Entre la suspensión de la autonomía y el referéndum
La derecha y el nacionalismo catalán son los que más apuestan por poner el conflicto político en el debate electoral
Las consecuencias de la carrera independentista en Cataluña son la columna vertebral de la campaña electoral de las derechas y del nacionalismo catalán. Así lo confirman los programas de los partidos y así lo corroboran las expertas consultadas por EL PAÍS. Mientras que en esta cuestión las propuestas del PP y Cs son numerosas, concretas y la mayoría punitivas, las del PSOE son vagas y las de Unidas Podemos, escuetas. PP, Cs y Vox están de acuerdo en suspender la autonomía; el PSOE plantea avanzar en el autogobierno —sin precisar más— y Podemos apuesta por negociar un referéndum de autodeterminación.
“Históricamente, en España, el predominio del eje nacionalista ha beneficiado a la derecha, y el predominio del eje socioeconómico ha beneficiado electoralmente a la izquierda. No es sorprendente que desde los partidos de derecha se esté poniendo tanto énfasis en que sea el eje nacionalista el que predomine en la campaña”, resume María Antonia Ruiz Jiménez, profesora del Departamento de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide.
Silvia Claveria, investigadora de la Universidad Carlos III, subraya que los barómetros del CIS indican un declive de la preocupación ciudadana por el rompecabezas catalán: en octubre de 2017, un 28% de los españoles consideraba la separación de Cataluña como uno de los tres problemas más graves que sufría el país; en febrero de 2019, el porcentaje había caído al 7,1%. Pese a ello, Claveria espera que las formaciones de derechas intenten sacar rédito a la cuestión: “Para los votantes con una ideología de derechas este factor importa bastante, por eso, partidos como Vox, Cs o PP explicitan este tema en las primeras páginas de su programa”.
Ruiz Jiménez añade que el camino que plantea la izquierda “es necesariamente más ambiguo” porque se desarrolla “a través del diálogo y la negociación”, y “el resultado no puede estar predeterminado de antemano”. El PSOE solo habla en su programa de su apuesta por impulsar el autogobierno, la necesidad de fortalecer la conferencia de presidentes autonómicos y la participación de los Gobiernos regionales en decisiones ejecutivas para el conjunto de España y en la representación del Estado ante la UE.
Podemos solo dedica un breve párrafo al embrollo catalán en el que se muestra partidario de un referéndum de autodeterminación. Coincide así en la defensa de la consulta con ERC y con Junts per Catalunya, la plataforma liderada por el expresidente Carles Puigdemont. También defiende una reforma que otorgue más capacidad legislativa al Senado y más poder de la Cámara alta para elegir a miembros del Tribunal Constitucional.
Claveria y Àngels Pont, directora de la empresa de sondeos Gesop, afirman que a PSOE y Podemos les perjudica el debate catalán. “Cuanto más nacionalista, español o catalán, más peso tiene en la decisión del voto. PSOE y Podemos, vistos como menos nacionalistas, se verían superados por los extremos”, dice Pont. “Los partidos de izquierda estatales han tenido el electorado dividido entre aquellos que quieren más descentralización, e incluso derecho de autodeterminación, y aquellos que son más centralistas. Cuando este tema se ha polarizado, las opciones más moderadas no sumaban adeptos. Por eso, a la izquierda estatal no le interesa activar el tema”, añade Claveria.
El PP ofrece una contundente batería de medidas de control en Cataluña: además de intervenir la Generalitat de forma indefinida con el artículo 155 de la Constitución, Pablo Casado quiere que el Gobierno recupere la titularidad de las prisiones catalanas, supervise TV3, Catalunya Ràdio y la agencia tributaria de la Generalitat. El PP también quiere que el castellano sea predominante en la Administración y prohibir por ley que los Ayuntamientos formen parte de asociaciones independentistas.
Los populares se encuentran con Cs en varias medidas coercitivas: ambos quieren suspender el traspaso de más competencias a las comunidades autónomas, incrementar las inspecciones en las escuelas catalanas y reformar del código penal para que sean más concretos los delitos de rebelión y de sedición. Ciudadanos pide una ley de estabilidad sobre las cuentas de la Generalitat para garantizar que “ni un solo euro público” se destine a proyectos a favor de la independencia. El partido naranja coincide con Vox en establecer que solo el castellano es necesario para acceder a la administración pública y en un control estricto de los Mossos d’Esquadra. Vox va más allá y pide la supresión de la policía autonómica, además de la recentralización de las competencias en Justicia, Interior, Educación y Sanidad.
ERC y la vía unilateral
Los programas de ERC y JxC ponen el acento en buscar un acuerdo para celebrar un referéndum de autodeterminación. Ambas formaciones coinciden en querer negociar una mejor financiación y más competencias, además de subrayar que trabajarán para materializar la independencia, pero ERC va más lejos al no descartar volver a la vía unilateral: “Si el enroque con el Estado se mantuviera, y el contexto favoreciera una alternativa democrática y pacífica de otro tipo, ERC no desaprovecharía la ocasión para hacer efectiva la república catalana”. ERC exige el derecho de autodeterminación para “los países catalanes”, es decir, para Baleares, Valencia y los Pirineos Orientales (Francia).
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