Los Charlines, imputados, se libran de la cárcel por falta de pruebas en el reparto del alijo de coca
La Policía relacionó a los miembros del clan en citas y reuniones previas al transporte del cargamento
El narcotraficante Manuel Charlín Gama, de 85 años, ha quedado este viernes en libertad con cargos, mientras que para su hijo Melchor, de 57, el juez ha decretado medidas cautelares con comparecencias periódicas en el juzgado. Las dudas sobre el nivel de participación de los dos miembros del clan de Los Charlines en la última fase del transporte de las aproximadamente 2,5 toneladas de cocaína incautadas, han incidido para su puesta en libertad.
El juez instructor Juan Carlos Carballal y el fiscal antidroga Pablo Varela han interrogado esta mañana a diez detenidos en tierra, después de que se haya decretado prisión para los cuatro tripulantes del remolcador Titán III que transportaba el cargamento desde la Guayana francesa.
Entre ellos estaba Melchor Charlín, apodado por los integrantes del grupo como Choujón, según las conversaciones obtenidas por la policía a través de la sonorización de varios vehículos. Este fue el primero en entrar a declarar en el juzgado, aunque su comparecencia duró apenas diez minutos tras negarse a contestar a las preguntas del fiscal.
A continuación, compareció ante el juzgado el patriarca del clan, que tampoco quiso aclarar qué intervención tuvo en la operación y para qué intervino en reuniones y citas previas a la operación. En la sonorización de los vehículos se pudieron verificar dos operaciones que estarían en marcha por parte de Charlín y su hijo, una a través de contenedores y otras por barco.
En dichas conversaciones grabadas a Manuel Charlín, y a otros detenidos siempre se referían a él como “el viejo”. La aparición en escena de Los Charlines se produce el 27 de enero de 2017, cuando la Policía logra interceptar una reunión que tuvo lugar en la casa de Charlín, en Vilanova de Arousa. En ella, el detenido Victor Manuel Pérez Santos le da cuenta a “el viejo” de los preparativos de un cargamento de cocaína en la que también participaban otros de los gallegos detenidos, Victor Manuel Pérez Santos y Luis Manuel Rodríguez Parada.
En la investigación también se ha podido constatar que Victor Manuel Pérez Santos trabajaba tiempo atrás con Manuel Charlín. Este le había encargado que buscase la infraestructura necesaria para una operación de cocaína en marcha, que o bien iba a entrar por vía portuaria, a través de Portugal, o en un barco pesquero de bajura con base en Muxía, A Coruña.
Paralelamente, y siempre con Los Charlines en el escenario de la operación, Luis Manuel Rodríguez Parada se encargaría de utilizar unas empresas legales, tanto de granito como de carbón, para camuflar el envío de la cocaína desde Sudamérica, para lo cual se serviría de otro presunto socio, Baltasar Mouta Piñeiro.
En las reuniones en casa de Charlín, la Policía también controló a su sobrino, José Benito Charlín, otro histórico del clan, hijo de José Luis. En estas citas participaron José Antonio Álvarez Fontán, Rafael Díez y José Manuel Vilasoa. Este último sería el encargado de contactar con los proveedores venezolanos y colombianos de la cocaína.
Tras los interrogatorios de esta mañana, el juez decretó el ingreso en prisión de Víctor Manuel Pérez Santos, de Daniel Otero Tubío y de Paul Wouter, un ciudadano holandés afincado en Marbella que supuestamente financiaba parte de la operación.
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