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Minutitos de oro

Sin alcaldables famosos ni alardes técnicos, las teles locales emiten debates a veces más amenos que los de las grandes plazas, véase Barcelona ‘versus’ Puertollano

Un momento del debate entre los candidatos a la alcaldía de Puertollano (Ciudad Real), moderado por Julián Camacho en el canal provincial ImásTV.
Un momento del debate entre los candidatos a la alcaldía de Puertollano (Ciudad Real), moderado por Julián Camacho en el canal provincial ImásTV.

Durante el debate, ante la presión del contrincante, el alcaldable socialista saca un as de la manga: “Yo tengo un amigo y se llama Pedro Sánchez”. La carta “mi primo el de Zumosol” la usaron este martes Jaume Collboni, que se presenta en Barcelona, e Isabel Rodríguez, que lo hace en Puertollano (Ciudad Real), en TV3 e ImásTV respectivamente.

Fue una de las semejanzas entre dos debates con muchas diferencias. La primera: el de TV3 (la televisión pública catalana) se vendió como “el decisivo”, “el definitivo”, “el último debate”; mientras que el del canal provincial ImásTV era “el primero” de la historia del séptimo municipio más poblado de Castilla-La Mancha (47.881 personas). Como gancho, no hay color.

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Esta campaña ha cebado a los espectadores con duelos televisivos llenos de morbo; pero, lejos del foco, decenas de cadenas locales han emitido infinidad de debates (solo en ImásTV, nueve) entre alcaldables de pueblos y ciudades pequeñas, que, sin candidatos rockstars ni alardes técnicos, resultan a veces más entretenidos que los de las grandes plazas.

Vistos los de Barcelona y Puertollano por alguien que no vive en ninguna de las dos ciudades, ganó el castellano-manchego. Fue menos aburrido, sobre todo porque duró menos (hora y media, frente a casi tres) y se emitió en un horario razonable (las diez de la mañana, no de la noche, y encima lo repitió a las 21.00). Ya podrían aprender las grandes cadenas, la gente tiene sueño y los periodistas horas de cierre. Esta noche, Telemadrid emite el suyo, pero para esta crónica, no llegamos (pueden leer cómo fue aquí).

Las cuitas puertollanenses fueron más amenas por novedosas. Frente al raca-raca del procés y la república, la inseguridad y la burbuja inmobiliaria... el agujero en la valla del Punto Limpio o que haya más ratas que patos en el Parque de los Patos resultaron de lo más refrescante (para el que no las sufre, claro). Incluso los insultos sonaron nuevos. En TV3 Collboni le dijo a Colau que hablaba “como una independentista”. Se lo dijo otra vez. En ImásTV, el de Cs le soltó a la socialista que si vivía “en Los Mundos de Yupi o en Matrix”, y también que le pesaba la “mochila” de 40 años del PSOE en el Ayuntamiento (escándalo de corrupción incluido).

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Aun así, a ella se le notaron las tablas. Lleva ocho años de diputada en Madrid. Miraba a cámara, pasando un poco de los demás, para dirigirse al votante. Fue la más pro, con menos nervios y campechanía que sus compañeros. Se notaba que el de Cs y el de IU tenían buen rollo a pesar de todo. En Barcelona, cero rollito entre ninguno.

Manuel Valls, con Ada Colau al fondo, en el debate entre los candidatos a la alcaldía de Barcelona organizado por TV3.
Manuel Valls, con Ada Colau al fondo, en el debate entre los candidatos a la alcaldía de Barcelona organizado por TV3.Albert Garcia

A favor de TV3, su plató brilló con fondos y atriles retroiluminados. Una infografía mostraba el tiempo consumido por los siete participantes. ImásTV —donde trabajan 39 personas— usó un formato menos dinámico: intervenciones estancas para que solo hiciese falta un cronómetro. Estaban los cuatro partidos con ediles (PSOE, PP, Cs, IU-Podemos). Vox, Partido Ibérico, Vecinos de Puertollano y Unidad Castellana debatieron al día siguiente, porque ocho en plató “es un guirigay”, según Julián Camacho, director del medio y moderador del evento.

Él estuvo bien, afable y ecuánime, reprendiendo a los políticos “porque se puede interpelar, pero no interrumpir”. Lo mismo que hizo en TV3 Ariadna Oltra con los suyos. Cuando Ernest Maragall (ERC), entrada la tercera hora, amenazó con estar preparado para seguir si hacía falta, le soltó: “El que no está preparado es el espectador”. Amén, Ariadna.

Ninguno de los 11 candidatos sacó cosas, apenas una foto o un recorte de prensa, nada rompedor como móviles apagados, rollos de papel o una tesis. Todos se dijeron “déjeme hablar”, pero estuvieron moderados y no hubo heridos graves. Se habló de España, más en Barcelona, pero también en Puertollano. “En Madrid los suyos pactan con proetarras”, le vino a decir el de Ciudadanos a la socialista. Ella contestó que tenía compañeros asesinados. Los del PP, empresario el catalán y profesor de música el castellano-manchego, llevaban una pulsera de banderita.

En ambos platós hubo una anécdota parecida. A los que venían de fuera —el francés Valls y la exdiputada socialista— se les reprochó no conocer la ciudad. Ambos se defendieron apelando a lo personal: “Yo he parido aquí”, la de Puertollano. “Mi hermana vive aquí de siempre, y la vi caer en la droga”, Valls.

A la salida todos los candidatos se mostraron muy satisfechos con sus intervenciones. Pero eso no es exclusivo de estos dos debates, pasa en todos. Quedan tres días.

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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