Las vacunas funcionan y ya hay señales de su eficacia en España
Una prueba de sus efectos es la reducción de muertes en residencias. Otra son los estudios cada vez más concienzudos en Escocia o Israel. Análisis en la 'newsletter' de Kiko Llaneras
Buenos días. Hoy quiero hablaros de la eficacia de las vacunas, que están haciendo su magia también en España.
- ¿Nos ayudas? Reenvía esta ‘newsletter’ a amigos y contactos, o diles que pueden apuntarse aquí y recibirla cada semana 📬
La primera señal de la eficacia de las vacunas en España fue un gráfico publicado con datos de Asturias que circuló la semana pasada: en las residencias de mayores, que es donde comenzó la vacunación, las muertes estaban disminuyendo y desacoplándose de la tendencia general.
Aquí lo podéis ver:
Este dato por sí solo no sería una prueba definitiva, porque el cambio podría deberse a otra causa, pero sabiendo lo que sabemos de los ensayos de la vacuna, y de sus éxitos en Israel y otros países, es casi una confirmación. Y no es la única en España.
Los datos semanales que ofrece Cataluña también envían buenas noticias. Como me señaló Oriol Güell, los datos hace dos semanas ya mostraban un efecto en las residencias: en aquellas donde la vacunación había superado el 70%, los casos activos eran diez veces menos que en las no vacunadas. También se han reducido en un 80% las infecciones del personal sanitario vacunado. El secretario catalán de Salud Pública, Josep Maria Argimon, decía que la vacuna está evitando unas 600 muertes al mes en residencias y mostraba un gráfico con sus tasas de supervivencia: para los residentes vacunados se acerca al 100%, mientras que cerca del 2% de los residentes sin vacunar podrían haber fallecido en un mes.
Son conclusiones similares a las que extraen los miembros del grupo de investigación en Biología Computacional y Sistemas Complejos, de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). En Cataluña las muertes en residencias suponían el 30% o 40% del total, pero con la vacunación están bajando y ahora son menos del 10%. “No hay ningún otro factor que pueda explicar estas bajadas tan rápidas, fuera de los márgenes típicos de la epidemia, que no sea la vacunación”, explicaban en Twitter.
También siguen llegando datos positivos de otros países donde la vacunación va adelantada. Ya comenté que el efecto de las vacunas era evidente en Israel, pero desde entonces esas pruebas se han solidificado. El científico Eran Segal ha actualizado los datos para mostrar que los casos graves están bajando al ritmo de la vacunación por edades: el descenso es del 67% para mayores de 60 años, del 38% para gente de 50 años y del 16% para los adultos más jóvenes.
Esa misma escalera empieza a verse en Inglaterra. Mientras que en Escocia un estudio dice que las vacunas de Pfizer y AstraZeneca están reduciendo el riesgo de hospitalización de los vacunados en un 85% y 94%, respectivamente.
Van llegando estudios cada vez más exhaustivos. Por ejemplo, este trabajo recién publicado, del epidemiólogo Miguel Hernán y otros colegas de Harvard, ha estudiado minuciosamente los efectos de la vacuna de Pfizer en Israel. Sus resultados dicen que la efectividad es del 87% contra las hospitalizaciones y del 92% contra los casos severos. Y no hablamos de ensayos, sino de una observación de lo que está ocurriendo en ese país. Es decir, que no es una protección hipotética, sino una medición de la enfermedad y las muertes que se han evitado.
Estudios como esté servirán para ir resolviendo incógnitas. Como me explicaba Hernán por correo, el estudio demuestra la efectividad en todos los grupos de edad, y “contra la variante B.1.1.7 que no existía cuando se realizó el ensayo”. Además, precisa un aspecto fundamental: “Comparado con el ensayo clínico inicial, este estudio proporciona una estimación más precisa de la efectividad de la vacuna para enfermedad sintomática y enfermedad severa”.
En definitiva, los resultados en Israel —como los de Escocia, Cataluña o Asturias—, demuestran que las vacunas están protegiéndonos del coronavirus. Los bulos pueden decir otra cosa. Y siempre habrá gente dispuesta a difundirlos, porque un fallo del mercado de la atención es que mucha gente consigue más minutos si dice burradas que si dice cosas normales. Pero gracias al trabajo de mucha gente —sanitarios, administrativos y científicos—, tenemos datos elocuentes para aplacar ese ruido.
2. 🏙 La mortalidad barrio a barrio
La semana pasada publicamos un mapa interactivo de la mortalidad en España entre 1996 y 2015, con un nivel de detalle casi calle a calle. Son los principales resultados del atlas de riesgos más detallado de la historia, que ha coordinado el estadístico Miguel A. Martínez Beneito.
El estudio, como resumía mi compañero Manuel Ansede, revela enormes desigualdades incluso en la misma calle:
- "En las Tres Mil Viviendas de Sevilla, una vía de tren hace de frontera entre dos mundos. A un lado, piscinas. Al otro, con 5.000 € de renta anual, el riesgo de morir por cáncer de pulmón es un 112% superior; por cirrosis, un 214%; por EPOC, un 230%”.
- Hay un patrón que se repite: un aumento gradual del riesgo de mortalidad desde los barrios adinerados a los más desfavorecidos, con un pico en los hombres de las zonas más pobres.
- Hay algunas excepciones, como el cáncer de pulmón en las mujeres, que tiene un patrón inverso: las de los barrios ricos empezaron a fumar antes y eso elevó su mortalidad.
3. 🎲 Un juego aleatorio
Una característica del mundo moderno es que todo es muy complicado, también en el buen sentido. Puedes asomarte a cualquier tema, da igual si son los trenes o el ganchillo, y encontrarte un universo. Lo pensaba después de probar un juego de mesa, Wingspan, que consiste en coleccionar pájaros. Muchos sabréis que hay un bum de juegos de tablero desde hace años. Apenas conozco ese mundillo, pero sentí curiosidad por saber quién había diseñado el juego (Elizabeth Hargrave).
Acabé en la web de la empresa de Wingspan, donde hablan de su misión y listan los 12 principios que rigen sus diseños. Leyéndolo entiendes que crear un juego no es fácil y que quienes lo hacen se toman muchas molestias. Está en sus principios que el juego tenga “un arranque rápido y un final orgánico", que sea “intuitivo al aprenderlo y retenerlo", o que el tablero sea de un material especial, porque “son experiencias táctiles”. Dejan poco al azar: quieren que el juego permita hacer planes antes de que te llegue el turno, para que no te aburras esperando, y saben que lo ideal es que entre los jugadores haya “tensión, pero no hostilidad”, para que interactúen sin acabar enfadados.
Son juegos, pero no se los toman a broma.
¿Nos ayudas? Reenvía esta newsletter a tus contactos o diles que se apunten aquí. Puedes escribirme con pistas o comentarios a mi correo: kllaneras@elpais.es 📬.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.