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Los 70 kilómetros más peligrosos de España

La N-I entre Burgos y Miranda soporta el paso de 10.000 vehículos diarios, más de la mitad son camiones. Ya se ha cobrado 226 vidas. “Aquí no hay una familia que no tenga a alguien que haya muerto en esta carretera”

Una cruz de madera indica el lugar donde murió un bombero con su moto en un accidente en la N-I, en Burgos.
Una cruz de madera indica el lugar donde murió un bombero con su moto en un accidente en la N-I, en Burgos.Julián Rojas

La hora de ese tipo de llamadas no se olvida. La una menos diez de la mañana, en el caso de José Javier García. Sonó su móvil: “Verónica ha tenido un accidente”. José chasquea la lengua al recordarlo, fastidiado, sentado en una cafetería a las afueras de Burgos. La voz que le avisaba era la de su ahora ex mujer. Verónica era su hija.

Dos horas antes, José había estado con ella, en el taller mecánico que dirige. Era el 18 de julio de 2014. “Tenía que hacer unos recados, un papeleo con Hacienda porque iba a empezar a trabajar como autónoma conmigo en el taller. Le dije que se llevara mi coche”.

Verónica tomó la Nacional I hacia el pueblo de Briviesca. A la altura del kilómetro 277 se despistó. Apenas un segundo, lo suficiente como para que su coche se metiera ligeramente en el carril contrario. El camión que venía de frente la arrolló. Verónica llegó con vida al hospital y resistió hasta las doce de esa noche. Tenía 20 años.

Su nombre pasó ese día a formar parte de la larga lista de víctimas de esta carretera. “En esta zona -dice José con la voz afectada- no encontrarás una familia que no conozca a alguien muerto en la Nacional. Le tenemos pánico. El corredor de la muerte, la llamamos”.

El corredor de la muerte de Burgos hizo honor a su nombre una vez más el pasado martes: cinco miembros de una misma familia perdieron la vida en un choque frontal contra un camión, a la altura de Pancorbo. Es, tal vez, el punto más negro de este tramo de carretera de 70 kilómetros.

Desde el año 2002 han muerto, en estos 70 kilómetros, 117 personas. La cifra aumenta a 226 si se contabiliza desde 1993. Supone el 18% de todas las víctimas mortales de tráfico en la provincia de Burgos. Los datos los lleva la propia Plataforma de Afectados.

La estadística de la DGT no permite hacer comparativas con otros tramos de la misma distancia, pero sí es posible afirmar que esta carretera alberga la mayor concentración de puntos negros -lugares con al menos tres siniestros al año- de la red viaria. Sin tratarse de la carretera con más víctimas de España, los vecinos denuncian que el número de accidentes supera ampliamente la media y que muchos de ellos serían evitables liberalizando la autopista.

"En esta carretera no hay margen de error. Un despiste mínimo y te vas contra un camión"

Jugársela por 11,85 euros

En 1974 el Estado inauguró la autopista AP-1, que partía de Burgos dirección País Vasco y discurría paralela a la Nacional I. La explotación era privada, pero el Estado se comprometió a liberalizarla en cinco años. Pasado ese tiempo, y debido al retraso en la entrada en explotación, se prorrogó la gestión privada hasta 1999. Solo tres años después la prórroga se amplió hasta 2003. Y, en 1994, la concesión privada volvió a dilatarse, hasta 2017. En 2005 hubo otra ampliación: la autopista será privada hasta el año que viene, 2018.

La gestión de esta vía corre a cargo de la empresa Europistas, que cobra un peaje de 11,85 euros por el tramo que va desde Burgos hasta Ameyugo, pueblo a 20 kilómetros de Miranda de Ebro. Este es el único tramo de toda la Autovía del Norte (que une Madrid con Irún) en el que hay que pagar. Son 70 kilómetros, pero miles de vehículos no quieren o no pueden permitirse el gasto. Así que deciden, en este trayecto, pasarse a la carretera Nacional I. El resultado es una vía de trazado antiguo, de un carril por sentido y cruces de alto riego albergando un tráfico solo apto para autopistas. Las consecuencias, desde hace años, están siendo nefastas.

“No tenemos ni idea de por qué el Estado sigue prorrogando el peaje, jamás no los han explicado”. Lo dice Rafael Solaguren, portavoz de la Plataforma de Afectados por la N-I. “Tenemos aquí un tramo de 70 kilómetros que está provocando cientos de muertos y siguen sin abrir la autopista. ¿Qué intereses pueden valer más que las vidas de las personas? No lo entendemos. Y tampoco nos creemos que lo vayan a liberalizar el año que viene. Ya no nos creemos nada”.

Desde el Ministerio de Fomento responden que no tienen previsto prorrogar la concesión de la AP-1 y que, el próximo año, revertirá al Estado. Por qué no lo han hecho antes tiene una explicación económica dada por el propio Ministerio: “En el caso concreto de la autopista AP-1, el coste que supondría para la Administración General del Estado una hipotética liberación del peaje en todo el tramo entre Burgos y Armiñón, puede estimarse en unos 125 millones de euros. Este coste en la actualidad no es asumible”.

117 muertos en 15 años

El tramo maldito de la N-I soporta el paso de unos 10.000 vehículos diarios de media. De ellos, al menos la mitad son camiones durante el fin de semana y hasta un 80% entre semana.

José Javier García posa en la Nacional I. Aquí perdió a su hija Verónica, de 20 años, en un accidente de tráfico.
José Javier García posa en la Nacional I. Aquí perdió a su hija Verónica, de 20 años, en un accidente de tráfico.Julián Rojas

Conducir por esta carretera obliga a agarrar con firmeza el volante. No pasan más de 20 segundos sin que aparezca un camión. En hora punta los camiones circulan en caravana, a casi 100 kilómetros por hora. Lo llenan todo.

Varios accesos a los pueblos de la zona se tienen que hacer en giros de 90 grados desde la misma Nacional, sin carriles de acceso y, en ocasiones, cruzando el carril contrario. Es el caso de Atapuerca. Rafael Solaguren, sentado en el asiento del copiloto, nos indica que vayamos decelerando para llevar a cabo el giro, pero el tráiler de detrás va demasiado pegado y desistimos. Por todas partes se ven triquiñuelas para evitar el peligro: coches que se salen al arcén, que toman atajos o que empiezan a frenar y poner los intermitentes casi un kilómetro antes del desvío.

“Los de aquí ya conocemos la carretera y ni se nos ocurre adelantar”, dice Rafael. “Es que, aunque creas que te da tiempo, los camiones se te echan encima”. Minutos después de decirlo, nos vemos obligados a pisar el freno por una furgoneta que adelanta y se viene de frente. Durante el trayecto pueden verse constantes marcas de frenadas en el asfalto y restos de carrocería. También hay cruces y flores en las cunetas. Rafael recita un macabro kilometraje: “En esta curva se mató la hija de fulanito; aquí fue donde se salió el vecino de menganito; ojo con esta subida, que el año pasado un camión se incendió tras chocar…”.

La Plataforma de Afectados responsabiliza directamente de las muertes en este tramo a Fomento. Desde el Ministerio, responden: “Del análisis de estos accidentes se comprueba que la mayoría de los mismos se deben a causas de distracción o cansancio asociado al sueño. Bajo estos epígrafes pueden estar asociados algunos comportamientos inadecuados en la conducción que se dirimen en el correspondiente procedimiento judicial, por lo que no se suele especificar más las causas".

Durante el trayecto pueden verse constantes marcas de frenadas en el asfalto y restos de carrocería. También hay cruces y flores en las cunetas.

“Claro que hay diversas causas que explican los accidentes”, replica Rafael. “Lo que decimos es que, en otras circunstancias, el conductor podría haber reaccionado o rectificado. Pero en las circunstancias de esta carretera no hay margen de error: el mínimo fallo y te vas contra un camión”. Y se refiere a Verónica la hija de José Javier, fallecida en 2014. “Ella, probablemente, se despistó. En otra carretera o autopista hubiera tenido capacidad de reacción. Aquí no hay perdón para los despistes”.

“Te pongo el ejemplo de Fresno de Rodilla. Ahí viven una decena de familias. Todas han perdido a al menos una persona en accidente”. Lo cuenta, desde el asiento de detrás, Marta Saiz, vecina de la zona. “Y así en un montón de pueblos de los márgenes de la Nacional. Si alguien calcula el porcentaje de vecinos que se han muerto en esta carretera, sería de escalofrío”.

No se trata solo de muertos. José Antonio Caño, vecino de Briviesca, se rompió todos los huesos de cintura para abajo (además de tres vértebras) en un accidente en el año 2000. Una enfermera le atendió cuando todavía estaba en el coche, entre amasijos de carrocería. “Un coche de frente perdió el control y se nos echó encima”, recuerda. Su mujer y su hija de entonces tres años resultaron heridas. Siete años más tarde, Toño, como le conocen sus amigos, vio cómo el coche de delante, donde viajaba su hija con una pareja de amigos, chocaba contra otro vehículo que acabaría arrollado por un camión. “Lo subió a un muro de cuatro metros. Recuerdo un cuerpo tirado y otro pidiendo ayuda. Yo mismo saqué a mi hija del coche de mis amigos, herida”.

Toño camina con dificultad y padece secuelas psicológicas. “Hay muchísima gente en esta comarca que tiene problemas de todo tipo por culpa de esta carretera. Pocos conocerás que no hayan presenciado o ayudado en un accidente. Es constante. Los niños crecen con este escenario”.

Turistas y autobuses escolares

Circulación por la N-I en Burgos, junto a miembros de la Plataforma de Afectados por la N-I.
Circulación por la N-I en Burgos, junto a miembros de la Plataforma de Afectados por la N-I.Julián Rojas

“Los vecinos -retoma Marta- ya conocemos bien esto y somos muy prudentes. Pero por aquí pasan muchos extranjeros, miles de camiones que vienen y van desde Portugal al resto de Europa y familias de turistas. Ellos son últimamente las víctimas”. Marta pone el ejemplo del yacimiento de Atapuerca, cuyo acceso desde la Nacional supone un arriesgado giro apenas señalizado. El año pasado, según datos de la propia Fundación de Atapuerca, 71.300 personas pasaron por aquí.

“Cuando alguien tarda en llegar o no aparece a una cita, lo primero que piensas es en la bofetada en la Nacional”. Lo dice Julio Ceballos, vecino de Briviesca. Explica también que el cuerpo de Bomberos de Burgos ha perdido ya a cinco compañeros en accidentes. “Gente que ha dedicado su vida a excarcelar cuerpos en choques de esta carretera”.

“Y es por esta carretera por la que circula todos los días el autobús escolar de mis hijas”, dice Marta. “Es estar todos los días preocupada”. Hasta tal punto que, durante meses, Rafael escoltó el autobús de su hija para que pudiera llevar a cabo los giros sin que ningún camión se le echara encima. “Iba de coche escoba, frenando mucho antes para que nadie se le pegase. ¿Tú te crees que esto es normal?”.

El próximo martes la Plataforma de Afectados por la N-I cortará la carretera portando cruces. Ya lo han hecho más veces. Todas sin respuesta: ni del Ministerio de Fomento ni de la delegación el gobierno en Castilla y León. Tampoco de la DGT ni de la empresa que gestiona la AP-1. Quieren una solución. Para algunos pasa por liberalizar cuanto antes la autopista. Para otros, por obligar a los camiones a pasar por ella, una opción que el propio Ministerio de Fomento ya ha llevado a cabo en La Rioja y se plantea para este tramo.

“Lo que sea”, dice José Javier, el padre de Verónica. “Pero que no muera más gente por algo fácilmente evitable”.

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