El ‘caso Gürtel’, el juicio más corrosivo para el PP
La vista oral de la trama de corrupción que colonizó a la formación conservadora llega a su fin tras 14 meses y 125 sesiones
No ha sido el juicio de corrupción más largo –ese récord lo ostentan el caso Malaya, con 199 sesiones, y el caso Banesto, que duró dos años exactos–. Tampoco ha tenido el banquillo más nutrido: 36 acusados, lejos del famoso caso de corrupción municipal en Marbella, que acumuló 95. Sin embargo, los efectos políticos –corrosivos– del caso Gürtel no encuentran parangón en la historia judicial española. El juicio a la red corrupta de Francisco Correa, que colonizó el PP durante el aznarismo, se inició el 4 de octubre de 2016. Este viernes ha quedado visto para sentencia tras 125 jornadas, muchas informativamente anodinas, pero compensadas sobradamente por otras trepidantes. El tribunal presidido por el magistrado Ángel Hurtado dedicará los próximos meses a redactar la sentencia.
Estos fueron los hitos del juicio.
1. Rajoy: “Jamás recibí donativos”. La sesión más intensa fue la número 101, celebrada el 26 de julio pasado. En medio del verano, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudió a la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares –más bunkerizada que nunca–, para declarar como testigo a petición de la acusación popular de la asociación de abogados Adade. Rajoy, que en algunos momentos rozó la descortesía con el letrado José Mariano Benítez de Lugo en su afán de no perder la iniciativa del interrogatorio, aseguró que su partido “jamás” recibió donativos en efectivo de empresarios con interés en contratos públicos. También negó los sobresueldos opacos que le atribuyen entre 1990 y 2004 los papeles de Bárcenas, la “contabilidad extracontable” del partido, en palabras del extesorero popular Luis Bárcenas, uno de los principales acusados.
En una declaración que concitó la atención de medios de todo el mundo, Rajoy aseguró que no conocía a Francisco Correa, el cerebro confeso de la trama y cuyas empresas de organización de eventos crecieron al calor del PP. “No vino a mi despacho ni acudió a ninguna reunión y discusión, porque yo no tenía que ver con cuestiones económicas, sino que me dedicaba a cuestiones políticas. Si lo conocía era de saludarlo en actos de partido y aun así no puedo asegurarlo de forma nítida”, dijo.
2. La voladura controlada de Correa. Al comienzo de la vista oral, Correa mantuvo en vilo a la sala con una voladura controlada de su imperio. El empresario reconoció, con matices, los sobornos a políticos que detallaban las fiscales Concepción Sabadell y Concepción Nicolás en su escrito de acusación, en el que le piden 125 años de cárcel. También aseguró que cobró mordidas a cambio de adjudicaciones de contratos públicos y que entregaba una parte del dinero a Luis Bárcenas para el Partido Popular. La declaración se produjo después de que tres acusados arrepentidos de la trama lo implicaran y dijeran que pagó dinero a cambio de adjudicaciones públicas a políticos como el exalcalde de Pozuelo Jesús Sepúlveda.
"Yo me pasaba el día en Génova. Estaba más tiempo allí que en mi despacho. Era mi casa, vamos", aseguró Correa, que se esforzó en todo momento en desvincular de sus negocios a sus subordinados.
3. La contabilidad extracontable de Bárcenas. A lo largo de la vista oral quedó de manifiesto la enemistad surgida entre Correa y el extesorero Bárcenas. El 17 de enero, certificó que la contabilidad secreta que confeccionó con su antecesor, Álvaro Lapuerta, entre 1990 y 2008 “era una contabilidad no oficial, extracontable, y era del PP, claro”. Sin embargo, aseguró que fue Rajoy, quien, en 2003, rompió las relaciones del partido con Correa.
Anticorrupción reclama para Bárcenas una pena de 39 años y medio de cárcel y una multa de 88,8 millones de euros. El ministerio público le acusa de evadir 11,5 millones de euros en impuestos entre 2000 y 2009, de apropiarse de casi 300.000 euros del partido y de embolsarse 1,24 millones de euros en comisiones por facilitar contratos públicos a empresarios que le presentó Correa. La declaración de Bárcenas tuvo un eje fundamental: exculpar a su esposa, Rosalía Iglesias. Esta estrategia ha obtenido cierto éxito: el pasado 9 de octubre, la fiscal Sabadell mantuvo las acusaciones contra Iglesias como autora de delitos fiscales, pero abrió la puerta a que el tribunal aprecie, como posible alternativa, que la mujer de Bárcenas fuera en realidad cooperadora necesaria de los delitos de su esposo.
4. Las fiestas de Ana Mato. La exministra de Sanidad Ana Mato, a quien las acusaciones consideran, como al PP, “partícipe a título lucrativo” –beneficiaria del fruto de unos delitos que desconocía- protagonizó la sesión 42ª, del 13 de febrero. Según la fiscalía, la política del PP se benefició de unos 28.000 euros en servicios pagados por las empresas de Correa. Mato responsabilizó a su exesposo Jesús Sepúlveda, antiguo alcalde de Pozuelo de Alarcón, de la contratación de decoración de fiestas de cumpleaños y de viajes familiares que supuestamente fueron abonados por las empresas de la trama Gürtel.
“Siempre he dado por hecho que cuando uno se encarga de un gasto lo paga él mismo, no lo paga un tercero. Él era responsable en cualquier caso de sus gastos y si se los hubieran regalado, se lo hubieran regalado a él. A mí nunca me han regalado nada”, afirmó.
5. Las lágrimas de Aguirre. El 21 de abril, la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre acudió al juicio como testigo. El día anterior, su antigua mano derecha y sucesor, Ignacio González, fue detenido en la Operación Lezo. Aguirre, en la sala se desvinculó de los manejos de su consejero Alberto López Viejo con Correa, para la celebración de 386 actos entre 2004 y 2008 a mayor gloria de su imagen política, y trató de convertir su paso por la Audiencia en un altavoz de los logros de su gestión. Sin embargo, al acabar la declaración, y ante las cámaras que la esperaban Aguirre echo a llorar por “el calvario” que, según ella, va a pasar González si finalmente no son ciertas las acusaciones contra él.
6. Los secretarios generales desmemoriados. Ante el tribunal pasaron, el pasado junio, también todos los secretarios generales del PP: “No puede entrar en mi cabeza que el PP tuviera fondos en Suiza, nunca jamás, se lo digo sinceramente”, respondió Arenas, que ocupó el cargo entre 1999 y 2003, a un abogado de la acusación popular. El político andaluz negó, como también hizo el exvicepresidente Rodrigo Rato, el cobro de sobresueldos: “Rotundamente no, todo lo que he percibido siempre lo he declarado a Hacienda, siempre”.
Ángel Acebes, en una declaración plagada de “no lo sé” y “no me acuerdo”, rechazó haber dado instrucciones para que se compraran acciones de Libertad Digital –el medio de comunicación de Federico Jiménez Losantos- con fondos de la contabilidad paralela del partido, cuya existencia ha quedado, “abrumadoramente acreditada”, según la Fiscalía. Ahora llega el turno del tribunal.
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