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Los primeros policías de homicidios en España

Luis Arrufat y Andrés Martín formaron parte de uno de los grupos pioneros de la Policía especializados en delitos graves que se formó en los años 80

El secuestro del futbolista Quini fue uno de los primeros casos que abordó esta unidad dedicada a los delitos graves contra las personas. En la imagen, unos minutos después de su liberación.
El secuestro del futbolista Quini fue uno de los primeros casos que abordó esta unidad dedicada a los delitos graves contra las personas. En la imagen, unos minutos después de su liberación.Agustí Carbonell
Patricia Peiró

Jesús Junquera, uno de los primeros jefes de Homicidios en España, siempre se guardaba un momento de introspección cuando llegaba a la escena de un crimen. Un instante para decirle al muerto que él y todos sus hombres se ponían a su disposición para averiguar quién lo había asesinado y para transmitirle la noticia a su familia. Este policía atípico, que llevó casos como el de la dulce Neus antes de ocupar ese cargo y que había estudiado algunas asignaturas de Medicina, fue el encargado de liderar uno de los cinco grupos de agentes que a principios de los 80 se formó para resolver muertes violentas, secuestros y violaciones. Era el Grupo 2 Homicidios de Zaragoza.

Luis Arrufat y Andrés Martín, el primero, jubilado y el segundo a dos meses de la retirada, formaron parte de este equipo desde el principio y lo abandonaron 20 años después. Solo hoy, más de una década después de abandonar esa unidad, han aceptado revivir algunos de los crímenes más importantes de su carrera. Lo hacen en la serie que lleva el mismo nombre que su grupo policial y que ha repasado casos como el secuestro de Quini, el homicidio de Caspe, Lady Halcón o el crimen de la Laboral. Arrufat y Martín se sientan en una sala de Heraldo de Aragón (que participa en la producción de la serie) para rememorar cómo se formaron aquellos primeros grupos especializados.

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En el año 1982, los primeros pasos de la democracia española, Juan José Rosón (UCD) estaba al frente del Ministerio de Interior. La forma de trabajar de la Policía cambió radicalmente. "Antes nos organizábamos en turnos. El turno del grupo 1, el del 2, el del 3... Cualquier cosa que pasara en tu horario te caía, fuera estupefacientes, homicidios o atracos. Ese año nacieron los grupos especializados y el que se quedó con homicidios fue el Grupo 2", explica Arrufat. Los muertos pasaron a ser cosa del equipo de Junquera, ya fallecido. Había un cadáver cada dos días, unos 12 al año eran fruto de muertes violentas. Era también la época del auge de la heroína. "Muchas veces nos llamaban y nos describían al cadáver como alguien de raza negra, pero no, un cuerpo consumido por la heroína acaba siendo prácticamente negro", asegura Martín.

Los agentes de los grupos que ese año se formaron en Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza y Madrid tuvieron que recibir formación específica en la capital, para lo que se desplazaban por tandas. Al mismo tiempo, se diplomaron en técnicas forenses en la universidad gracias a convenios especiales. "Llevamos la vida real a la universidad, ellas aportaban la teoría y nosotros la práctica", explica Martín. Ellas son las profesoras entre las que se encontraba la catedrática María Castellanos (la primera mujer que obtuvo en España una cátedra en facultades de Medicina). "Se formó un tándem muy curioso entre las profesoras y los agentes. Quedábamos a cenar, les ayudábamos a vigilar a sus alumnos en los exámenes", añade el agente.

Arrufat y Martín, en dos imágenes de la serie.
Arrufat y Martín, en dos imágenes de la serie.

En esos años todavía no se utilizaba el ADN, tenían que usar técnicas como la filiación para confirmar sospechosos. Y eso que la unidad aragonesa también fue pionera en este campo gracias, entre otros, a la catedrática Begoña Martínez Jarreta, pero para la consolidación de esta técnica harían falta unos años más. Las técnicas psicológicas las aprendían en su día a día. "Usábamos los interrogatorios y confesiones como un hilo con el que continuar la investigación, pero nosotros íbamos a buscar las pruebas de cargo. De hecho, tuvimos un elevadísimo número de condenas porque nuestras acusaciones se basaban en pruebas", apuntan. En esos 20 años resolvieron el 90 % de los casos que se les asignaron. Las máquinas de escribir y la falta de informatización contribuían a un trabajo más artesanal. "Cuando había una redada, uno de los compañeros cogía un teléfono en el lugar de la operación y el otro se colocaba en el archivo a comprobar manualmente los nombres de los detenidos", cuentan entre risas.

El entierro de las víctimas del caso Lady Halcón, en Zaragoza.
El entierro de las víctimas del caso Lady Halcón, en Zaragoza.Rogelio Allepuz / El Periódico de Aragón

Sentados a la mesa, Arrufat, porte de exestudiante de seminario, y Martín sin parar de garabatear en un papel, abren la caja de recuerdos de su carrera. Aquel esquizofrénico al que una voz le dijo que debía matar al primero que entrara en la estación de trenes y así lo hizo, el chaval que convivió con el cadáver de su madre durante todo un año, la mujer que parecía muerta y revivió al encender los focos para tomar fotos del supuesto cadáver. Y también aquella vez en la que tuvieron que ir con un grupo de prostitutas en taxi hasta la jefatura tras una redada porque la policía municipal se había llevado el coche de sus colegas. O esa otra ocasión en la que tuvieron que recorrer media provincia porque un francés con un péndulo aseguraba saber dónde estaba Anabel Segura (el Ministerio dio la orden de seguir esa pista).

De esos años data también el acuerdo tácito entre Policía y medios de no airear los suicidios, a menos que hubiera un motivo de peso. "Habíamos comprobado que provocaba efecto llamada", asegura Arrufat. Reconocen también que la presión mediática para averiguar los últimos detalles sobre algunos casos, incluso bajo secreto de sumario, no es comparable a la de esos años. "Nosotros respetábamos la ley y solo pasábamos información con permiso judicial, ahora cualquier día vemos en la tele todo tipo de filtraciones", se queja Martín.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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