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Firmas

‘User & open innovation’: las clave del éxito de la empresa con futuro

Getty Images

User innovation. Otro anglicismo, lo sé. Pero no nos quedemos en el debate sobre el idioma (gana quien inventa, y la realidad es que la mayoría de tendencias que acaban impactando en el entorno laboral nacen en los países angloparlantes) sino en el concepto. Y este en concreto está siendo clave en la composición de los tejidos empresariales de los países más avanzados, así como en empujar el éxito de la compañía que lo entiende y asume.

¿Qué es la innovación del usuario? La idea de que los usuarios/clientes principales de un producto o servicio a menudo innovan más rápido que el propio productor. Y por ello, el término sugiere que las empresas deberían permitir que los usuarios también impulsen la innovación para ellos, en lugar de intentar innovar as usual, desde el laboratorio o con la “gente de dentro” (empleados/ contratados).

En esta era digital, además, esto se convierte en un factor clave y lleno de posibilidades. Si recordamos el estudio de Gartner, que nos decía que en 2020 la mayor fuente de ventaja competitiva para el 30% de las organizaciones procederá de la capacidad de los trabajadores de explotar de manera creativa las tecnologías digitales, imaginemos cuánto más lejos (o rápido) podrían llegar si dichas empresas abren la valla de su campo de I+D, para que la creatividad llegue desde cualquiera de sus accionistas

De hecho, o se abren a acoger estas ideas creativas exteriores, o esas ideas de los usuarios se llevarán a cabo igualmente, generando otras empresas. Ciertas investigaciones nos dicen que el 50% de las empresas innovadoras son fundadas por este tipo de consumidor, que desde su inmersiva experiencia detecta con mayor facilidad la mejora (en su sentido más amplio) u oportunidades nuevas del producto / servicio.

 ¿Ejemplos?

Miles. Aunque el concepto se popularizó en 2005 gracias al libro de Eric von Hippel’s 2005 llamado Democratizing Innovation, la innovación del usuario siempre ha existido; hay ejemplos que son especialmente conocidos, como los ligados al mundo del deporte:

- Mickey Muñoz y Phil Edwards, dos surfistas californianos con un sueño: surfear también el asfalto. Así que en 1963 quitaron las ruedas a unos patines, se las pusieron a una tabla de madera y llamaron a su invento Surf Roll.

- Catcher Charlie O’Brien. Un jugador de hockey que, tras recibir un doloroso pero al mismo tiempo inspirador pelotazo en el rostro, inventó la máscara de protección.

- Nick Woodman, un surfista que quería hacerse selfies mientras montaba la olas, y gracias a su deseo se inventó la cámara GoPro.

La diferencia de otras épocas a ahora, es que esta economía digital otorga unas herramientas nuevas que ofrece a los usuarios una fuerza y posibilidades nunca antes vistas. Porque hoy, gracias a la digitalización como sabemos, se puede emprender de manera más económica, publicar, cotejar y mejorar la idea en coparticipación con otros usuarios, buscar financiación de manera mucho más rápida y efectiva (crowfunding, bussines angels, etc.), difundir el proyecto de manera viral (redes sociales)… Basado en investigaciones sobre la evolución de las tecnologías de Internet y el software de código abierto Ilkka Tuomi encontró que los usuarios son fundamentalmente sociales. Por lo tanto, la innovación de los usuarios también es una innovación social y técnicamente distribuida. Según Tuomi, las comunidades de usuarios reinterpretan y reinventan el significado de oportunidades tecnológicas emergentes.

¿Qué tipos de innovación de usuario existe?

La innovación de uso. La innovación en los servicios. La innovación en la configuración de las tecnologías. La innovación de las nuevas tecnologías en sí.

Las empresas que acogen en sus sedes a estos usuarios o que promueven con concursos abiertos la recogida de ideas y la innovación, etc. son cada vez más numerosas, pero todavía hay mucho camino por recorrer. El motivo por el que determinadas compañías no miran más allá de sus fronteras (es más, demasiadas aún no son conscientes de la importancia de fomentar la creatividad en todos sus empleados, no sólo en unos pocos que pertenezcan a un departamento específico) es porque aún apuestan por mercados bien establecidos, delimitados, competitivos y poco cooperativos.

Es por ello que hay que pensar en los ECOSISTEMAS DIGITALES ABIERTOS

La transformación digital de las empresas está cambiando de manera brutal su entorno. Éstas no usan la tecnología solamente para cambiar su organización (los procesos, sus servicios, cómo comercializan sus productos, el usuario o cliente como centro del proceso, etc.), sino que van mucho más allá, en lo que es todo un ejercicio evolutivo: utilizan la transformación digital para crear entornos colaborativos abiertos que mejoren su competitividad y valor.

¿Por qué? Pues porque las relaciones aumentadas con los propios usuarios/ clientes, los proveedores, redes sociales e incluso competencia generan ecosistemas digitales interconectados que les permiten logros de mayor envergadura e impacto. Estos ecosistemas proporcionan a las empresas nuevos conocimientos (recogen ideas de cualquier stakeholder), productos, servicios y experiencias, así como nuevas oportunidades en mercados o la posibilidad de virar y cambiar lo que no les funciona como resultado de los feedbacks en tiempo real.

Según el informe Accenture Technology Vision 2015, 4 de cada 5 directivos de TI consultados opinan que estos ecosistemas acabarán por diluir las fronteras actuales entre los diferentes sectores. Un 60% de estos directivos afirman tener previstas nuevas alianzas con empresas del mismo sector, mientras que un 40% indica que lo harán con empresas digitales de otros sectores.

Open Innovation: fomentar el intercambio de conocimiento y el trabajo colaborativo e interdisciplinar.

El término open innovation (innovación abierta) fue acuñado por Henry Chesbrough, quien la define como “el uso de los flujos internos y externos de conocimiento para acelerar la innovación interna y ampliar los mercados para el uso externo de dicha innovación”. Si antiguamente (o las empresas tradicionales) mantenían en secreto sus propias innovaciones para obtener mejores resultados, ahora sucede justo al revés. Es necesario compartir ese conocimiento para enriquecerlo con las aportaciones e ideas externas de otras organizaciones. La empresa del s.XXI se debe integrar en las redes y comunidades de conocimiento (conocimiento knowmad o nomádico).

La información y el conocimiento fluyen tanto de forma interna como externa, a través de la red. ¿De qué manera? En dos direcciones:

A) El flujo de fuera hacia dentro de la organización: supone una apertura a distintos tipos de innovación procedentes del exterior.

B) El flujo de dentro hacia fuera: las organizaciones permiten la salida al exterior de las ideas de poco valor dentro de la organización, pero que podrían tenerlo si lo comercializan en un modelo de negocio distinto.

El objetivo para ser empresa del y con futuro es mezclar; usar y mejorar los conocimientos que vengan de otras personas, compañías e incluso sectores distintos para generar productos y servicios que promuevan nuevas experiencias que supongan más valor para los clientes. Se impone hacer más, con más.

Esto permite a la vez identificar nuevos grupos de clientes.

Hibridar es innovar de forma más intensa y más disruptiva, lejos de la actual especialización productiva. La hibridación lleva a la aparición del “Efecto Medici”, según Frans Johansson, “mientras más diferentes sean las piezas que se conecten, más y mejores oportunidades de innovación”.

La innovación no es la consecuencia directa de la financiación, sino el resultado de la energía creadora y creativa de las personas. Pero recordemos: las personas creativasson aquellas capaces de alcanzar (por asociación o imaginación) respuestas novedosas, diferentes, a las que se hubiera llegado por el “raciocinio convergente”. Son aquellas que tienen un pensamiento divergente. Y aunque la creatividad es inherente a todo ser humano, no le hemos prestado especial atención en lo profesional en las últimas décadas…

Por lo tanto, para tener empresas innovadoras, debemos implementar una cultura en la organización abierta, orientada al aprendizaje continuo y a la creatividad.

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