Argelia cancela por segunda vez el viaje de la ministra de Exteriores española en el último momento
González Laya busca implicarse más en el Magreb y el Sahel por la migración y la seguridad
Argelia hace un segundo desplante a la ministra de Exteriores. Las autoridades del país magrebí anunciaron este mismo lunes a las españolas que no podrán recibir a Arancha González Laya este miércoles en Argel, como estaba previsto, según indican a EL PAÍS fuentes de Exteriores. La cita se aplaza en principio al 4 de marzo. La ministra de Exteriores tenía programadas reuniones entre otros con su homólogo para hablar de seguridad, migración y de una controversia que los ha enfrentado en los últimos días: el pulso por las fronteras marítimas. La ministra sí acudirá este martes a Mauritania para participar por primera vez en un encuentro de los cinco países que integran una fuerza militar en el Sahel.
González Laya ha querido abrir su agenda a los dos vecindarios que más desafíos plantean a España, el Magreb y el Sahel. En esta nueva etapa, la diplomacia española aspira a “ampliar y diversificar” los vínculos con esas regiones estratégicas, según explican fuentes de Exteriores. La visita a Argelia, sin embargo, tendrá que esperar por una cancelación de última hora. Al igual que ocurrió a finales de enero, cuando González Laya proyectó una visita a Argel justo después del tradicional primer viaje del titular de Exteriores a Marruecos, el país magrebí ha cancelado el viaje sin un motivo claro. En esta ocasión al menos han ofrecido una fecha alternativa. Si no hay novedades, el viaje finalmente se producirá el próximo 4 de marzo.
Las fuentes consultadas en Exteriores aseguran que el ministro argelino de Exteriores, Sabri Bukadum, alega que tiene que acompañar ese día a su primer ministro a un viaje oficial y que por eso no puede recibir a González Laya. Resulta extraño que las autoridades argelinas no contaran ya con este viaje de su mandatario cuando se organizó la agenda que incluía el encuentro con González Laya, hace apenas unos días.
En Argel, Exteriores pretendía abordar “temas de gran interés y sensibles como la gestión de los flujos migratorios, la lucha contra el terrorismo o la energía”, explican fuentes del ministerio. Más polémico resulta otro asunto con el que la diplomacia española contaba también para este desplazamiento: la fijación de aguas de explotación económica. Argelia aprobó por decreto, hace casi dos años, una delimitación de sus aguas que se solapa con aguas españolas en Baleares, aunque el problema ha trascendido ahora. El Gobierno español propondrá iniciar una negociación para tratar de llegar a un acuerdo.
Argelia constituye el segundo socio magrebí más importante después de Marruecos y suministra a España la mitad del gas que importa. Este país, que pese a su cercanía con España no tenía rutas migratorias tan relevantes como las marroquíes en la era de mandato férreo de Abdelaziz Buteflika, es ahora, además, terreno abonado para las mafias. Entre septiembre y octubre del año pasado más del 40% de los migrantes arribados a las costas del Mediterráneo occidental procedían de Argelia, según datos de Frontex, la agencia de fronteras de la UE. Y el ejercicio se cerró con los argelinos como segunda nacionalidad más numerosa en las llegadas, cuando en 2018 representaban la cuarta.
Más allá del Magreb, buena parte de la seguridad europea —y en particular de la española— se juega en la franja africana del Sahel. “No le oculto que este es un riesgo para España y para Europa que hemos de tomarnos en serio”, admitió la ministra el pasado jueves en el Congreso al ser preguntada por la posición del Gobierno hacia el Sahel. Aunque constituye el país con más tropas desplegadas en esa zona después de Francia, España ha tenido mucha menor implicación política que su vecino en los proyectos surgidos para apaciguar la región. Este martes será la primera vez que la cúpula de Exteriores participe en estos foros. Anteriormente había habido presencia, pero de menor rango. Al encuentro también acudirá el ministro francés, Jean-Yves Le Drian, así como altos cargos europeos y de organizaciones como el Banco Mundial.
Una zona prioritaria
El Sahel constituye una zona “prioritaria para España en la que se despliegan desde hace años esfuerzos y recursos”, explican fuentes de Exteriores, que no aclaran si la ministra tiene intención de comprometer apoyo adicional en esta gira. El Ejército español tiene desplegados unos 350 militares en Malí y la Guardia Civil dirige un proyecto de entrenamiento en varios países de la región. Además, España presta apoyo continuado en la vigilancia marítima de Mauritania. A finales de 2018, el Gobierno acordó destinar 85 millones de euros en una conferencia de donantes del G5, la alianza que integran Níger, Malí, Mauritania, Burkina Faso y Chad para hacer frente a los desafíos de seguridad de la región y que celebra este martes una cumbre de jefes de Estado en Mauritania.
En ese país africano, adonde acude invitada por el Gobierno, González Laya tiene una doble agenda. Además de la reunión de la fuerza del G5 Sahel y de la Alianza Sahel, una iniciativa europea para el desarrollo de la región y en la que España sí participa directamente, la ministra se verá con las autoridades del país en la capital, Nuakchot. El desafío migratorio será uno de los principales asuntos de discusión. Fuentes diplomáticas admiten preocupación por la evolución de las llegadas a través de una ruta que llevaba años prácticamente sellada: la de Mauritania hacia Canarias. Las llegadas a las islas sumaron el año pasado 2.698. Este año, hasta el 14 de febrero se habían registrado más de 1.000, según datos de Interior. Los acuerdos de pesca, que permiten a barcos europeos faenar en las aguas de este país, también constituyen un asunto de interés mutuo.
Junto a las autoridades mauritanas, la jefa de la diplomacia aprovechará la presencia de los mandatarios de otros Estados sahelianos para tratar asuntos muy similares, particularmente las amenazas de seguridad y las migraciones.
En ese diálogo migratorio, los países terceros suelen pedir vías legales para llegar a España. Disponer de un plan realista constituye un incentivo para frenar las salidas irregulares. González Laya parece dispuesta a desarrollar esta fórmula. "En países como el nuestro, que es de destino, se puede hacer mejor, abriendo vías legales de migración y buscando mecanismos para insertar esta población en nuestro mercado laboral", ilustró la ministra en su primera comparecencia en el Congreso.
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