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Duelo en el mítico Estudio 1

En el enfrentamiento a cuatro de RTVE todo ha sido fortuito, inopinado, fruto del destino

Los cuatro candidatos junto a sus asesores, momentos antes del comenzar el debate. En vídeo, el minuto inicial de Rivera.Vídeo: JuanJo Martín (efe) | epv
Rosario G. Gómez

El mítico Estudio 1 de Prado del Rey, uno de los más grandes del mundo, acogió en otros tiempos las grandes funciones dramáticas de TVE. Hace varios años tuvo que cerrar sus puertas para someterlo a un complejo proceso de desamiantado. Este lunes, con un suelo brillante y un decorado moderno y sobrio, fue el escenario del primero de los dos debates a cuatro de esta campaña.

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El azar tiene mucho que ver con los debates electorales, aunque algunos partidos lo acepten a regañadientes. El sorteo determina la posición de los candidatos en el plató, el orden de intervención, quién abre y quién cierra cada bloque. En el enfrentamiento a cuatro de RTVE todo ha sido fortuito, inopinado, fruto del destino. Incluso la hora de acceso a las instalaciones de RTVE determinada por la suerte.

Amenazaba lluvia. Los candidatos fueron llegando a las instalaciones de Prado Rey en el orden previsto. Al PP le tocó presentarse el primero y acató el compromiso sin necesidad de recurrir ante la Junta Electoral Central. Acompañado por su esposa y muy sonriente, Pablo Casado saludó a los anfitriones. En el comité de bienvenida estaban la administradora única de RTVE, Rosa María Mateo; el director de TVE, Eladio Jareño, y la directora de RNE, Lourdes Zuriaga. “Os conocéis de los Goya”, recordó Casado, y ya ubicado en su puesto para la foto oficial preguntó: “¿Soy el primero, no?”. A continuación llegó Albert Rivera, con semblante más serio y cierta prisa. Pedro Sánchez, el tercero en acudir admitió ante del enjambre de periodistas que tenía enfrente que llegaba con los lógicos nervios pero con ganas de debatir. El último en pisar Prado del Rey fue un Pablo Iglesias que se confesó “animado” para confrontar ideas y propuestas.

Posaron para los fotógrafos como estrellas de cine y rápidamente se dirigieron a sus camerinos para reunirse con sus asesores y pasar por el obligado set de maquillaje. Todos saben que no se puede cometer el error de Nixon, que declinó el retoque cosmético y eso le llevó a perder su enfrentamiento contra Kennedy, radiante durante todo el programa.

Ya en el plató, los candidatos saludaron al moderador, Xabier Fortes, y entraron en faena. No tuvieron piedad con la cadena anfitriona. Rivera abrió el debate en tromba para arremeter contra la administradora única de RTVE por haber propuesto un cambio en la fecha del debate para hacerlo coincidir con el que Atresmedia tiene previsto para este martes. El líder de Ciudadanos dedicó su primer minuto a recordar que el programa se estaba celebrando de milagro y de paso pedir la dimisión de Rosa María Mateo. Iglesias aprovechó esta “crisis de los debates” para recordar que la televisión pública no debe ser el brazo de un Gobierno y reclamar que los encuentros televisivos se regulen durante las campañas.

Para este debate, TVE modificó ligeramente el decorado respecto al que el martes pasado acogió el formato a seis en el mismo estudio. Las pantallas del decorado proyectaban unos fondos alimentados por un “sin fin” que en ocasiones distraía la atención del espectador. Pese a que los tiempos de intervención estaban tasados y, cronometrados por árbitros de baloncesto, el debate fue fluido, con interrupciones entre los adversarios, ritmo televisivo y pulso periodístico. Los candidatos son grandes oradores y están acostumbrados a los platós. Antes de acceder a la secretaría general del PSOE, Pedro Sánchez participó asiduamente en tertulias políticas; Pablo Iglesias tenía en La Tuerka su propio programa de entrevistas; Pablo Casado ha sido vicesecretario general de Comunicación del PP y Albert Rivera ganó en 2001 la Liga Nacional de Debate Universitario celebrada en Salamanca. Pese a todo, los aspirantes han eludido a menudo mirar a cámara, la manera más directa y eficaz de colocar un mensaje.

El de RTVE ha sido el primero de los dos duelos televisivos de los cuatro aspirantes a La Moncloa. Este martes será un día para repasar aciertos y enmendar errores ante el choque de vuelta en Atresmedia. Como en los partidos de fútbol, tan importante es el debate como el posdebate. Sus coletazos pueden ser eternos.

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