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No todo es malo en Cádiz

La provincia lucha por sacudirse el sambenito que solo la vincula al narcotráfico, el paro o la inmigración ilegal

Jesús A. Cañas
Instalaciones de la bodega Gonzalez Byass en Jerez.
Instalaciones de la bodega Gonzalez Byass en Jerez.GONZALO AZUMENDI

En Cádiz se alija mucho hachís: en 2017, se decomisaron 145.372 kilos, cerca del 40% del incautado en España. El narco ha convertido La Línea casi en ciudad sin ley. A sus costas llegaron, ese mismo año, 5.954 inmigrantes en 376 pateras. El paro se aproxima al 30%, la tasa más alta del país, y tres localidades (Sanlúcar, La Línea y Chiclana) figuran entre las 10 con menor renta per cápita. La provincia lidera las estadísticas de fraude a los seguros...

Pero Cádiz es mucho más que eso. Puede presumir de innovación, emprendimiento, patrimonio o investigación científica, indicadores que enarbola para sacudirse el sambenito que solo la vincula a datos negativos.

Si el narcotráfico o la inmigración ilegal se asocian a su ubicación al sur del sur de Europa, esa misma posición austral y entre dos mares es la que históricamente le ha dado más alegrías. Ya los fenicios supieron ver las potencialidades de la zona para sus intereses comerciales y pesqueros. Lo mismo ocurrió en el Imperio Romano y durante el pingüe intercambio económico de los cargadores de Indias de los siglos XVII y XVIII. La huella de todo ese esplendor sigue viva en una amplia red de yacimientos fenicios y romanos, como Baelo Claudia, en Bolonia, uno de los espacios culturales más visitados de Andalucía, o en la multitud de monumentos barrocos y neoclásicos que salpican Sanlúcar, El Puerto, Jerez o Cádiz, considerada la ciudad habitada más antigua de Occidente.

Tradición y futuro

27 conjuntos históricos monumentales, 260 kilómetros de costa, seis parques naturales y 3.000 horas de sol, junto al valor de su gastronomía o la importancia de su carnaval, suponen un valioso atractivo turístico que se traduce en 43.656 plazas hoteleras. Ciudades como Tarifa o Conil triplican su población en verano y el sector servicios concentra un 70% de la actividad económica.

La visión de los fenicios con el comercio marítimo se mantiene vigente. El puerto de Algeciras lleva dos años superando los 100 millones de toneladas en tráfico de mercancías. Es la principal infraestructura de su tipo de España y una de las más destacadas de Europa. Aproximadamente, un 25% de la economía local se cimenta en un sector industrial tan heterogéneo que va del polo químico de la bahía algecireña, el más potente de Andalucía, al secular sector bodeguero.

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Cádiz exprime con maestría el fruto de la vid desde tiempo inmemorial. Las 60 bodegas del Marco de Jerez facturan unos 1.000 millones anuales y encaran un tiempo dorado con crecientes ventas tras años de recesión y marcas de renombre internacional como González-Byass, Osborne y Barbadillo. Otra industria clásica marcha viento en popa: la piel de Ubrique. Hasta el 60% de la marroquinería española se produce en este pueblo de la sierra gaditana, que recibe además encargos de reputadas firmas internacionales de moda.

Más allá de la tradición, la provincia lleva años implicada en proyectos de innovación e investigación que vinculan a instituciones como su universidad, reconocida con el Campus de Excelencia Internacional del Mar, con sectores industriales como el naval o el aeroespacial. Tan solo en su división comercial, Airbus emplea a 500 personas en la planta de Puerto Real. La compañía estima que por cada puesto de trabajo directo, su presencia crea cuatro indirectos. Ello explica el éxito de empresas auxiliares como Titania o Alestis. Estos y otros sectores y productos, como el milenario atún de almadraba, impulsan las exportaciones, que supusieron en 2016 más de 5.600 millones de euros.

Su población en ascenso —1,2 millones de personas, la octava provincia más habitada de España— concentrada en los polos de Cádiz, Jerez y Algeciras explica, en parte, el elevado paro. La falta de trabajo ha motivado la creación de pequeñas compañías emprendedoras de marcado sesgo tecnológico, como las lanzadas por Javier Coronilla, especializado en diseño de animatrónica y que ha colaborado en la saga Star Wars, o Javier León, experto en animación 3D.

Con todos estos mimbres, la sociedad gaditana, heterogénea e intercultural, lucha por sacudirse los tópicos y la mala fama. “Estamos al sur del sur y eso hay que aprovecharlo. No somos peores o distintos; solo nos hace falta creérnoslo”, recalca Javier Sánchez Rojas, presidente de la Confederación de Empresarios.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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