La Aemet dará nombre a las borrascas profundas que afecten a España, Portugal y Francia
La primera se llamará Ana y las denominaciones servirán para coordinar el intercambio de información
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) comenzará a dar nombre desde este mes a las borrascas profundas, de carácter atlántico, que afecten a España, Francia y Portugal y que puedan tener un gran impacto en bienes y en las personas. La borrasca, según una nota del organismo, solo se nombrará cuando se prevean condiciones que den lugar a la emisión de alertas de viento, naranja o rojo, y que en el caso de España alcancen rachas máximas superiores a los 90, 100 y 110 kilómetros por hora en función de las zonas. La primera que llegue se llamará Ana.
El hecho de nombrar a las borrascas profundas favorecerá que la comunicación sea más efectiva ante episodios adversos de viento, de fenómenos costeros, de lluvia y de nieve, ha señalado la agencia en la nota, que añade que la denominación se hará para coordinar mejor los avisos de seguridad entre la propia Aemet, MétéoFrance (Francia) y el IMPA (Portugal) .
La Aemet ha recordado que una borrasca o depresión es un tipo de ciclón (huracanes, tifones y bajas polares, entre otros) que se desarrolla en latitudes medias y donde el viento gira en sentido contrario a las agujas del reloj dentro del hemisferio norte.
De esta manera, el servicio meteorológico de cualquiera de los tres países que prevea emitir el primer aviso dará nombre a la borrasca siguiendo la siguiente lista e informando a los otros dos países: Ana, Bruno, Carmen, David, Emma, Félix, Gisele, Hugo, Irene, Jose, Katia, Le, Marina, Nuno, Olivia, Pierre, Rosa, Samuel, Telma, Vasco y Wiam.
En el caso de que la borrasca sea postropical o extratropical, y por tanto ya haya sido nombrada por el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Miami, se deberá usar el mismo nombre añadiendo el prefijo "ex".
La Aemet ha subrayado que la borrasca mantendrá el mismo nombre a lo largo de todo su ciclo de vida, y, de momento, solo se nombrarán las borrascas atlánticas y no las mediterráneas, que se intentarán abordar en un futuro.
La nota asegura que la experiencia de Reino Unido e Irlanda demuestra que la población está más atenta a las recomendaciones de seguridad cuando la amenaza de viento fuerte está claramente identificada y asociada al nombre de la borrasca.
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