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‘IN MEMORIAM’

José Cerezo, catedrático de Derecho Penal

Era un referente en la interacción con las comunidades jurídicas iberoamericana y alemana.

El pasado día 19 de julio falleció de manera repentina en su residencia de Zaragoza, a la edad de 85 años, el profesor José Cerezo Mir, catedrático de Derecho Penal. El derecho penal tiene en nuestro país una gran visibilidad, impulsada tanto por la trascendencia social de los comportamientos de los que se ocupa como por la desproporcionada atención mediática que se le presta. Ese hecho tiende a ocultar, cuando no a menospreciar, el notable desarrollo adquirido por esta disciplina jurídica, que desde mediados del siglo XX se ha dotado de una refinada estructura conceptual, que aúna la defensa de la sociedad frente a ataques muy graves con la protección de los derechos individuales afectados por la poderosa maquinaria penal. Pero ese desarrollo no es fruto de la casualidad.

A mediados de los años cincuenta del siglo pasado, en una Alemania que se integraba de nuevo en las sociedades democráticas se inició una profunda renovación del derecho penal que, partiendo de sus raíces liberales clásicas, dio lugar a una imponente elaboración teórica, profundamente arraigada en el Estado de derecho constitucional, que luego se llamaría derecho penal garantista. En esas fechas unos pocos jóvenes penalistas españoles, generalmente becados por instituciones extranjeras, acudieron a formarse en alguna de las destacadas escuelas alemanas que promovían esa renovación.

Cerezo Mir lo hizo de 1956 a 1960 en la que sin duda destacaba en esos años por encima de todas, la escuela finalista de Bonn, de Hans Welzel. Allí adquirió una formación de primera fila, se impregnó de los principios finalistas, que configuran la responsabilidad en torno a la voluntariedad del comportamiento, y pudo volver a España con una mente crítica dispuesta a renovar el derecho penal español.

A su vuelta fue acogido por José Antón Oneca, catedrático de Derecho Penal, discípulo conspicuo de Jiménez de Asúa, magistrado del Tribunal Supremo durante la Segunda República, represaliado durante el franquismo y que solo en esos años pudo acceder a la cátedra de Derecho Penal de la Complutense. Eso permitió a Cerezo enlazar con la mejor tradición penalista española de los años treinta, la mayoría de cuyos representantes se encontraban dispersos por el mundo. Antón Oneca, buen conocedor de las corrientes más modernas, le inculcó una visión humanista del derecho penal.

Con mimbres tan sólidos, Cerezo tomó la decisión de dedicarse en cuerpo y alma a la investigación y la docencia en derecho penal, objetivo que mantuvo hasta el final de su vida activa. Sus aportaciones al derecho penal español fueron sobresalientes desde el primer momento. Pasa unos años concentrado en difundir los postulados de la doctrina finalista, con aportaciones personales novedosas, así como en proponer la renovación del derecho penal español en asuntos de gran calado. En 1974 decide algo que marcará el resto de su vida investigadora, elaborar una gran obra sistemática de la parte general del derecho penal español, de una profundidad y rigor desconocidos hasta entonces en nuestro país, y que no concluye hasta 2001. Esta obra le coloca definitivamente entre las figuras señeras del pensamiento jurídico-penal español. Aunque sus inquietudes no se detuvieron allí. Entre otras actividades, participó destacadamente en el largo proceso de elaboración del nuevo Código Penal español de 1995, y constituye una de las referencias españolas en la fructífera interacción con otras comunidades jurídicas, singularmente la iberoamericana y la alemana.

Para quienes fuimos sus discípulos durante su estancia de casi tres décadas en la Universidad de Zaragoza, Cerezo Mir ha sido mucho más. Su excepcional dedicación universitaria, que ha generado una nutrida escuela de penalistas, constituyó un permanente ejemplo, un espejo en el que mirarnos, siempre con resultados  excepcionales. Su inteligencia, sabiduría, excelencia y bonhomía quedarán en nuestra memoria.

José Luis Díez Ripollés es catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Málaga. Carlos María Romeo Casabona es catedrático de Derecho Penal de la Universidad del País Vasco.

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