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Txeroki se sienta en el banquillo acusado de intentar asesinar a una periodista de Antena 3

La fiscalía pide casi 20 años de cárcel para el etarra, entregado por Francia para el juicio

J. J. Gálvez
Txeroki, en una imagen de 2014 en la Audiencia Nacional.
Txeroki, en una imagen de 2014 en la Audiencia Nacional.EFE

ETA volvió a poner en la diana a los medios de comunicación el 17 de enero de 2002. Aquel día, los terroristas señalaron tres objetivos en el mapa de Bizkaia y remitieron sendos paquetes bomba: dos a Getxo y uno a Leioa. Listos para explotar al ser abiertos. Pero ninguno logró su objetivo: asesinar al vicepresidente del Grupo Correo, Enrique Ybarra; al director de Radio Nacional en el País Vasco, Santiago Silván; y a la delegada de Antena 3 en Euskadi, Marisa Guerrero. Los tres fueron desactivados por los artificieros de la Ertzaintza. Y ahora, casi dos décadas después, Garikoitz Aspiazu Rubina, alias Txeroki, exjefe de la banda armada, se sienta este lunes en el banquillo de la Audiencia Nacional acusado del intento de atentado contra Guerrero. La Fiscalía pide que se le imponga una pena de casi 20 años de cárcel.

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Según relata el Ministerio Público, Txeroki formaba entonces parte del comando Olaia y, junto a Asier Arzalluz e Idoia Mendizábal, dirigió un paquete con 230 gramos de dinamita-goma a casa de la periodista. En ese momento, ella no se encontraba allí. Pero recibió la bomba su madre, que estaba junto a su otra hija y nieta. La pequeña, de solo tres años, llegó a jugar con el envío creyendo que era un regalo. "Para asegurarse el resultado letal, [el mecanismo] se accionaba por un sistema de tracción de apertura de la caja", detalla la fiscalía, que le imputa un delito de asesinato terrorista en grado de tentativa.

Arzalluz y Mendizábal ya fueron condenados a 18 años de prisión en 2011 por estos hechos. Y Francia, donde Aspiazu se encuentra encarcelado por su pertenencia a ETA, autorizó este año su entrega a España para este juicio. No es la primera vez que lo hace. Tras su detención en el país galo en 2008, la Audiencia Nacional ya pudo sentarlo en el banquillo hace casi una década. En junio de 2011, salió absuelto la primera vez, ya que los jueces consideraron que no existían pruebas suficientes para condenarlo por el envío del paquete bomba a Ybarra. Pero en julio de ese mismo año, apenas unos días después, lo sentenciaron a 377 años de prisión por 20 delitos de asesinato en grado de tentativa (18 años por cada uno).

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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