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Absuelto el tripulante de un crucero Disney acusado de violar a una compañera en Cádiz

La Audiencia le considera inocente al no estimar probado ni coherente el relato de la víctima

Jesús A. Cañas
Vista de los astilleros de Navantia en Cádiz.
Vista de los astilleros de Navantia en Cádiz. EDUARDO RUIZ

Acabó en prisión preventiva, acusado de violar a una compañera de tripulación del crucero Disney para el que ambos trabajaban. Sin embargo, ahora la Audiencia de Cádiz (ciudad en la que se encontraban en el momento de los hechos) ha absuelto al tripulante de un delito de agresión sexual al considerar que “no existe prueba de cargo suficiente” para estimar su culpabilidad en un suceso supuestamente ocurrido en octubre del pasado año.

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La sentencia señala que "el relato de la víctima y la fuerza que describe no es coherente y compatible tampoco con la ausencia total de lesiones". A eso se suma el fundamento aportado por el tribunal en el que reconocen que no han podido encontrar “dato ajeno y externo a la víctima y su declaración que sirva de elemento corroborador de lo declarado”.

Ante la ausencia de pruebas de cargo suficientes, los magistrados han hecho constar en la sentencia sus “dudas razonables acerca de lo verdaderamente ocurrido”. Por ello, la Audiencia ha procedido “a absolver al acusado de los cargos que se le imputan en aplicación del principio in dubio pro reo”, tras un juicio celebrado en la ciudad andaluza la semana pasada. Frente a los hechos que podían constituir un delito de agresión sexual, la sentencia sí considera demostrado que, en el momento de lo ocurrido, el ya absuelto mantenía una relación sexual con la víctima desde hacía cuatro semanas.

Ambos tripulantes formaban parte de la dotación de 900 trabajadores del Disney Wonder, que llegó a los astilleros de Navantia en Cádiz el pasado 20 de septiembre para ser sometido a obras de reparación y mejora. El personal se alojaba en otro crucero, el Rhapsody, mientras que se ejecutaban los trabajos. Fue en ese buque donde ocurrieron los hechos que acabaron denunciados. En la noche del 12 de octubre de 2016, denunciante y denunciado acudieron por separado con sus amigos a una fiesta al crucero. Allí bebieron "con abundancia y surgió cierta fricción entre el acusado y la compañera porque él no quería besarla en público”, tal y como considera probado la sentencia.

Ya en la madrugada del 12 al 13 de octubre, la mujer se retiró a su camarote. Allí acudió posteriormente el acusado y “se reconcilian teniendo relaciones sexuales vaginales mutuamente consentidas”. Sin embargo, en ese momento, ella resultó lesionada en la espalda “al tirarse encima del procesado de forma sorpresiva, golpeándose con la cama, y durmiéndose posteriormente”, como detallan los magistrados de la Audiencia.

Al despertarse, ambos volvieron a mantener relaciones sexuales y es entonces cuando la denunciante declaró que había sufrido una agresión sexual al ser penetrada analmente en contra de su voluntad. En el juicio, ambos reconocieron haber hablado con normalidad por WhatsApp, justo ese mismo día de los hechos. Él le pidió perdón a ella por la lesión que se hizo en la espalda al caerse contra el filo de la cama. Ella le dijo que no era su culpa, ya que ambos estaban “borrachos”. La mujer incluso invitó al procesado a volver a su camarote en otra ocasión.

Sin embargo, según precisa la sentencia, el día 15 la mujer decide denunciar la agresión. Comunica al médico del barco haber sufrido una agresión sexual. El facultativo la reconoció y "no apreció signos externos". Igualmente, la denunciante llamó al 091 para requerir la intervención de la policía que se llevó detenido al tripulante. Tras pasar una noche en los calabozos de la comisaría, a la jornada siguiente el juez decretó para el acusado prisión sin fianza. Paralelamente, un segundo médico forense concluyó que no se apreciaban “hematomas ni otras lesiones macroscópicas”. Ahora, esa ausencia de pruebas, más allá del propio testimonio de la mujer, ha sido determinante para absolver al acusado.

No fue el único incidente con el que se saldó la estancia del Disney Wonder en Cádiz. Durante esos días, los vecinos del cercano barrio de Astilleros denunciaron las molestias ocasionadas por parte de los miembros de la tripulación que se concentraban en la calle para hacer botellón mientras proferían gritos en la madrugada. Además, durante la mañana del 9 de octubre de 2016 apareció, flotando en el mar, el cadáver de hombre de nacionalidad polaca que participaba de las tareas de reparación del Disney. Tras una investigación, la Guardia Civil determinó que se debió a un accidente.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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