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El alcalde de Vilvoorde sobre los Mossos: “Cuando dos policías hablan, el contacto es formal”

El agente belga que contactó a la policía catalana para preguntar por el imán de Ripoll es un reconocido experto antiterrorista

Álvaro Sánchez
Hans Bonte durante la entrevista, este viernes.
Hans Bonte durante la entrevista, este viernes.

El alcalde de la localidad belga de Vilvoorde, Hans Bonte, considera irrelevante que la consulta de uno de sus policías a un mosso d'Esquadra sobre el imán de Ripoll fuera o no a un correo privado. "Cuando dos oficiales de policía contactan para intercambiar información ¿es formal o informal? Yo diría que es formal", ha asegurado este viernes en entrevista con EL PAÍS. La policía local de su municipio, situado a 12 kilómetros de Bruselas, preguntó en enero del año pasado a los Mossos si Abdelbaki es Satty tenía antecedentes radicales. La respuesta fue que el imán "no era conocido" por la policía autonómica.

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Los Mossos han señalado este viernes, en palabras de su portavoz en Rac1, que la actuación de las autoridades belgas fue correcta, pero alega que los mensajes desde Vilvoorde no llegaron por los cauces oficiales. El alcalde belga estima, en cambio, que una vez establecido el contacto entre ambas fuerzas de seguridad, con las sospechas sobre la radicalidad del imán de Ripoll como centro del diálogo, lo importante es que la comunicación no sirvió para estrechar el cerco en torno al cerebro de los ataques de Barcelona. "Para mí no tiene ninguna importancia qué correo se utilizó, si era profesional o personal. Lo peor es concluir que no tuvimos toda la información que pedimos, que podía haber sido útil para haber controlado al imán", ha lamentado desde su despacho en el Ayuntamiento.

El regidor belga ha confirmado la veracidad del correo electrónico difundido por Efe, en el que aparece la petición de información sobre el imán de Ripoll de un policía local de Vilvoorde a otro del cuerpo catalán. "Sé que se está planteando ir a Barcelona en febrero y que está casado allí. Cuanta más información puedas compartir sobre este individuo, ¡mejor!", indicaba el agente belga en su mensaje.

El correo fue la primera alerta que tuvieron las fuerzas de seguridad en territorio español sobre Es Satty, que poco después se desplazó a Ripoll para ejercer como imán. Fuentes locales señalan que hubo múltiples contactos entre ambos agentes desde la primera comunicación, pero el alcalde belga, un declarado partidario de evitar hacer públicos documentos relacionados con cuestiones de terrorismo, esgrime razones de seguridad para mantener en secreto los intercambios. El político socialista, que compagina su labor de alcalde con la de diputado, se ha mostrado satisfecho con el trabajo de su policía, y ha aclarado que el agente que realizó la consulta a su homólogo catalán no se dedica a labores de proximidad, sino que se trata de uno de los máximos responsables de la lucha contra el terrorismo y el radicalismo en la zona.

Bélgica, tras la pista del imán

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Las pesquisas de las autoridades belgas se centran ahora en obtener más detalles sobre la vida del imán en el país. "Hay una investigación federal sobre el imán. Están intentando encontrar lo más rápido posible respuestas sobre dónde estuvo, con quién contactó, dónde durmió, y si tenía otros familiares viviendo en esta zona y estuvo con ellos", explica Bonte.

Entre las hipótesis que barajan los investigadores está la posibilidad de que se haya alojado con uno de sus sobrinos, del que se ignora si mantiene su residencia en la región. También está sobre la mesa la opción de que haya tratado de efectuar labores de reclutamiento en Vilvoorde. Las autoridades sospechan que el imán pudo haber acudido a la ciudad atraído por su historial de salidas rumbo a Siria.

Entre 2011 y 2014 la localidad, de 43.000 habitantes, tuvo una de las mayores tasas de jóvenes que partían a hacer la yihad con el Estado Islámico en relación a su tamaño. 28 de ellos se marcharon, pero desde entonces las salidas se han frenado en seco por cuestiones como la creciente debilidad del Estado Islámico y las mayores dificultades del viaje, pero también gracias a una importante inversión local en políticas antirradicalización.

De momento, el rastro del imán solo ha aparecido en la cercana mezquita de Diegem, donde buscó trabajo y su actitud sospechosa llevó a su presidente a acudir a la policía. En el cercano centro religioso de Vilvoorde, de mayor tamaño y con una afluencia de fieles muy superior, nadie tiene noticias suyas. "Si hubiera estado por aquí, yo habría sido el primero en saberlo", asegura su presidente, Mimoun Aquichouh.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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