Una mujer se reúne con su hijo siete meses después de llegar en dos pateras
Tanto la madre como el niño, de cuatro años, están "muy emocionados por el reencuentro", cuenta la ONG que ha ayudado a Oumo a recuperar a Abdurrahman
Oumo Totopa, una inmigrante de Costa de Marfil, ha pasado siete meses separada de su hijo Abdurrahman, de cuatro años, después de que ambos llegaran a España en pateras distintas. La madre, de 33 años, ha vivido "un calvario" estos siete meses, en los que no ha parado de reclamar a su hijo hasta que este lunes, por fin, se ha podido reunir con él. "Tanto la madre como el niño se encuentran muy emocionados por el reencuentro. Oumo solo quiere recuperar el tiempo que ha perdido y poder disfrutar de estar junto a su hijo de nuevo", asegura a este diario vía email Laura Martínez Valero, miembro de la organización Women’s Link Worldwide, que ha apoyado a la mujer junto a La Merced Migraciones.
La Consejería de Bienestar de Melilla aprobó la reunificación familiar después de que los análisis genéticos confirmaran su vínculo y la mujer ha viajado a la ciudad autónoma para recoger a su hijo desde Jerez de la Frontera (Cádiz), donde vive, informa Martínez Valero. Madre e hijo se han reencontrado esta misma mañana y ahora están viajando juntos de vuelta a Jerez. "El miedo que tenía Oumo es que el niño no la reconociera por estar tanto tiempo separados, pero sí la ha reconocido, sabía que era su madre", explica Martínez Valero, miembro del equipo de comunicaciones de la ONG que, en representación de Oumo, había solicitado la devolución del menor en varias ocasiones sin conseguirlo hasta ahora.
Esta historia de la separación comienza cuando, en busca de mejores oportunidades para su hijo, la mujer se trasladó a Marruecos con su bebé recién nacido para trabajar en el servicio doméstico. Allí vivieron en un apartamento alquilado hasta que este año, la mujer decidió migrar a Europa junto a su hijo y su hermana, que también estaba trabajando en Rabat como empleada del hogar, según relata la ONG.
Oumo y Abdurrahman llegaron desde Marruecos a España en distintas pateras y con un mes de diferencia. El menor, que entonces tenía tres años, cruzó el Estrecho en marzo acompañado por su tía, mientras que la madre lo hizo un mes más tarde, lo que tardó en reunir el dinero que le faltaba para pagar el viaje.
Tras caer al agua cuando la zodiac en la que viajaban fue interceptada con la Guardia Civil, la tía del niño estuvo a punto de morir ahogada, pero tanto ella como el menor fueron rescatados y trasladados a Melilla. Allí, siempre según la ONG, fueron separados al no ser la mujer la madre del niño. Este fue internado en un centro de acogida para menores y su tía fue trasladada al hospital y, una vez dada de alta, al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Melilla.
Oumo llegó un mes después y, tras pasar por el CIE de Algeciras, recaló en una residencia de acogida para migrantes en Jerez, donde sigue viviendo aún en situación irregular. En estos siete meses, la tía no ha podido volver a ver al niño. Su madre, tampoco. Desde el primer momento ha intentado reunirse con su hijo y aportó documentación y fotografías que demostraban su vínculo con el niño, además de someterse a una prueba de ADN en Melilla. La mujer ni siquiera pudo hablar con el pequeño el día en el que cumplió cuatro años. "Fue un momento muy triste porque Oumo intentó que le dejaran hablar con él por teléfono el día de su cumpleaños pero no se lo permitieron", recuerda la activista.
“Llevo seis meses sin poder hablar con mi hijo. Lo necesito. No es nada fácil que a una madre le quiten a su hijo. Tengo que recuperarlo. He hecho todo lo que me han pedido, he entregado toda la documentación que tengo y no me dejan ni siquiera hablar con él. Lo único que yo pido es que me devuelvan a mi hijo”, denunciaba Oumo a través de la ONG cuando llevaba ya cinco meses en España sin él.
Pese a que el objetivo de la reunificación se ha logrado, Women's Link Worldwide seguirá adelante con la demanda que presentó contra España ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que reclamó explicaciones a España por el caso. "Consideramos que el Estado español ha vulnerado gravemente los derechos fundamentales de Oumo y su hijo al obligarles a estar separados durante siete meses, sin posibilidad ni siquiera, hasta hace unas semanas, de hablar por teléfono", sostiene Martínez Valero.
"No se entiende que se haya tardado siete meses en reagruparlos. Desde el primer momento, el Servicio de Protección de Menores de Melilla conocía la identidad y localización de Oumo y su interés en confirmar su relación con el niño. Ha tenido que pedir el TEDH explicaciones a España para que se haya producido la reunificación", subraya. Tras la denuncia, la Abogacía del Estado aseguró a Estrasburgo que, una vez las pruebas de ADN demostrasen la filiación, ambos podrían reunirse y achacó el retraso a que la madre no siguió desde un principio "todas las instrucciones" que se le facilitaron desde Melilla para poder llevar a cabo esos análisis, informa Europa Press.
"La separación forzada a la que Oumo y su hijo se han visto sometidos les ha provocado un gran sufrimiento. Oumo ha estado muy estresada y preocupada por no saber cómo estaba su hijo y por el miedo de que comenzara un proceso de adopción sin su consentimiento y sin que a ella le informaran de nada, como ya ha ocurrido en otras ocasiones", denuncia la ONG. España "no puede quedarse con los hijos e hijas de las mujeres migrantes por el simple hecho de que se encuentren en situación administrativa irregular. Eso es discriminación y racismo”, sentencia Women’s Link.
A juicio de la ONG, este caso demuestra "los prejuicios y los estereotipos que las administraciones tienen con las madres de origen subsahariano" ya que, sin que haya existido ni negligencia ni maltrato por parte, "las autoridades consideran que para proteger a los menores lo mejor es que permanezcan separados de las madres, sin un régimen de visitas, hasta que se resuelvan las pruebas de ADN", que pueden tardar varios meses. "A las mujeres víctimas de trata, las autoridades les retiran la custodia de sus hijos de forma sistemática", critica la activista.
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