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Los socialistas dibujan un Estado con más gasto social y más impuestos

El PSOE plantea aumentar el gasto en 8.000 millones de euros para cambiar el modelo productivo y reforzar las prestaciones sociales

Jesús Sérvulo González
Manuel Escudero, responsable de Política Económica y Empleo del PSOE, en una conferencia de prensa en marzo.
Manuel Escudero, responsable de Política Económica y Empleo del PSOE, en una conferencia de prensa en marzo. EP

Manuel Escudero, el gurú económico de Pedro Sánchez, preparó hace poco más de un mes un documento donde esbozaba los presupuestos alternativos para España. En ellos contemplaba un aumento del gasto público de 8.000 millones para modernizar la estructura productiva y para repartir mejor los beneficios del crecimiento económico. Para sufragar ese aumento del gasto social, los socialistas planeaban subir los impuestos en una cantidad similar. Las multinacionales serán las más afectadas con un alza del impuesto de sociedades de 4.000 millones.

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“Una de nuestras prioridades es mantener la estabilidad económica y presupuestaria”, ha insistido este viernes el responsable de economía del PSOE, que trataba de lanzar un mensaje de tranquilidad a los mercados. Estos campaban a su aire más preocupados de Italia que de la política española. Escudero también ha insistido en que hay que “ofrecer oportunidades para las clases medias y trabajadoras”. Pero los socialistas no tendrán mucho margen. El PSOE ya ha anunciado que asumirá los actuales Presupuestos de 2018 que han sido elaborados por el PP. Unas cuentas con mejoras para funcionarios, pensionistas y con rebajas fiscales para rentas más bajas.

El proyecto que ha dejado en marcha el PP dibuja un gasto público del 40,5% del PIB, casi cinco puntos menos que la media europea. En su imaginario, los populares pretendían reducir el nivel de desembolsos en 2020 a cerca del 38% del PIB, una cota asumible con impuestos bajos, lo que favorece el crecimiento, pero que no permite grandes dispendios en prestaciones sociales.

Pero la imagen que Manuel Escudero tiene de la economía española es la de un país con un Estado de bienestar reforzado tras los jirones que se dejó durante la crisis. Un país con un gasto público próximo al 42% del PIB, un nivel más asimilable a los países nórdicos, con más prestaciones sociales, que a los anglosajones, que llevan a gala tener impuestos bajos pero con servicios públicos limitados. En el esquema de Escudero sobresale como un mantra el guarismo del 725. Esto significa que el desembolso en sanidad represente el 7% del PIB, el de dependencia el 2% y el gasto educativo el 5%. Unos niveles parecidos a los alcanzados en los años previos a la crisis financiera y superiores a lo que actualmente se destina a estos capítulos. Los socialistas no podrán enderezar, de momento, el rumbo de la política económica. Aseguran que no tardarán en convocar elecciones, pero antes quieren estabilizar el país.

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En esta tesitura los socialistas tendrán que posponer sus planes económicos, al menos, hasta el próximo año. Pedro Sánchez aseguró durante la moción de censura que trataría de presentar unos Presupuestos de 2019 después del verano. En esas cuentas, los socialistas podrán incluir algunas de las medidas que habían avanzado en su proyecto económico alternativo al del PP, que presentaron hace apenas un mes.

Para impulsar esa idea de Estado, los socialistas pretenden modernizar el modelo productivo español, excesivamente basado en el sector turístico y de servicios, con poco valor añadido. Para ello, proponen aumentar el gasto en I+D, transición ecológica, educación, industria y agenda digital en unos 4.250 millones.

Los socialistas también quieren impulsar el gasto social con 5.500 millones adicionales para apoyar a los que tienen más dificultades para engancharse a la recuperación económica o han quedado descolgados durante la crisis. Por eso, unos 2.400 millones de euros de esa cantidad irían destinados a un plan de choque contra la pobreza. Y otros 1.200 millones a mejorar las ayudas para los parados de larga duración.

En el paquete social también destacan aumentos para los capítulos de igualdad, dependencia, sanidad y vivienda. Para compensar este aumento del gasto, preveían un plan de eficiencia y calidad del gasto público, para ahorrar unos 2.500 millones mediante la supresión de duplicidades, mejoras en la gestión de compras y suministros.

Esto es la declaración de intenciones que hizo el PSOE hace un mes, cuyo cumplimiento dependen de lo que la aritmética parlamentaria les permita desarrollar y, sobre todo, de cuando decida Sánchez convocar elecciones.

Subida fiscal para las multinacionales

Para financiar el aumento del gasto social, el PSOE pretende aumentar el impuesto de sociedades. Su plan consiste en establecer un tipo mínimo del 15% sobre el resultado contable de las multinacionales, frente al 8,8% que pagan actualmente porque se benefician de deducciones y se aprovechan de otros vericuetos legales.

En su plan presupuestario también figura un aumento del IRPF para los que ganen más de 150.000 euros al año. Y, sobre todo, equiparan la tributación de las rentas del trabajo y las del capital (dividendos, intereses...). Esta es una iniciativa que lleva tiempo reclamando, sobre todo desde la aparición de diversos estudios en los que se pone de manifiesto que las rentas de capital han salido más beneficiadas en la crisis que el resto.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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