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Sáenz de Santamaría negocia integrar a su equipo en la nueva dirección tras la victoria de Pablo Casado

El nuevo líder del PP ha dejado vacantes varios puestos en su equipo para facilitar la incorporación de colaboradores de la exvicepresidenta

Casado, Rajoy y Sáenz de Santamaría, durante el congreso del PP / En vídeo, Pablo Casado se compromete a integrar al equipo de Soraya Sáenz de Santamaria (ATLAS)Vídeo: GTRESONLINE
Javier Casqueiro

La candidata derrotada, Soraya Sáenz de Santamaría, salió del XIX Congreso del PP con un consejo en la boca para el ganador, Pablo Casado: "Que siempre piense en el partido". Tras los evidentes resultados, Santamaría aguantó el tipo en el auditorio ante las miradas de todos, saludó al vencedor y se marchó a comer con los suyos. Sus colaboradores y los de Casado aseguraron luego que en esta semana se reunirán y hablarán de cómo integrar a los mejores de sus respectivos equipos. Ella quiere tomarse un tiempo para pensar.

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La subsecretaria frente al político, la funcionaria frente al idealista, el balance de gestión institucional frente a las apelaciones más o menos románticas al corazón, la democracia interna y la libertad de voto sin presiones de ningún tipo. Una docena de dirigentes del PP coincidieron en explicar así, tras las votaciones, el sentido de un resultado inesperado y finalmente claro y contundente. Casado ganó a Santamaría por 451 votos de diferencia sobre un censo total de 3.008 participantes.

La aspirante perdedora "habló para España, casi como si estuviera compareciendo en la mesa del Consejo de Ministros; Casado se dirigió a las entrañas del partido e hizo un mitin", el primero de su larga campaña en la disputa que pretende polarizar con el socialista Pedro Sánchez por la presidencia del Gobierno. La misma idea fue expresa de manera casi idéntica por el secretario general del PP de una de las comunidades que más compromisarios aportó al Congreso, por el presidente de una de las agrupaciones del partido más importantes de España y por uno de los diputados más cercanos y con mayor proyección del entorno del nuevo presidente popular.

Ni Santamaría directamente ni sus asesores más cercanos se atrevían este sábado, tras el varapalo del cónclave, a vaticinar qué sucederá a partir de ahora, cuál será su futuro más concreto ni qué tipo de integración se podrá practicar entre los dos bandos que han dividido tanto al PP en estas semanas de campaña. En los discursos oficiales ambos apelaron a la unidad, a que el PP es el partido de todos y más necesario que nunca para poder vigilar al nuevo Gobierno socialista y a sus socios.

Reunión urgente

En el equipo de Casado sí adelantaron que el nuevo líder del PP llamará seguramente durante este mismo domingo a Santamaría para convocarla sin tardar más a una reunión en esta próxima semana para hablar precisamente de futuro. La idea es ofrecer, en primer lugar, varios puestos en el comité ejecutivo del partido a colaboradores de Santamaría que son especialmente valorados en el entorno de Casado, pero antes se quiere escuchar de la exvicepresidenta cuáles son sus intenciones y preferencias. Uno de los nombres clave de Santamaría que se adelantó fue el de Alfonso Alonso, presidente del PP vasco y muy amigo aunque con posiciones ideológicas muy diferentes de Javier Maroto, que en esta campaña ha apoyado con entusiasmo al nuevo presidente popular. El exjefe de gabinete de Rajoy y número dos durante muchos años de Soraya Sáenz de Santamaría, José Luis Ayllón, es muy valorado por su conocimiento de las estructuras de la Administración, del Estado y del Congreso de los Diputados. Hay más.

Casado renunció durante su discurso de presentación de la candidatura a presidir el PP, y más tarde ya como ganador, a revelar el nombre de su secretario general (un cargo clave y con enorme poder para el funcionamiento diario de la organización) ni tampoco rellenó las vacantes fundamentales del nuevo organigrama. No lo hizo a propósito y fue determinante para convencer a muchos compromisarios de sus verdaderas intenciones de integración.

Los errores de Soraya

Uno de los graves errores que hasta una decena de dirigentes populares achacaron a Santamaría en su discurso, para argumentar su derrota sin paliativos, entroncó con varios gestos que se consideraron innecesarios si de verdad se pretendía ofrecer una imagen de unidad. La exvicepresidenta no quiso mencionar en su intervención el nombre de la exsecretaria general del PP, Dolores de Cospedal, en el capítulo que preservó para las grandes mujeres pioneras que han abierto brechas y puertas para el partido. Santamaría tampoco dejó su lista de la ejecutiva abierta para pactar incorporaciones sin límites del otro equipo (como sí hizo Casado), sino que le ofreció que le propusiese los cinco nombres que guardan siempre sin necesidad de justificación alguna. Tampoco gustó nada que Soraya Sáenz de Santamaría proclamase en su alocución que si ella hubiese perdido en la primera vuelta, cuando votaron todos los inscritos procedentes de la afiliación y como sucedió con Casado, ya no habría competido siquiera para la segunda fase. Lo quiso subrayar para recalcar que Casado no se retiró y no se quiso integrar en su formación sin abrir siquiera las urnas. Entre los miembros más clásicos del aparato del PP ese tipo de alusiones no se comprenden bien, por lo que suponen de querer vulnerar las normas de un partido en mitad del encuentro.

Todos esos fallos, y la falta de una conexión sentimental con la militancia de base, junto con la emisión de sus posiciones casi como un trámite parlamentario, revelaron a muchos dirigentes territoriales del PP que Santamaría no domina los resortes de lo que significa un partido, sobre todo después de tantos años de pragmatismo y de un Gobierno como el de Rajoy de perfil casi burocrático. "Soraya no se ha dado cuenta aún de que el PP necesita, quiere y anhela ahora un líder político que no se avergüence de nuestras esencias, no otro gestor", resumió un presidente popular.

Las justificaciones y dudas de Feijóo y su relación con Casado

J. C., Madrid

Todo el PP quiere mucho a Alberto Núñez Feijóo, porque es un político ganador y procede de una región que aporta muchos compromisarios y afiliados al partido. Un apoyo clave. Pablo Casado le cortejó bastante en esta campaña y Feijóo se dejó querer y al final liberó a sus colaboradores de máxima confianza para respaldarle. Sus dudas, indecisiones y, finalmente, su reafirmación por no competir por la presidencia nacional no sentó bien a varios aspirantes ni a muchos militantes. El propio Feijóo admitió, en los pasillos del Congreso, que algunos se lo habían reprochado a la cara. Otros elogiaron esa idea que pregona y en la que sustenta el origen de su decisión: su compromiso, lealtad y palabra dada de permanecer en Galicia hasta 2020. Algo que según él solo entienden en Cataluña y Euskadi, donde no se aceptaría la marcha de sus presidentes a mitad de mandato. Y que razona con un sentimiento especial de identidad, en este caso gallega, y que explica que allí no se vean tantas banderas de España por los balcones.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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