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Tribuna
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El Big Data, ¿para que sirve?

¿Sabes qué ocurre en Internet en un minuto? Más de 4,19 millones de búsquedas se realizan en Google, 136 millones de correos son enviados, 67.000 fotos son compartidas en la red, más de 1,3 millones de vídeos son vistos en YouTube, 44 millones de mensajes de Whatsapp son despachados… la lista es interminable. “Nuestro universo digital está en expansión constantemente”, afirman Viktor Mayer-Schönberger y Kenneth Cukier en el libro La revolución de los datos masivos (Turner, 2013).

Cada día se crean en el mundo cerca de 2,5 quintillones de bytes de datos, lo que equivale aproximadamente a ocho millones de veces la cantidad de estrellas en el universo, según información de la Fundación Telefónica. “Gran parte de este volumen corresponde a nuestra huella digital, que dejamos al navegar por internet”, detalla. La infraestructura industrial que se despliega por todo el mundo para almacenar memorias, palabras, imágenes y actos requiere ya el 2% del consumo energético global, agrega.

IBM afirma que el 90% de todos los datos que se generan a través de los teléfonos inteligentes, tabletas, vehículos y electrodomésticos conectados a internet nunca se analizan. Además indica que existe un 60% de esa información que pierde su valor en cuestión de milisegundos. Aprovechar ese mar de información tiene nombre y apellido: Big Data, término con el que se define el almacenamiento y el análisis de datos a gran escala.

Pero, ¿para que sirve cuantificar y analizar los datos? Las posibilidades son múltiples. Es posible, por ejemplo, hacer investigaciones valiosas en el sistema de la salud pública para conocer las consecuencias de los tratamientos actuales  en la mejora o no de las distintas enfermedades que presenta una población determinada, dice Bankinter en un análisis. A nivel empresarial se puede medir los patrones de compra y las características de los clientes. En el deporte, el análisis de datos prevé si un jugador puede sufrir lesiones. En la educación, esta tecnología puede contribuir al desarrollo de nuevos métodos para la enseñanza y mejorar la gestión en las escuelas.

La era de los datos masivos pone en cuestión la forma en que vivimos e interactuamos con el mundo, destacan Mayer-Schönberger y Cukier.  “La sociedad tendrá que desprenderse de parte de su obsesión por la casualidad a cambio de meras correlaciones: ya no sabremos por qué, sino qué”, agregan. De la misma forma que el telescopio nos permitió vislumbrar el universo y el microscopio nos permitió comprender los gérmenes, las nuevas técnicas de recopilación y análisis de enormes volúmenes de datos nos ayudarán a ver el sentido de nuestro mundo de una forma que apenas intuimos, explican en su publicación.

Los datos pueden ser un elemento central para promover una democracia más participativa y una administración más eficaz. Sin embargo, “también pueden utilizarse como armas para instaurar un estado de vigilancia sin precedentes”, advierte la Fundación  Telefónica.

Para John Jordan, profesor de la facultad de negocios Smeal en la Universidad Estatal de Pensilvania, EE UU, con el big data hay un mayor potencial para la invasión de la privacidad. “Suele pensarse que el control sobre la información brinda poder dentro de una organización. Claramente, quien toma las decisiones sobre lo que se analiza en la era de los grandes datos acumulará más poder”, reflexiona en un artículo publicado en The Wall Street Journal.

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