El militante que recorrió España con Sánchez y no llegó a verlo de presidente
Antonio Castañeda luchó por recuperar la Secretaría del PSOE, pero murió poco antes de votarse la moción de censura
Han sido días de vino y rosas en el PSOE. El éxito de la moción de censura que desalojó del poder a Mariano Rajoy, el desembarco de Pedro Sánchez en La Moncloa y la buena acogida de su Gobierno, con récord mundial de ministras, instaló de nuevo la felicidad en el partido. Sin embargo, una trágica noticia ha empañado la fiesta socialista. Este miércoles, poco antes de que el presidente anunciara la composición de su equipo, se conocía la muerte de Antonio Castañeda, un militante que recorrió España con Sánchez durante las primarias del año pasado.
Castañeda, de 71 años y afiliado del PSOE en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) desde 2014, se ha ido en silencio, sin culminar el sueño de ver a su secretario general convertido en presidente del Gobierno. Un objetivo por el que se afanó durante las horas más bajas de Sánchez. Desde que comenzó a fraguarse su caída, aquel 26 de septiembre de 2016 en el que dimitieron 18 miembros de la Ejecutiva socialista (la mitad). El 1 de octubre, un accidentado Comité Federal dividió al partido en dos y, días más tarde, Sánchez renunciaba a liderar el PSOE y a su acta de diputado, razón por la que hoy es un presidente sin escaño.
“Castañeda siempre estaba a disposición de los demás. En ese momento sintió que el partido había sido injusto con su secretario y se puso a defender su causa”, indica Gonzalo Redondo, secretario del PSOE en Alcázar de San Juan desde diciembre del año pasado y partidario de Susana Díaz. Castañeda, ebanista jubilado, se puso manos a la obra. Entonces Sánchez ni siquiera había anunciado su intención de echarse a la carretera para recuperar el cargo. Lo consiguió en mayo del año pasado, tras unas primarias y gracias a un relato épico que construyó con la ayuda de miles de militantes de base.
Un préstamo
“Antonio se ponía en contacto con afiliados de las federaciones que visitaba Sánchez para quedarse a dormir en sus casas. Se desplazaba en el coche de otros compañeros, en autobús o en tren. En la agrupación se rumoreaba que había solicitado un préstamo para seguirlo”, sostiene Redondo. En muchos lugares, como en Málaga, aún lo recuerdan. “Castañeda no pasaba desapercibido por su característica barba y su camiseta roja en favor de Sánchez, por el que sentía un gran fervor. Ha puesto su granito de arena en conseguir el cambio y para ello no dudó en dedicar su tiempo y su dinero”, afirma Rafael Fuentes, que fue candidato sanchista a la secretaria del PSOE en esa provincia andaluza.
No se sabe con exactitud el día que falleció Castañeda, que vivía solo. Todo hace indicar que murió antes del 1 de junio. La última vez que visitó la Casa del Pueblo fue el domingo 26 de mayo. A todos les extrañó que el viernes, tras salir adelante la moción de censura, no acudiera a la sede. “Creíamos que había ido a Madrid a celebrarlo. Después de unos días sin saber nada de él, nos alarmamos”, revela Redondo. Una concejal se puso en contacto con su hermana, y el miércoles acudieron a su casa con la policía. Al entrar, encontraron el cuerpo en un avanzado estado de descomposición. “El forense determinó que no procedía realizar la autopsia y fue incinerado”, señala el secretario local del PSOE. Este jueves a mediodía, mientras los nuevos ministros juraban su cargo, se celebraba su funeral en la Iglesia de Santa Quiteria.
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