Gobierno de coalición, ahora sí
Los socialistas pierden fuerza y todos sus posibles socios salen debilitados de los comicios
¿De quién fue la idea? ¿Quién es el responsable de la opción arriesgada de llamar a las urnas? Son muchas las preguntas a las que va a tener que responder el PSOE y su secretario general, Pedro Sánchez, al haber decidido convocar elecciones y tirar la toalla en sus intentos de formar una mayoría parlamentaria en el mes de septiembre.
El resultado de esta noche no es en absoluto favorable para el PSOE, aunque el primer discurso de Sánchez fue para felicitarse por haber ganado las elecciones. Así ha sido, aunque se hayan dejado en el camino más de 700.000 votos y la mayoría absoluta en el Senado. Pero eso no es lo más importante, según reconocían esta noche interlocutores socialistas. Lo es la plasmación de un Parlamento aún más fragmentado, con incorporaciones de actores cuya razón de ser no es precisamente colaborar o propiciar la estabilidad del país.
Han fallado todas las previsiones de los estrategas socialistas: esto es, la convicción de que desde La Moncloa, con un discurso de moderación, presidencial, institucional, se tenía ya mucho ganado para convencer de que las elecciones eran lo más conveniente. Desde la presidencia, pensaban estos estrategas, necesariamente se transmitiría un plus de eficacia y capacidad, tanto para hacer frente a la desaceleración económica como a la crisis territorial.
No ha sido así. Los ciudadanos, aunque han dado un apoyo relevante al PSOE y le han colocado como primera fuerza y ganadora de las elecciones, no han acudido en masa a apoyar esa opción. El mensaje de seguridad y estabilidad que ofrecía Pedro Sánchez ha encajado mal con los disturbios en Cataluña y, sobre todo, con la actitud desafiante de los políticos independentistas catalanes. Fue una opción arriesgada mantener la posición de dureza con Unidas Podemos, aunque había elementos sólidos para ese rechazo, y confiar en que los ciudadanos le iban a entender y apoyar. Sus posibles socios han salido debilitados de este envite, ya sea Unidas Podemos o Ciudadanos, que en las últimas horas se ofreció a propiciar un Gobierno.
Sánchez llamará en las próximas horas a los líderes de otros partidos políticos. “Mi empeño es que esta vez sí o sí vamos a hacer un Gobierno progresista. Los españoles han dicho que quieren un Gobierno que dependa de varias fuerzas políticas”, dijo esta noche. Esta aseveración habrá que traducirla pero hay muchas pistas. “Con Iglesias sí, con Casado no”. Eso gritaban algunos militantes en la puerta de la sede de su partido. Les hizo caso hace siete meses, cuando le instaron a que no pactara con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Ahora es muy posible que también les atienda y sí trabaje por un Gobierno de coalición.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.