Más redes eléctricas, más crecimiento económico y mayor bienestar
Nuestras renovables y calidad de suministro atraen a industrias de todo el mundo, pero las inversiones no están a la altura y no podemos conectarles

En un momento en el que Europa se juega su competitividad industrial y su autonomía energética, España tiene una oportunidad única: convertirse, por primera vez, en una potencia industrial europea.
Y la oportunidad la estamos notando ya. En los últimos cuatro años las peticiones industriales de conexión a la red eléctrica se han multiplicado por diez. Son industrias que, atraídas por los bajos precios de la electricidad renovable y por la calidad del suministro, deciden modernizarse e invertir en España. Son desarrollo, tecnología, empleo, riqueza e impuestos en potencia. Pero hay un elemento esencial que puede convertir esta oportunidad en realidad o en fracaso: las redes eléctricas.
Las redes eléctricas son la infraestructura invisible que hace posible esta reindustrialización y modernización de la economía. La inversión en redes eléctricas es lo que nos permitirá conectar a todas esas industrias, las necesidades de digitalización y las nuevas viviendas. Sin redes, no hay electrificación. Y sin electrificación, no hay reindustrialización.
Mientras otros países europeos, como Francia, Alemania o Italia, llevan tiempo acelerando sus inversiones en redes para intentar retener a su industria, en España nos enfrentamos a una paradoja: nuestras renovables y calidad de suministro atraen a industrias de todo el mundo, pero las inversiones en redes no están a la altura y no podemos conectarles. Esta situación está generando cuellos de botella, imposibilidad de conexión de nuevos proyectos y una creciente frustración entre ciudadanos, empresas y administraciones locales.
Si no corregimos esta situación, empresas que hoy están explorando ubicaciones para sus centros de producción en España elegirán otros países que tengan redes disponibles para su conexión. Y perderemos una oportunidad que no volverá. Una oportunidad de futuro perdida por algo que sabemos hacer desde hace más de 100 años, las redes eléctricas.
España ha desarrollado en las últimas décadas una cadena de valor industrial en torno a las redes eléctricas que es referente en Europa. Fabricamos transformadores, aisladores, cables, contadores inteligentes, sistemas de control y software de gestión. Contamos con ingenierías, instaladores, centros de I+D y universidades especializadas. Esta cadena genera decenas de miles de empleos cualificados y exporta tecnología a todo el mundo. ¡Sí, exportamos tecnología!
Si no invertimos en redes y solo proponemos recortes de gastos en la infraestructura eléctrica, esta cadena desaparecerá. No solo estaríamos renunciando a atraer nueva industria y a viabilizar la existente, permitiendo su modernización, sino también a conservar la cadena industrial que ya tenemos asociada a la electricidad y que es líder mundial.
Invertir en redes no es un gasto, es una inversión estratégica para nuestro país. Contar con infraestructura eléctrica permite el desarrollo económico. Hasta ahora, la falta de infraestructura eléctrica, que frena el crecimiento económico y la inversión privada, ha sido más propia de países en desarrollo que de países desarrollados, por lo que tenemos que actuar con rapidez para cambiar las reglas que nos han llevado a esta situación y revertirla.
Además, cada euro destinado a modernizar la red genera en torno a diez euros en actividad económica, empleo y recaudación fiscal, incrementa la seguridad y autonomía de nuestro país, y refuerza la cohesión territorial. Las redes permiten atraer empresas, el desarrollo económico de las zonas rurales y democratizar el acceso y la producción de la energía.
La Comisión Europea lo ha entendido y ha situado las redes en el centro de su política. Alemania, Francia o Italia están movilizando miles de millones para reforzar sus infraestructuras eléctricas. España no puede quedarse atrás. Necesitamos un marco regulatorio que reconozca el valor estratégico de las redes en nuestro país y permita a las empresas invertir con visión de futuro y no impida el acceso a la electricidad a nadie dispuesto a invertir en nuestro país.
Apostar por las redes eléctricas es apostar por el empleo, la innovación y la competitividad. Es apostar por una España industrial, digital y conectada al futuro.
Patxi Calleja es director de Regulación de Iberdrola España.
Tendencias es un proyecto de EL PAÍS, con el que el diario aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa está patrocinada por Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, Mapfre, Novartis, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Redeia, y Santander, WPP Media y el partner estratégico Oliver Wyman.
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