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Farid: radicalizarse y radicalizar en prisión

Farid M.A.L, detenido hace unos días, encarna a una de las "principales amenazas" recogidas en la Estrategia Nacional Contra el Terrorismo

Patricia Ortega Dolz
Momento de la detención de Farid M.A.L. el pasado 12 de febrero en Ceuta.
Momento de la detención de Farid M.A.L. el pasado 12 de febrero en Ceuta.Antonio Sempere

Farid M.A.L. tiene ahora 43 años pero su historial policial arranca a los 18, en Ceuta. Detenido por lesiones en 1993, por robo con fuerza en 1994, robo con intimidación y tráfico de drogas en 1995; en 2006 ya era detenido por tenencia de armas y explosivos, y también en 2007 y 2010; hasta que en 2015 es acusado de terrorismo y hace dos semanas, cuando solo llevaba dos meses en libertad, era detenido de nuevo por agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional en Ceuta por adoctrinamiento e integración en organización criminal.

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La Estrategia Nacional Contra el Terrorismo, publicada este martes en el BOE, vuelve a poner el foco de la amenaza en las cárceles y habla de "un crecimiento exponencial" del número de reclusos por terrorismo yihadista. Los cifra en "más de130" repartidos en 30 centros penitenciarios. Farid M.A.L. es uno de ellos. Pero también lo fue el cerebro de los atentados del 17 de Agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils, el imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty, quien asimiló gran parte de su ideario salafista durante sus años en la prisión de Castellón, entre 2010 y 2014. Al igual que Es Satty, Farid M.A.L. estuvo investigado en la Operació Chacal en 2015 pero, también como el imán, logró escurrirse de la justicia. 

Farid M.A.L, izquierda, junto a Mohamed Achraf en una foto colgada en su muro de Facebook.
Farid M.A.L, izquierda, junto a Mohamed Achraf en una foto colgada en su muro de Facebook.

Farid M.A.L. ha recorrido una buena muestra de las cárceles españolas: Ceuta, Cádiz, Huelva, Madrid, Palencia, Salamanca... La primera vez que ingresó en prisión, en el año 2000, fue en el centro penitenciario de Topas (Salamanca) y mintió: "Dijo que no era musulmán", señalan fuentes de la lucha antiterrorista. Fue allí donde se radicalizó, de la mano de Mohamed Achraf, sobrenombre de Abderrahmane Tahiri, el marroquí que lideró la célula terrorista que quería atentar con un camión bomba la Audiencia Nacional. 

Durante los años que coincidieron en Topas, Mohamed Achraf fue la persona que más influyó en Farid, inculcándole los principios extremistas que determinan llevar a cabo la Yihad. Corría el año 2001 y Farid "sentía admiración por su nuevo amigo", condenado posteriormente a 14 años de prisión por un delito de pertenencia a organización terrorista yihadista. Achraf, principal detenido en la llamada Operación Nova, era un experto reclutador que ya había logrado captar a los componentes de su célula en distintas cárceles españolas mediante cartas: "He creado un nuevo grupo dispuesto a morir por Alá en cualquier momento", proclamaba en las misivas dirigidas a otros presos. 

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Farid M.A.L., el tercero por la izquierda, con Mohamed Achraf y otros dos reclusos.
Farid M.A.L., el tercero por la izquierda, con Mohamed Achraf y otros dos reclusos.

El adoctrinamiento en cuatro pasos

Con el paso de los años, al ritmo de sus entradas y salidas de prisión, Farid pasa de ser captado a ser un captador, de ser adoctrinado a adoctrinar, utilizando un método de aproximación que se repetía cada vez, según señalan fuentes de la lucha antiterrorista. "Todo empieza con un periodo de observación: el detenido pasa mucho tiempo solo, evalúa a los internos, calibra cuáles pueden ser los candidatos más fáciles de captar", explican las mismas fuentes. Comienza después el acercamiento a los presos comunes musulmanes: "Escoge a los más vulnerables, los que tienen más dificultades económicas y le resultan fácilmente sugestionables, con mayor desarraigo, largo historial penitenciario y falta de ilusiones". El siguiente paso es "proporcionarles productos" para cubrir sus necesidades: "Les compra tabaco o comida y de esa manera se gana su confianza". La última etapa del adoctrinamiento es la "alienación", es decir, "generar una dependencia absoluta hacia él de los presos".

Fuentes de la lucha antiterrorista explican que el proceso "persigue aislar a los reclusos" y que se produce de manera "modulada". Comienza de un modo aparentemente inocente, "con un acompañamiento en paseos por el patio, conversaciones en las que trata de hacerles sentir que Alá es quien se ha preocupado de él, mientras el estado occidental le castiga". Al mismo tiempo "les inicia en la práctica del rezo, les presta el Corán y hasta su alfombra de rezar", importante signo de intimidad.

Lo habitual, según los expertos en esta materia, es que acabe realizando una lectura pública del Corán para terminar de establecerse como "referente" en la prisión, hacerse conocido y ganarse el respeto del resto de reclusos. En el caso de Farid, "logró que en Puerto III (Cádiz), en cuestión de tres meses, los otros presos musulmanes con los que se relacionaba solicitaran una dieta islámica de acuerdo a los preceptos del Islam y que cambiaran su vestimenta, uno de los principales indicadores de puede estar produciéndose una radicalización". El último estadio es "organizar rezos en el patio", a pesar de estar prohibido y de ser contrario al reglamento, "es una manera de significarse y mostrar su rebeldía contra Occidente", señalan las mismas fuentes, que aseguran que "de esta forma, e incrementando progresivamente la agresividad de los contenidos islamistas, se acaba asimilando todo el ideario yihadista".

Contactos con etarras

Farid M.A.L. llegó a ponerse a rezar "en la hora del recuento, que es siempre la misma y que no coincide con la del rezo, como un modo de mostrar su oposición y radicalismo", relatan los investigadores. En su caso, aunque inicialmente solo se relacionaba con presos musulmanes, acabo contactando "también con presos de ETA en Puerto III, como el abogado etarra Txema Matanzas Gosrostiaga (fue líder de los presos), Ibai Beobide Arza, Daniel Pastor Alonso (condenado por el asesinato de inspector de policía Eduardo Puelles) y el ya fallecido Xabier Rey Urmeneta".

Según los investigadores, "Farid podría estar queriendo sacar provecho de estas relaciones, adquiriendo los conocimientos que estos presos podrían ofrecerle, ya que estos terroristas cumplen condenas por colaboración con banda armada, por el asesinato, tenencia de armas y de explosivos".

La última vez que salió de la prisión de Huelva, en diciembre de 2018, Farid lucía una "estética salafista" pero, justo antes de viajar a Ceuta, "se cambio a una look occidental para no levantar sospechas en el trayecto de Huelva a Sevilla y de Sevilla a Algeciras". Y ya en el Ferry, según los investigadores, "volvió a cambiarse para llegar a El Príncipe, su barrio, vestido con la estética islamista".

Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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