Condenado por evadir impuestos uno de los acusados por la mayor trama de blanqueo de la mafia rusa
Salikov, absuelto en la investigación principal, es sentenciado a cárcel por evitar el pago del IRPF a través de una de las empresas sospechosas
El recuerdo de Al Capone, condenado en 1931 en Estados Unidos por evasión de impuestos, sobrevuela a Jurij Salikov. Absuelto el pasado octubre en el juicio celebrado tras la mayor investigación contra el blanqueo de capitales de la mafia rusa impulsada en España, Salikov no ha podido eludir ahora una pena de cárcel. A raíz de una pieza separada derivada de esa misma investigación, la Sección Tercera de la Audiencia Nacional lo acaba de sentenciar a un año y tres meses de prisión por un delito contra la Hacienda Pública. Según ha considerado probado el órgano judicial, que resolvió hace medio año que no se habían acreditado los vínculos con las organizaciones criminales Tambovskaya y Malishevskaya, el acusado no declaró en 2002 más de 2,2 millones de euros de ingresos.
La pista del dinero ha resultado fatal para Salikov, a quien la Fiscalía situó dentro del núcleo duro de la supuesta red de blanqueo de capitales desmantelada con la Operación Troika en 2008. Según consta en la resolución, fechada el pasado 4 de abril, los magistrados de la Sección Tercera concluyen que el procesado utilizó a la empresa Sunstar Inversiones —también investigada en la causa principal contra la mafia rusa y creada en 1998 por él mismo y Gennadios Petrov, considerado por la Policía como el jefe del clan y declarado en rebeldía por la Audiencia Nacional— con el fin de ocultar sus ingresos.
La sentencia detalla cómo, para "evitar la declaración ante la Hacienda Pública", Salikov "simuló" tres préstamos que empleó en ampliaciones de capital de Sunstar por valor de 2,4 millones de euros —uno de ellos, procedente de su padre—. Pero la resolución pone en duda la existencia de esos préstamos y recalca que, "gracias a esas ampliaciones", Sunstar construyó la casa que figura como único bien inmovilizado de la sociedad, donde precisamente residía el acusado con su familia. Una vivienda localizada en el municipio de Calvià, en la isla de Mallorca (Baleares), construida sobre un solar adquirido por 318.536,41 euros en el año 2000 y sobre el que se edificó un inmueble valorado en 751.265,13 euros, según detalla la sentencia de la Operación Troika.
Esta fórmula permitió a Salikov evitar el pago de una cuota de 938.235 euros en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), según considera probada la sentencia de la Audiencia Nacional del pasado 4 de abril, que lo condena a devolver esa cantidad a Hacienda y a pagar una multa adicional de más de 469.000 euros. Eso sí, en la resolución absolutoria del pasado octubre, la Sala de la Penal ya subrayó que no había quedado probado que todas esas operaciones se realizaran con "dinero obtenido por la actividad criminal de las sociedades Tambovskaya y Malyshevskaya".
Nacido en 1952 y con pasaporte alemán, Salikov fue detenido en 2008 en el marco de la Operación Troika, dirigida por Baltasar Garzón. Pasó en prisión casi un año. Hasta que, según mantuvo la Fiscalía en el juicio, la propia mafia rusa le pagó los 600.000 euros de fianza. Finalmente, pese a la petición de tres años de cárcel del ministerio público, resultó absuelto de la causa principal el pasado octubre, donde se consideró acreditado que el ahora condenado por evadir impuestos había desembarcado en España en la década de los noventa de forma paralela a los principales implicados en la trama: entre ellos, Petrov, asentado primero en la Costa del Sol.
"Todos ellos se conocían y desarrollaron, tanto en España como en el extranjero, actividades empresariales: crearon sociedades mercantiles y recibieron capitales procedentes de cuentas bancarias abiertas en distintos países que invirtieron en España", subrayaron el pasado octubre los magistrados de la Audiencia Nacional, que no consideraron probados los vínculos con Tambovskaa y Malyshevskaya, pero sí admitieron que las operaciones en las que invirtieron los acusados eran "muy raras, antieconómicas o poco convencionales", y que parte de los fondos que emplearon procedía de paraísos fiscales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.