Vox prefiere imponer su agenda a entrar en gobiernos de coalición
El partido de Abascal se volcará en Ceuta, única capital donde es fuerza hegemónica de la derecha
Vox espera que sus votos sean decisivos, tras el 26 de mayo, para decidir el signo de un buen número de comunidades autónomas y ayuntamientos. Y tendrá que decidir entonces si, como ha hecho en Andalucía, se conforma con apoyar desde fuera un gobierno de derechas o exige "tocar poder", como ya están haciendo Ciudadanos y Podemos, los dos nuevos partidos que le precedieron en la ruptura del bipartidismo.
Los dirigentes de Vox, empezando por sus dos candidatos por Madrid, Rocío Monasterio (Comunidad) y Javier Ortega (Ayuntamiento), dan por hecho que, si las tres derechas suman suficientes votos, se unirán para desbancar a la izquierda. Pero eluden precisar si condicionan su apoyo a formar parte de dichos gobiernos.
"Eso es algo que, en su momento, decidirá el Comité Ejecutivo Nacional", zanja Javier Ortega. “Se analizará caso por caso, según las circunstancias de cada sitio”, añaden otros miembros de la dirección.
Aunque Abascal y los suyos no pierden ocasión de denunciar los incumplimientos del presidente andaluz, Juanma Moreno, nadie en su entorno se arrepiente de la experiencia andaluza. Fuentes de la dirección de Vox admiten que, si hubieran entrado en la Junta, a estas alturas habrían tenido que hacer concesiones en sus principios y dejarse muchos pelos en la gatera. "Ni siquiera hemos firmado un pacto de legislatura, solo de investidura. Tenemos las manos libres", añaden las mismas fuentes.
Tras haber obtenido más de 2,7 millones de votos en las generales, la inicial decepción por no cumplir las expectativas ha dado paso a una valoración más positiva y realista de los resultados. El partido de Abascal cree que tiene margen de crecimiento, especialmente entre los electores del PP, desconcertados por los "bandazos de Casado". Y sus dirigentes consideran que el mejor lugar para rentabilizar ese desgaste es desde fuera de los gobiernos. Este planteamiento tiene una excepción: aquellas instituciones donde Vox pueda hacerse con el bastón de mando.
Sancionada una militante que pide el voto para Casado
María Concepción Farto, excoordinadora de Vox en el distrito madrileño de Chamberí, ha sido sancionada con un año de suspensión de militancia. La sanción le fue comunicada el lunes, al día siguiente de que se hiciera público un manifiesto que asegura que Vox se ha convertido “en un chiringuito para mayor gloria y sustento de Santiago Abascal” y llama a votar unidos con “el nuevo PP” de Pablo Casado. El manifiesto lo firman, además de la sancionada, siete excargos internos de Vox, incluido su exvicepresidente primero Juan Luis Jara. Formalmente, la expulsión temporal no le ha sido impuesta por suscribir el manifiesto, sino por una serie de tuits críticos. Y sorprendentemente la resolución del expediente no la firma el Comité de Garantías, sino el Electoral. En realidad, da igual porque son las mismas personas. Lo preocupante es que nadie sabe quiénes son.
Para un partido nuevo, escaso de cuadros, las elecciones municipales son el escenario menos propicio. Vox carece de experiencia de gestión y de líderes locales con prestigio. Tras haber eliminado las primarias por desconfianza en sus propias bases y haber fichado a un buen número de tránsfugas (algunos incluso simultáneos, como el bicandidato, que se presentaba por Vox en Manresa y por Cs en Berga), solo ha logrado presentar listas en el 56% de los municipios de Madrid, el 21% de los de Toledo o el 20% de los de Andalucía. En Cataluña o Galicia, su presencia es testimonial: poco más del 4% de los municipios. En el País Vasco han reclutado voluntarios de fuera de la comunidad para completar media docena de candidaturas.
Hay municipios, sin embargo, donde Vox ha sido la primera fuerza; entre ellos, El Ejido (Almería), con 85.000 habitantes, donde ha tenido el 30% de los votos. Y una capital, Ceuta, donde no ha sido el partido más votado, pero sí la fuerza hegemónica de las tres derechas. "Nos volcaremos en Ceuta", anuncian fuentes de la dirección. Si se repitieran los resultados de las generales, Vox confía en que PP y Cs le den la presidencia-alcaldía de la ciudad frente al PSOE. No solo obtendría su más alto puesto institucional, sino un laboratorio donde demostrar cómo sería un gobierno de Vox.
Vox ha nombrado a un mismo director de campaña para la triple cita electoral (europeas, autonómicas y muncipales), su responsable de Relaciones Exteriores, Iván Espinosa de los Monteros, aunque con diferentes lemas. Para las europeas, "En Europa, por España; y para las territoriales, "Tu voz en...", seguido del nombre del municipio o comunidad autónoma.
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