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Los datos de los pasajeros ya pueden cruzarse con las bases policiales

Tres millones de datos diarios serán enviados en tiempo real por las compañías aéreas

Patricia Ortega Dolz

El PNR (Registro de Nombres de Pasajeros), una de las herramientas más polémicas contra el terrorismo yihadista, está lista para comenzar a funcionar en España. Cruzará tres millones de datos de pasajeros diarios con las bases policiales del CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado), donde se ubicará la ONIP (Oficina Nacional de Información de Pasajeros). Allí se almacenarán y tranferirán los datos personales de los viajeros enviados por las compañías aéreas. El sistema lo auditará la Agencia de Protección de Datos.

El avión de pasajeros más grande del mundo, el A380, a su llegada al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
El avión de pasajeros más grande del mundo, el A380, a su llegada al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.PACO CAMPOS (EFE)

El nombre completo, el teléfono, el correo electrónico, la fecha de reserva del billete de avión, los datos de pago, el itinerario completo del viaje, la frecuencia con la que viaja, la agencia u operador del vuelo, la confirmación de la asistencia al embarque, el tipo de equipaje, el número de asiento, la nacionalidad, el sexo, la fecha de nacimiento, y cualquier cambio en cualquiera de esos campos. Todos esos datos los enviarán las aproximadamente mil compañías aéreas que operan en España a la nueva Oficina Nacional de Información de Pasajeros (ONIP), de reciente creación e instalada en el CITCO.

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In English: Spain to cross-reference passenger flight information with police databases

 Allí serán procesados, almacenados, tratados y transferidos por un sistema informático que ha costado cuatro millones de euros y permanecerán operativos seis meses. Después de ese periodo se harán opacos. Y a los cinco años tendrán que ser destruidos. Todo el sistema será periódicamente auditado por la Agencia de Protección de Datos y sus responsables deberán realizar un informe estadístico anual para la Comisión Europea. Así lo recoge la directiva europea del 27 de abril de 2016.

Desde que comenzó su andadura europea en forma de borrador en 2012, el PNR (Registro de Nombres de Pasajeros) ha superado muchos escollos, sobre todo relativos al uso y protección de los datos de los viajeros. Y, casi siempre, los impulsos que ha recibido han venido tristemente empujados por terribles atentados yihadistas: en Londres, Niza, París, Berlín, Barcelona...

El futuro va por tierra y por mar

P.O.D.

La directiva europea deja abierta la posibilidad de que el cruce de los datos de los registros de pasajeros no afecte solo a las compañías aéreas, sino que puedan también proceder de navieras o de compañías ferroviarias y hasta de autobuses, apunta uno de los impulsores del PNR.

“Es el caso de Grecia, por ejemplo”, señala. “Por su geografía, las autoridades ya están trabajando en los registros de pasajeros de las muchas compañías de cruceros que operan en los puertos de sus islas”. El futuro del PNR parece que pasa por el mar y la tierra.

De este modo, una vez que se realice la trasposición interna de la directiva a la normativa española, y se convierta en ley orgánica —puesto que afecta a derechos fundamentales y requerirá la aprobación de la mayoría de los grupos parlamentarios—, los datos que habitualmente recogen las compañías aéreas con fines comerciales podrán ser utilizados con fines policiales, cotejándose con bases de datos nacionales e internacionales, que se encuentran en el CITCO y que nutren constantemente los distintos cuerpos policiales. Dentro de las distintas bases de contraste hay incluso una de documentos falsos.

Se usarán para investigaciones relativas a terrorismo, crimen organizado, trata de seres humanos, explotación sexual, corrupción, tráfico de armas, de órganos o de bienes culturales, fraude, blanqueo y falsificación, ciberdelincuecia, delitos contra el medioambiente, homicidio voluntario (o agresión con lesiones graves), secuestro, violación, espionaje industrial... Hasta un total de 26 tipologías delictivas que recoge la directiva citada podrán motivar las solicitudes de información por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad, policías autonómicas, tribunales y aduanas.

Ya hay un borrador de la ley que ha superado el corte de la Agencia de Protección de Datos, aseguran fuentes del CITCO. Le falta recibir el visto bueno y las aportaciones de los distintos organismos afectados (policiales y judiciales). Y, en teoría, debería estar lista para el próximo 25 de mayo, según las recomendaciones europeas. En cuanto se apruebe la ley, las compañías estarán obligadas a transferir esos datos a la ONIP correspondiente por un canal seguro preestablecido. La transmisión se realiza en tiempo real: entre 24 y 48 horas antes de la salida del vuelo y de nuevo, como confirmación, tras el despegue del avión.

“El sistema está pensado para que todo quede registrado, grabado, cualquier movimiento de información deja un rastro imborrable”, aseguran fuentes del CITCO, donde se ha desarrollado este proyecto que ya funciona en Estados Unidos, Canadá y México.

La idea es que los datos de todos los pasajeros que entren o salgan de España y de la Unión Europea queden archivados para poder ser contrastados en caso de necesidad. A su vez, esa información, podrá ser compartida tanto con países de la UE como con países extracomunitarios, según señala la propia directiva, siempre y cuando las solicitudes respondan a los objetivos de seguridad establecidos.

Según los impulsores de este sistema, el cerebro de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils del pasado mes de agosto, el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, por ejemplo, podría haber sido detectado en uno de sus vuelos de ida y vuelta de Marruecos porque, con sus antecedentes, estaría incluido en las bases de datos policiales y “habría saltado, habría generado un positivo”, aseguran.

El sistema, que manejará los datos de los 250 millones de pasajeros que se calcula pasan al año por España, es bidireccional. Funciona de manera automatizada con los datos de las compañías aéreas y es incluso capaz de general perfiles de acuerdo con unas características predeterminadas que se soliciten (por ejemplo: mujer, 30 años, viajes a Turquía, nacionalidad francesa). Y a la inversa, se pueden cotejar los datos con una persona ya identificada en el marco de una investigación policial concreta.

Recelos de las fuerzas de seguridad del Estado

P.O.D.

El acceso a la información es siempre uno de los caballos de batalla en la colaboración entre los distintos cuerpos y fuerzas de seguridad. Por regla general, todos recelan de todos y muchos de los datos que se comparten se basan en relaciones de confianza, a veces casi personales.

La creación de la ONIP (Oficina Nacional de Información de Pasajeros) y su ubicación en el CITCO ha generado algunas quejas —de momento manifestadas en privado— por parte de los distintos cuerpos, fundamentalmente Policía y Guardia Civil. En ambos casos querrían tener acceso directo a la información de los pasajeros sin pasar por el filtro del CITCO.

Pero la directiva europea establece la creación de una ONIP en cada Estado miembro y su ubicación dentro de una entidad independiente precisamente para salvaguardar al máximo unos datos tan sensibles.

Para aplacar esas protestas soterradas, el CITCO ha propuesto la creación de una base de datos paralela, DELTA, que sea opaca para dicho organismo y que alimenten Policía y Guardia Civil, de manera que solo puedan acceder en caso de que salte un positivo.

Está previsto, en todo caso, que la ONIP arranque con unos 60 funcionarios propios (policías, guardias civiles, o personal de aduanas) y aspira a tener un mínimo de 200 personas, ya que cada caso positivo ha de ser confirmado de manera manual. En teoría, esa oficina funcionará 24 horas al día, siete días a la semana.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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