El monasterio que recibió a Colón tras el descubrimiento, en el limbo
El ayuntamiento de Badalona estudia la compra de Sant Jeroni de la Murtra, en manos de distintos dueños, para asegurar su futuro
Espléndido entorno. En el corazón de la sierra de la Marina y a un paso de Barcelona. Un anuncio de ese tenor promocionó la venta del monasterio de Sant Jeroni de la Murtra de Badalona, una joya del gótico, aunque poco conocida. El anuncio lo insertó una inmobiliaria barcelonesa a principios de verano. Sant Jeroni fue fundado en 1416 por el mercader barcelonés Bertran Nicolau y fue lugar en el que se hospedaron los Reyes Católicos, que costearon alguna de sus construcciones, y también rincón de descanso de Cristóbal Colón a su regreso del primer viaje a América. De todos ellos hay esculturas erigidas y retratos en el monasterio.
El anuncio duró poco —apenas unas horas, hasta que corrió la voz— pero suficiente tiempo para que el consistorio de Badalona reaccionase, con declaración institucional incluida. “Todavía no sabemos la fórmula, si será por compra, permuta u otro sistema pero queremos hacernos con el control del monasterio y asegurarle un estándar de calidad parecido al de otros complejos que son patrimonio cultural similar, como el de Sant Pere de Rodes”, explica a este periódico el regidor de Urbanismo del consistorio badalonés, Oriol Lladó.
El edil del consistorio de Badalona apunta que a lo largo de este año ya se habían reunido dos veces con los representantes de la parte mayoritaria de la propiedad. Sant Jeroni de la Murtra tiene dos propietarios, los sucesores de Francesca Güell —hija de Eusebi Güell— que tiene dos tercios del conjunto —parte del monasterio como el claustro y la capilla y dos edificios adyacentes —y la Fundación Climent Mur, vinculada a la Iglesia y que tiene el tercio restante, la zona agrícola y las viñas, y además se encarga de la gestión del prácticamente la totalidad.
Sant Jeroni de la Murtra, adquirido por lotes por la familia Güell en la desamortización de Mendizábal, fue declarado monumento histórico artístico en 1974 y la Generalitat lo reconoció como Bien Cultural de Interés Nacional en 2014. Es decir, tiene la máxima protección. Así las cosas, el posible aprovechamiento económico del conjunto es limitado y la única edificabilidad posible es la de la antigua casa de hospedaje y las antiguas casas de veraneantes que se construyeron en el siglo XIX y que hoy están cerradas a cal y canto. Además, está en un entorno natural protegido.
Desde el alto en el que se levanta se ve el mar y la masa forestal de la Sierra de la Marinada, además de un cuidado huerto. Se trata de un lugar privilegiado en el que viven 10 personas, las que cuidan del conjunto, trabajos en los que colaboran 50 voluntarios de la asociación Amics de Sant Jeroni de la Murtra. “Entre todos asumen el mantenimiento, hacen de guías del monasterio —se puede visitar— y también restauran el mobiliario”, concreta Jaume Aymar, presidente de la Fundación y párroco de la iglesia del monasterio. En ella oficia los domingos.
El silencio y la quietud reinan en la inmensa finca, un recogimiento buscado por las más de 200 personas que anualmente pasan unos días en las 8 celdas de retiro que tiene el monasterio, una actividad que empezó en 1971. “No sé cuál será la mejor opción, pero deberá buscarse el consenso de todas las partes”, apunta Aymar cuando es preguntado sobre la situación y el futuro del monasterio. Cree que con independencia de quién ostente la propiedad finalmente “lo que se debe mantener son los actuales usos”.
El regidor de urbanismo reconoce que se trata de un tema complejo: “Lo que queremos es desbloquear la elaboración de un plan director para tener una buena diagnosis del estado de todo”. Cuenta que las edificaciones principales del monasterio, el claustro gótico, la torre de defensa y la capilla, están en buen estado. De hecho, el claustro se sometió a una restauración integral hace siete años. “Las edificaciones que están mal son la antigua hospedería y las casas de los veraneantes que son, en la práctica, los únicos metros en los que se podría edificar. Siempre algo con poca volumetría, tipo casa rural o un establecimiento hotelero pequeño. Pero todo eso es lo que tenemos que afrontar entre todas las partes y llegar a un acuerdo”, concluye. De momento, hay un borrador de propuesta de convenio a plantear a la propiedad y todo ello, subraya, se retomará a partir de septiembre. Del hipotético precio ni se habla. En algunos momentos se llegó a valorar en unos seis millones. La inmobiliaria que lo publicitó no puso precio alguno. Para el consistorio ahora lo que cuenta es asegurar el futuro del conjunto que en los noventa corrió el riesgo de convertirse en un campo de golf: “Lo cierto es que no hay un monumento tan importante en Cataluña que esté, como ocurre con el monasterio de Sant Jeroni, en el limbo”.
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