_
_
_
_

Muere Ascensión Mendieta, la mujer que recorrió 10.000 kilómetros para abrir la fosa de su padre

Una orden de la justicia argentina y donaciones extranjeras permitieron que recuperara los restos de Timoteo, fusilado en 1939

Natalia Junquera
Ascensión Mendieta observa los trabajos de exhumación de la fosa donde se buscaban los restos de su padre, fusilado en 1939.
Ascensión Mendieta observa los trabajos de exhumación de la fosa donde se buscaban los restos de su padre, fusilado en 1939.BERNARDO PÉREZ

Entre los hijos de los miles de fusilados del franquismo que buscaron a sus padres por fosas y cunetas, Ascensión Mendieta se hizo célebre porque cumplió los 88 años subida a un avión a Buenos Aires para rogar a una juez argentina, María Servini de Cubría, que la ayudara a recuperar los restos de Timoteo, asesinado el 15 de noviembre de 1939 y arrojado a una fosa común en el cementerio de Guadalajara. Tras un primer intento fallido, Ascensión logró en 2017 cumplir un deseo que había ocupado toda su vida a los 91 años gracias a un exhumación ordenada en un juzgado a 10.000 kilómetros del crimen y financiada con donaciones extranjeras (como la de un sindicato de electricistas noruego) a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. La mujer ha muerto a los 92 años habiendo logrado enterrar dignamente a su padre y después de ayudar a otras 30 familias a recuperar también los restos de sus seres queridos.

"Yo quiero que me entierren con él", repitió durante los años que dedicó a intentar abrir esa fosa. Sus hijos, Chon, Paco y Pilar, cumplirán ahora esa última voluntad. Timoteo Mendieta fue enterrado en julio de 2017 en Madrid, bajo una lápida con su nombre y apellidos después de que Ascensión atravesara un pasillo de aplausos hasta la tumba.

Más información
Ascensión Mendieta recupera a los 91 años los restos de su padre, fusilado en 1939
"Yo quiero que me entierren con él"
El franquismo, en el banquillo

Timoteo Mendieta era carnicero y presidente de UGT en su pueblo, Sacedón (Guadalajara). Tenía siete hijos el día que lo mataron; el más pequeño aún no caminaba. Ascensión lo vio por última vez con 13 años. "Ahora puedo morirme tranquila", dijo el día que, por fin, recuperó sus restos. Solo le dolía no haber podido compartir ese momento con su madre,  María, que se casó con Timoteo en contra de su familia, que no quería un yerno de izquierdas; y con su hermana Paz, que la acompañó a muchas manifestaciones para pedir que se abrieran las fosas del franquismo hasta que murió, en 2012.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_