Catástrofe ambiental en la España olvidada
El gran incendio en la deprimida comarca leonesa de La Cabrera deja sin medio de vida a quienes han resistido al éxodo rural
Los últimos de La Cabrera, esos que habitan todo el año esta marginada comarca del suroeste de León, tuercen el gesto cuando se les pregunta por la vida después del peor incendio de 2017 en España, que tras una semana en llamas ha destruido casi 10.000 hectáreas, según datos provisionales. Ellos son los que han resistido a la despoblación, los que se quedarán cuando los veraneantes que en agosto descansan en estos pueblos vuelvan a sus hogares habituales. “¿Quién va a venir aquí después de esto?”, interroga sin esperar respuesta un hostelero de Encinedo con la mirada baja y el brazo señalando las hectáreas de paisaje lunar que rodean el negocio que le da de comer.
Los alcaldes de los ayuntamientos de La Cabrera ya han decidido impulsar los trámites para que el Gobierno central les conceda la declaración de zona catastrófica, un triste reconocimiento que les permitirá acceder a subvenciones para intentar reactivar la comarca tras la catástrofe. “El daño es irreparable. Estos pueblos viven de la ganadería, del turismo y de la caza y a algunos se les ha quemado todo el monte donde tenían el pasto”, admite el regidor de la localidad de Truchas, Francisco Simón (PSOE), desde uno de los puestos donde se coordinan las tareas contraincendios.
Las llamas han acabado con los pastos y también con la fauna. El virulento fuego intencionado que alguien prendió el pasado lunes cerca del ocaso en la zona de Losadilla ha ennegrecido casi 10.000 hectáreas de montañas según las primeras estimaciones oficiales, un territorio de 55 kilómetros de perímetro que antes habitaban corzos, zorros, lobos y jabalíes. Una naturaleza muerta atravesada por ríos de buenas truchas que hasta ahora atraían a los aficionados a la pesca.
El agua puede convertirse en los próximos meses en un grave problema, advierten los vecinos. Estos pueblos se abastecen sobre todo de ríos y manantiales y el mar de cenizas que arrastrarán las lluvias que vengan contaminará los caudales y acuíferos. “No nos ha dado tiempo aún a pensar en qué hacer para evitar esto, pero habrá que hablar con la Diputación y el Gobierno regional para tomar medidas”, señala el regidor de Truchas.
Los veraneantes en La Cabrera que han vivido el horror del incendio asediando las casas abandonarán la zona en unos días. La mayoría son originarios de una comarca marginada desde hace décadas en la que no pueden vivir. En este extremo del suroeste de la provincia de León, limítrofe con la provincia de Ourense, no hay centros educativos para cursar Secundaria, cuentan los afectados, y con 13 años los chavales, muchas veces acompañados de sus familias al completo, se tienen que trasladar a Astorga o Ponferrada para seguir estudiando.
Fue lo que le ocurrió a Edilberto Rodríguez, un joven de 20 años que se crió en Pombriego y que al terminar Primaria se tuvo que ir interno a Ponferrada, donde ya estaba su hermana. “La gente se marcha de aquí porque no tiene facilidades”, lamenta Edilberto mientras se prepara para participar en la procesión de la Virgen de Viforcos, celebrada el pasado sábado. “Yo viviría aquí”, tercia Esther González Cañueto, originaria de la comarca aunque residente también en Ponferrada, “pero tengo una hija de 15 años y no puede ser”. Ni siquiera los trabajadores de las numerosas canteras de pizarra que explotan su subsuelo y el de la vecina comarca gallega de Valdeorras residen en La Cabrera precisamente por esta falta de servicios públicos, señala Esther. Cuando ella estudiaba en el colegio de Quintanilla de Losada hace 20 años había unos 45 alumnos. Hoy en día los niños matriculados apenas llegan a cinco.
A La Cabrera, una comarca conocida como Las Hurdes leonesas, no la atienden en condiciones ni las empresas de telefonía móvil, se quejan vecinos y autoridades. “Antes del incendio ya faltaban infraestructuras y ahora peor. La cobertura es tan mala que estos días [de incendio] me ha sido muy difícil comunicar con el alcalde de Encinedo”, señala el regidor de Truchas.
Tras casi una semana de lucha contra el fuego, en la comarca se han extendido las muestras de agradecimiento a los trabajadores de los servicios contraincendios pero también las críticas a los máximos responsables del operativo. Ramiro Arredondas, exalcalde de Encinedo por el PP durante 20 años y actualmente presidente del grupo de acción local de la Asociación Montañas de Teleno, ha publicado una carta abierta dirigida al presidente del Gobierno de Castilla y León, el popular Juan Vicente Herrera, en la que reprocha que el dispositivo “no fue eficiente”. “Se derrocharon medios o al menos no ser emplearon correctamente. No nos quejamos de la falta de efectivos sino de que no hubo dirección ni se marcaron prioridades que, a nuestro entender, eran los pueblos”, señala la misiva. “Pedimos que se amoneste a quien no cumplió con su labor”.
El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, se declara "acostumbrado" a las críticas al operativo. "Yo aconsejaría también que aparte de las críticas se canalizaran los esfuerzos en buscar a los autores", ha replicado el responsable del Gobierno de Castilla y León en una entrevista en RNE. "Son incendios voluntarios de criminales que están entre nuestros vecinos y hay que centrar los esfuerzos en colaborar para identificarlos". El próximo sábado por la tarde los vecinos de La Cabrera se concentrarán en Encinedo bajo el lema Por la vida en nuestros pueblos. Fuegos provocados, nunca más.
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