrica.

Como elemento subyacente en este el conflicto está la privacidad. “Los que controlan la infraestructura controlan el flujo de información. Un despliegue completo del 5G moverá la agenda de vigilancia china aún más rápido. Si Huawei se expande más allá de China, permitirá la implementación de dichos programas más allá de las fronteras asiáticas”, asegura Barrera. Un escenario propio de Black Mirror. Su predicción: que los esfuerzos por tener un mundo conectado derivarán en la existencia paralela de, al menos, dos internet diferentes.

España en 5G

Al contrario de lo que sucede con la Inteligencia Artificial, España es uno de los países líderes en el tablero internacional del 5G. Se sitúa entre los puestos 5 y 6, según un estudio elaborado en 2018 por Analysys Mason para CTIA, la patronal de la industria de las comunicaciones inalámbricas en EE.UU. Lideran el primer nivel de despliegue de esta tecnología el mismo EE.UU., junto con China, Corea del Sur y Japón. España compite con Italia por el primer puesto del segundo nivel de preparación. En ambos países, los reguladores se encuentran "en una etapa avanzada para el lanzamiento del espectro de 5G". En efecto, así lo han hecho patente durante el MWC compañías como Vodafone, que ha marcado 2020 como fecha para lanzar su servicio 5G para los móviles.

Según Federico Ruiz, director del Observatorio Nacional de 5G, la posición española destacada se debe "a un ecosistema muy potente que combina academia, start-ups e industria y que busca alinear los objetivos de la investigación con los del sector industrial; a una muy buena cobertura de banda ancha y a la presencia de jugadores clave en lo que se refiere a operadores y fabricantes".

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