Cataluña y la Constitución centrarán el discurso de Nochebuena del Rey

El discurso del jefe del Estado llega en un contexto de mucha tensión política, aunque aliviada desde ha sido la celebración del Consejo de Ministros del pasado viernes en Barcelona y la vía de diálogo abierta entre el Gobierno y la Generalitat, que ha encendido las críticas del PP y Ciudadanos, así como las del independentismo. Cataluña ha sido un referente habitual en los discursos navideños de Felipe VI, que fue proclamado en 2014, con el conflicto soberanista abierto.

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Con la escalada independentista y la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, dos días después el Rey dirigió a los españoles un discurso excepcional ante la “extrema gravedad” de los acontecimientos. En aquel mensaje, Felipe VI instó a los poderes del Estado a “asegurar el orden constitucional”. Posteriormente, el Gobierno, con el apoyo del PP, el PSOE y Ciudadanos, intervino la autonomía catalana mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución y convocó elecciones en Cataluña.

El discurso de la Nochebuena de 2017 también se produjo en un ambiente caldeado: solo tres días después de unos comicios que reflejaban una sociedad catalana partida en dos y sin muchas posibilidades de recomposición. Un año después, y pese al cambio de Gobierno, que afrontó el problema con una nueva perspectiva sobre las guías del diálogo y la ley, la política no ha despejado el horizonte del conflicto, aunque el reciente encuentro entre Pedro Sánchez y Quim Torra ha abierto una brecha para tratar de hallar una salida.

El del 24 de diciembre es uno de los pocos discursos que se preparan en el palacio de La Zarzuela, si bien, como siempre, cuenta con la supervisión del Gobierno, que es el que redacta o inspira las alocuciones del jefe del Estado el resto del año. Lo confecciona Felipe VI con su equipo de colaboradores más íntimo, en el que son determinantes el jefe de la Casa del Rey, el abogado del Estado Jaime Alfonsín, y el de Comunicación, el periodista Jordi Gutiérrez. El contexto político en el que se ha escrito hace que el peso argumental recaiga sobre Cataluña y la Constitución, con el habitual tono conciliador que el independentismo echó en falta en el histórico discurso del 3 de octubre de 2017.

Hace un año, en un momento también muy delicado y “marcado, sobre todo, por la situación de Cataluña”, el Rey exigió respeto a la pluralidad a los nuevos representantes del Parlament y les reclamó responsabilidad “en el bien común de todos” para “afrontar los problemas que afectan a todos los catalanes”. Tras la dureza de su intervención dos días después de la celebración del referéndum independentista ilegal, Felipe VI apeló a la convivencia entre catalanes para recuperar “la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo”. También lo hizo a que “las ideas no distancien ni separen a las familias y a los amigos”, en clara referencia al desgarro que el desafío independentista ha producido en el seno de la sociedad catalana.

En los últimos meses, el independentismo, aferrado a la república como vehículo para la desagregación de Cataluña del Estado, ha convertido al Rey en diana de sus ataques. A las muestras de desafección de algunos Ayuntamientos catalanes se sumó en octubre el Parlament, con una reprobación del Rey y la petición de la abolición de la Monarquía que votaron los comunes y los soberanistas.

En los discursos que el Rey ha pronunciado a lo largo de 2018 no han faltado referencias a la Constitución, “el pacto por la convivencia de los españoles”, como la definió en su discurso en el Congreso de los Diputados el pasado 7 diciembre, con motivo del 40º aniversario de su aprobación.