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Detenido Kiko ‘el fuerte’, el narco que se independizó de los Castaña en Cádiz

El traficante ha caído en una macrooperación junto a otros 17 detenidos de su banda

Jesús A. Cañas
Guardia civil en una imagen de archivo.
Guardia civil en una imagen de archivo.EP

Kiko el fuerte es uno de esos personajes que pueblan el nomenclátor de los submundos del hachís. Es uno de esos narcos del Campo de Gibraltar de los que basta con evocar su mote en la calle para saber su filiación, su zona de influencia, el aparente destino que daba a los beneficios de la droga e, incluso, sus aficiones. A el fuerte, de algo menos de 45 años, se le conocía así por su culto al cuerpo y de él se sabía que estuvo a las órdenes de los poderosos Castaña, hasta que se hizo grande montándoselo por su cuenta.

Creció hasta hacerse “muy fuerte” —según aseguran fuentes judiciales— tanto como su mote y su apariencia. Pero este miércoles ha firmado su caída —al menos momentánea— con una detención que ni él mismo se esperaba. Hasta 150 agentes de la Guardia Civil —dirigidos Organismo de Coordinación del Narcotráfico (OCON Sur) de Sevilla— han tenido que desplegarse entre las provincias de Cádiz y Málaga para apresar a Kiko y a los otros 17 miembros de su banda que, de momento, han caído en la denominada Operación Fortín.

“Era muy bravo, no se creía que le íbamos a coger”, asegura uno de los agentes que está participando en un dispositivo que, antes del alba, se ha extendido por las localidades de La Línea de la Concepción (Cádiz), Marbella y Estepona (en Málaga). En los diferentes registros, los guardias civiles han localizado vehículos de alta gama, embarcaciones de lujo, droga y dinero en efectivo cuya cuantía aún ha trascendido.

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Kiko se dedica desde hace años al narcotráfico más clásico del Campo de Gibraltar, ese que mueve grandes cantidades hachís en fardos, traídos desde Marruecos a bordo de potentes embarcaciones semirrígidas. Pero antes de ser uno de los narcos más potentes de la zona en el que ahora se ha convertido, comenzó su andadura a la sombra de los mejores del negocio. El fuerte “trabajó y estuvo a sueldo de los Castañas —los hermanos Tejón considerados los reyes del hachís—”, según apunta un agente de la zona y refrenda una fuente judicial que prefiere mantenerse en el anonimato.

“Él, entonces, no tenía la logística que tenían ellos [por los Castaña] porque lo suyo era más de guarderías [sitios en los que se esconde la droga] o puntos [informantes que avisan de la presencia de policía]. Así fue como se hizo de oro”, explica el mismo investigador. Además de dedicarse a su cuerpo, Kiko decidió invertir en la compra de terrenos y propiedades inmobiliarias y en abrir gimnasios en La Línea, donde solía residir. Aunque tiene antecedentes, se construyó además una coartada de vecino modesto que pasa desapercibido, aunque en las barriadas de La Atunara o El Zabal muchos sabían de sus negocios turbios.

“Es uno de esos que parece que no tiene nada, al que luego ves sellando el cartón del paro y después tiene un patrimonio impresionante”, señala el agente. Buena parte de esos grandes bienes estaban ocultos a la vista de curiosos tras las altas tapias de una finca en el camino de la Sobrevela, en la barriada linense rural de El Zabal. Ese ha sido uno de los escenarios de los registros a los que han acudido agentes acompañados de perros rastreadores especializados en la detección de droga o dinero, según ha explicado el medio local Europa Sur.

La finca, protegida con cámaras de vigilancia, ocultaba tras el portón diversas edificaciones y viviendas, según apunta el mismo agente de la localidad. La propiedad se levanta además a escasos 300 metros de otra cuya titularidad se atribuye a sus antiguos jefes, los Castañas. Puede que, desde esa casa cercana, Isco Tejón, el hermano mayor del famoso clan, haya visto hoy la caída del que, antaño, fue su empleado. En esa finca o en cualquiera de las casas que los agentes creen que posee —se le atribuye un patrimonio de más de 20 millones de euros— reposa con tranquilidad después de haber conseguido una libertad bajo fianza que aún escandaliza a los agentes y fiscales que siguen empeñados en poner fin a las andanzas del narco campogibratareño.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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