Servicios Sociales se hace cargo de 13 niños de un hombre que tiene 36 hijos
La administración considera que corrían un gran riesgo si se mantenían en la casa-cueva de Granada donde residían
Dar cifras de Juan Manuel El Canuto es arriesgado. Las que siguen son las más exactas que pueden conseguirse ya que proceden de documentos de la administración. El Canuto tiene 61 años y convive con tres mujeres, con las que tiene 36 hijos. Seis con Piedad, 16 con María Dolores y 14 con Soledad. Juan Manuel vive en Marchal (Granada) y esta semana, la Guardia Civil retiró del ámbito familiar a 11 de ellos. Al día siguiente, Juan Manuel debió entregar a otros dos. En total, 13 menores, siete niñas y seis niños de entre tres y 15 años de edad que están ahora a cargo de la Administración. Algunos han sido trasladados a un centro de protección de menores y otros han pasado directamente a familias de acogida.
Las cifras de El Canuto se completan con el número de personas que forman la unidad de convivencia: 28, 17 de ellas menores de edad. Y frente a esas cifras, la realidad de sus hijos e hijas. La Fiscalía de Menores y los servicios sociales han evaluado el riesgo que tenían los menores conviviendo con su padre y sus madres: riesgo de maltrato físico y emocional, exposición a situaciones de violencia de pareja y entre miembros de la unidad familiar, presunto abuso sexual hacia algunas de las hermanas y negligencias graves en el cuidado familiar. A ello se une una vulnerabilidad aún mayor para las niñas, por su sexo, según determina un informe de Fiscalía y Servicios Sociales.
Con esas conclusiones, no había otro camino que sacar a los niños de ese supuesto hogar, en el que Juan Manuel es quien "establece las normas y pautas de comportamiento de todos los miembros de la familia (incluidas mujeres, adultos y menores) existiendo una comunicación unidireccional y autoritaria y una relación de sometimiento y dependencia conductual y emocional de todos los miembros", de acuerdo a ese informe, que continúa: "Este control disciplinario lo realiza empleando amenazas, humillaciones y supuesto maltrato físico. Igualmente privilegia, proporciona atenciones y trata con condescendencia a aquellos miembros que se someten a su perversa disciplina, no lo contradicen y lo defienden... También hay una clara diferencia en función del sexo, discriminando a las mujeres y niñas".
Una vez retirados los niños, se inicia un proceso de desamparo por el que, previsiblemente, los padres biológicos perderán la patria potestad. La Junta de Andalucía se convertirá entonces en responsable de estos menores.
Juan Manuel el Canuto tuvo cierta relevancia hace una década, cuando un programa de televisión hizo un reportaje sobre él. En él, supo mostrar una cara amable y casi inocente. Las imágenes, no obstante, mostraban una realidad desoladora. Su vivienda, entonces y ahora, es una casa cueva, sin agua potable y sin apenas muebles. Sillas de plástico y camas es prácticamente todo el mobiliario de la vivienda, cuentan quienes han estado dentro. Y en ese reportaje, el canuto reconoció: "No trabajé nunca". A día de hoy, podría seguir diciendo la misma frase. También se jacta, dicen quienes le conocen, de no haber pisado nunca la cárcel a pesar de haber estado cerca y contar con antecedentes.
Pero esta cara que mostró en pantalla no es la que reconocen en Marchal, una localidad de poco más de 400 habitantes a 50 kilómetros al oeste de Granada. Nadie quiere hablar. Ni siquiera Juan Manuel García Segura, alcalde popular de la localidad, que atiende al teléfono con amabilidad pero no quiere opinar. "Me quiero mantener al margen y que sean los profesionales quienes hablen sobre esta cuestión", dice. Sobre si la extensa familia de El Canuto genera inquietud en el pueblo, el alcalde solo aclara la razón de su silencio: "Entienda nuestra situación, los periodistas se marchan y nos quedamos aquí las personas y nuestras familias y hay que ser muy cautos, porque luego las cosas pasan y son irreversibles".
Quizá por ese temor, lo aparatoso de la actuación de retirada de los menores. El operativo lo formaban 40 guardias civiles con chalecos antibala, algunos con subfusiles, organizados en tres grupos. Junto a ellos, especialistas de los servicios sociales que conocían bien a los menores y que fueron los encargados de explicarles la situación y de que comprendieran la necesidad de lo que estaba ocurriendo. El primer grupo de agentes se dirigió a la escuela hogar de Guadix, a apenas diez kilómetros de Marchal, donde residían de lunes a viernes cuatro de sus hijos. El segundo grupo, se encargó de los niños y niñas que estaban en clase en la escuela del pueblo. Pero aún faltaban tres niños por recoger. Había que ir a la casa misma del canuto. Aunque temían que la situación se pusiera difícil, la entrega fue pacífica y rápida.
Al día siguiente de la actuación de la administración autonómica, El Canuto niega todo. En declaraciones a Efe, Juan Manuel ha considerado que la retirada de sus hijos ha sido "un secuestro" y ha negado que los menores estuvieran en malas condiciones, considerando "una calumnia" las razones de la Junta de Andalucía para retirarle los hijos.
Los 13 niños y niñas retirados esta semana no son los únicos que han abandonado la casa últimamente. De hecho, aunque tanto la Fiscalía como los servicios sociales y educativos llevan tiempo trabajando con la familia, hace algo más de un año ocurrió un hecho determinante para la retirada de esta semana. Una de las hijas se fugó de casa y denunció un presunto caso de abuso sexual. Poco después, otra hija tomó el mismo camino. Ambas están ahora acogidas por la administración. En definitiva, 15 hijos e hijas están fuera ya de la zona de riesgo que supone el hogar. Antes de eso, otros dos habían fallecido.
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