“No voy a defender a Venezuela”
El actor cree que la pelea interna entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón fue fruto de la ingenuidad
El día antes de esta entrevista, Pepe Viyuela fue con su familia a comer a un restaurante de una estrella Michelín en Castilla y León. Salieron los últimos y el dueño, a quien conocían, les enseñó la cocina y charlaron. Fuera les estaban esperando: "Era un tipo alto, con camisa rosa, una pulserita con la bandera", dice Viyuela. Lo primero que les dijo fue: ¿qué hacéis en este restaurante? ¿Vosotros los de Podemos queréis vivir bien con el dinero de los demás? Pues no tienes derecho, tú eres un quinqui, un quinquillero, no tenéis vergüenza.
Viyuela se sorprendió. Nunca le había pasado algo así:
—¿Me lo estás diciendo en serio?, preguntó.
—Completamente en serio.
—Bueno, vamos a empezar otra vez. Dame la mano.
—Tú no te mereces que yo te dé la mano.
Viyuela optó por irse. "Me dio mucha pena, fue todo muy macarra", dice.
Al día siguiente, Viyuela llamó para advertir que la historia podía aún terminar bien: "El dueño del restaurante me ha dicho que el tipo me llamará para disculparse". Pero no lo hizo.
Viyuela cree que no debe pasar nada por decir lo que uno piensa: "Todo es política. ¿Por qué no vamos a hablar de política?", dice. Viyuela aceptó ir el último en la candidatura de Iñigo Errejón en las primarias de Podemos. Tenía ganas de dar un paso político, pero no muy grande. No sabía si la política iba a aceptarle y, sobre todo, quería seguir viviendo de su trabajo de actor. Viyuela fue elegido en Vistalegre en febrero miembro del consejo ciudadano de Podemos —el primero que le llamó para felicitarle fue Pablo Iglesias—. Es como haber metido los pies en la piscina de la política. Desde allí, Viyuela lo ve todo sin arriesgarse mucho.
La división interna en Podemos le pareció ingenua. Es lógico que haya diferencias en un grupo, dice Viyuela: "Sabemos que no pensamos en todo igual, pero no importa". La política es, sin embargo, más cruel: "Los viejos lobos desde fuera se dieron cuenta y olieron la sangre", dice. Era un modo de debilitar el nuevo partido: "Cuando alguien empieza a utilizarlo, hay que protegerse. Las diferencias no podían hacerse tan visibles. Se aprendió una lección", dice.
Desde la victoria de Iglesias, Viyuela ve menos una caza de brujas en Podemos que un intento de reconducir la división: "Yo no interpreto como una exclusión o caza de brujas, sino que había un modelo que no ha sido el más votado y el que ha ganado debe tener preeminencia. Pero no creo que haya dado lugar a rencores", dice. Errejón por tanto se ha apartado hacia la Comunidad de Madrid a esperar, si llega, su turno: "En Errejón he visto mucha coherencia: había un planteamiento y no ha ganado. En el momento en que viera vendettas o ajusticiamientos, no lo soportaría", dice Viyuela, y se iría. Aunque admite que está poco dentro del partido para detectar rencillas.
Viyuela espera que la división y la etapa de calma hasta las próximas elecciones haga madurar a la organización. Ya no es un movimiento, sino un partido que debe ganar cuota de poder desde dentro. No comparte el idealismo quizá juvenil del primer Podemos: "Ese adanismo y creer que uno llega a los sitos y todo va cambiar porque es él me parece muy ingenuo y muy poco útil", dice.
De ahí que haya al menos dos cosas que aspire a evitar: uno, el tono bronco del debate político: "Queremos convencer a la gente de que no somos el coco", dice. Los vetos a otros partidos, la antigua casta intocable o el pasado no deben ser instrumentos de conversación: "Sentir desprecio por un partido porque tenga una historia determinada, la casta, hasta el punto de no sentarte a hablar con ellos es algo que no podemos hacer", dice. Y añade: "No estoy de acuerdo con gritos en el Parlamento ni acusaciones como la cal viva. No solo el Parlamento sino la calle deben ser lugares de respeto y buenas maneras. Tienes que contemporizar".
Dos, la opinión del partido sobre Venezuela. "Un país con presos de conciencia se lo tiene que hacer mirar", dice Viyuela. "Yo lo veo claro. No se puede defender eso de ninguna manera. Me pasaba con Cuba". Viyuela no sabe por qué la posición blanda de Podemos sobre el régimen venezolano no ha cambiado aún: "Cuando se cometen estos barbaridades no se pueden andar con paños calientes", dice.
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