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Las muertes en carretera registran un leve descenso, el primero desde 2013

En 2018 fallecieron 1.806 personas, 24 menos que en 2017, aunque suben los atropellos y las víctimas de más de 65 años

Un tramo de la A-3, a su paso por Madrid. En vídeo: declaraciones del director general de la DGT, Pere Navarro.Vídeo: KIKE PARA

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha anunciado este lunes un descenso de las muertes en accidentes de tráfico por primera vez desde 2013, cuando se produjo el mínimo histórico de víctimas en las carreteras (1.680). En 2018 perecieron 1.806 personas frente a las 1.830 que lo hicieron en 2017. Sin embargo, los colectivos de víctimas y los expertos en seguridad vial advierten de que la bajada es “insuficiente” y que “se puede deber al azar”. El propio director del organismo público, Pere Navarro, es consciente de que 24 muertos menos “es muy poco”.

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Las víctimas saludan que en 2018 haya 24 familias rotas menos, pero advierten de que aún queda mucho por hacer, especialmente en las ciudades. “Los Ayuntamientos deben proteger mejor a los colectivos vulnerables, como los peatones, porque han dejado de lado la seguridad vial”, protesta Francisco Canes, presidente de la Asociación DIA de Víctimas de Accidentes de Tráfico, quien tacha de “insuficiente” el descenso y reclama más inversión para vigilar las carreteras con más agentes. Tampoco derrochan optimismo los entendidos en seguridad vial. Ramón Ledesma, experto de la consultora Pons en la materia, asegura que “los datos demuestran que se mantiene la tarifa plana de mortalidad y que en los últimos años no se ha producido ni un ascenso ni un descenso significativos, superior o inferior al 5%”, por lo que “no se puede hablar de cambio de tendencia”.

El director de la DGT, Pere Navarro, coincide en que queda por hacer para romper el suelo de hace cuatro años. “Tenemos que seguir implementando medidas que pongan freno a la accidentalidad y hay que centrarse en las carreteras convencionales, la velocidad, las distracciones y los mayores”, indicó Navarro, quien valoró el dato a pesar de que los desplazamientos de largo recorrido hayan aumentado un 1,9% respecto al año pasado y de que haya más vehículos circulando.

España tiene una tasa de 39 fallecidos por millón de habitantes, lo que la sitúa por debajo de la media de la UE, al nivel de Alemania, pero con mayor mortalidad que cinco países: Reino Unido, Dinamarca, Irlanda, Suecia y Países Bajos.

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La radiografía de la accidentalidad en 2018 es bastante clara. Aunque la mayoría de los accidentes con víctimas (heridos leves o graves) se producen en las ciudades, es en las vías interurbanas donde, por el exceso de velocidad, hay más muertos. El 73% de los decesos (un total de 1.317) se produjeron en carreteras convencionales. La salida de vía sigue siendo el tipo de accidente en el que perecen más personas con el 38%, seguido del choque frontal (27%).

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A pesar de la leve mejora, hay dos datos “preocupantes” para Navarro. El primero es el que se refiere a los colectivos vulnerables, es decir: peatones, ciclistas y ciclomotoristas, quienes representan ya el 48% de las víctimas mortales, un 2% más que en 2017. A pesar de que es una tendencia presente en toda Europa, debido al auge de nuevas formas de movilidad como el patinete eléctrico, en España preocupa especialmente el aumento de los atropellos en carreteras interurbanas, que subieron un 45% y provocaron 149 fallecidos.

El aumento de muertes en las ciudades lleva a Ledesma a reclamar a los Consistorios acciones concretas para prevenirlos, ya que estos, reprocha, “han abandonado” la seguridad vial. “Hay que reducir el parque de vehículos y fijarles un límite de 30 kilómetros por hora para reducir las consecuencias de los alcances y atropellos”, zanja este abogado.

Y el segundo dato que preocupa es el repunte de muertes entre quienes tienen 65 años o más: 496, 31 más que en 2017. Este grupo supone el 27% del total de fallecidos y la mayoría son conductores. Algo que la DGT achaca al envejecimiento de la población. Las distracciones siguen siendo la primera causa de accidente (32%), seguido del exceso de velocidad (22%) y el alcohol y las drogas (21%).

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