Los 53 días de viaje de Aïssata para llegar a Europa
Una migrante guineana salió de Conakry el 13 de noviembre, llegó a Motril el 5 de enero y dio a luz a gemelos prematuros
Aïssata se quedó embarazada en agosto. "El médico me dijo que tenía gemelos y que había un alto riesgo de no llegar bien al final", cuenta. Ese peligro activó los preparativos del viaje a Europa para Aïssata Condé, guineana de 23 años, que ha sorteado horrores de todo tipo en un viaje de 53 días por África y que narra su peripecia desde la habitación de un hospital de Granada donde, ya en paz, cuida de sus gemelos.
"Ibrahim, mi marido", relata en francés, "pensó que lo mejor era que me marchara a Europa para dar a luz a los bebés". Comienza así una historia cuyo primer paso es encontrar a alguien que sepa cómo organizar ese viaje, que no puede hacerse de aeropuerto a aeropuerto, sino por mar y en patera. Su marido dio con los contactos oportunos. A juzgar por su relato, las mafias venden viajes de varios tipos pero, el final siempre es el mismo: "Ibrahim contactó con alguien que, por 3.500 euros, nos prometió un viaje más selecto; VIP, nos dijeron. Solo iríamos 10 o 15 personas en la barca: parecía seguro". "Pero no me trajeron como me habían prometido", avisa.
El 13 de noviembre, Aïssata se despide de su primer hijo, Mohamed. Se va. La primera etapa es fácil: un vuelo hasta Casablanca (Marruecos). De ahí en adelante todo será horror y riesgo. "Me estaban esperando en el aeropuerto y de allí me llevaron a Rabat en tren. Estuvimos esperando varias semanas. Finalmente, viajamos en coche a Nador", desde donde acabaría saliendo la patera.
Pero eso será ocho semanas después. Esos casi dos meses de espera hasta embarcar fueron "un horror", recuerda. "Tuve que vender ropa para que me dieran de comer y me dejaran un sitio donde dormir. Y luego me robaron las maletas". Llegó a España con lo puesto, sin siquiera su teléfono. Lo había perdido en la etapa anterior: "Ya en Nador, nos llevaron corriendo porque había que embarcar. Era de noche e íbamos por caminos. Detrás de nosotros, unos hombres nos amenazaban para que fuésemos más y más aprisa", dice mientras se lleva las manos a la barriga y recuerda el sufrimiento de correr embarazada. Ahí perdió el teléfono.
El momento de embarcar es otra bofetada de realidad: ni rastro del viaje selecto que le prometieron. "Éramos 14 mujeres y nos metieron en la parte de delante de la zodiac; de repente llegaron un montón de hombres que saltaron como animales a la embarcación". Llegaron a ser 77. "A las pocas horas la marina marroquí nos recogió y nos llevó de vuelta a tierra". El segundo asalto fue el pasado 4 de enero, "a las dos de la madrugada", esta vez con solo 46 personas a bordo. "Hacía mucho frío; hice todo el viaje con dolor", recuerda con la mirada perdida. Salvamento los encontró en el mar de Alborán y los llevó a tierra; de allí, directamente a Motril, donde dio a luz a Hassane y Alouseyne, con apenas 26 semanas de gestación y 620 gramos de peso cada uno. Los dos bebés siguen en la UCI del hospital de Granada: van por los 900 gramos. La idea es que la madre y sus hijos se trasladen a Córdoba, a las instalaciones de la Fundación EMET Arco Iris. Ese será el final de la odisea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.