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Algoritmos contra las avalanchas mortales

Un proyecto financiado por la UE desarrolla un sistema tecnológico para evacuaciones de emergencia

eVacuate busca garantizar la seguridad en grandes superficies.
Mikel Ormazabal

Pongamos que las alarmas se activan en un estadio de fútbol con 25.000 espectadores, en un crucero de 14 plantas con 6.000 pasajeros y 2.000 tripulantes a bordo o en una abarrotada discoteca a oscuras. Hay una emergencia: un incendio, un atentado, una avalancha… que obliga al desalojo inmediato. Cientos de vidas están en juego mientras estalla la histeria. Un consorcio formado por 19 socios (empresas, universidades y centros tecnológicos) de ocho países europeos ha desarrollado un sistema avanzado de evacuación basado en algoritmos y tecnologías inteligentes, que permite reducir hasta un 25% el tiempo preciso para poner a salvo a la multitud.

La Comisión ha financiado el 65% de los 13,1 millones que ha costado la investigación, iniciada en 2013 y que concluyó el pasado mayo

Los algoritmos se han probado en simulacros de evacuación realizados en el estadio de la Real Sociedad, el aeropuerto de Atenas, uno de los cruceros más grandes del mundo y en una estación del metro de Bilbao. “Se ha comprobado que son herramientas muy útiles en casos de emergencia y pueden salvar muchas vidas. Además de acortar el tiempo de evacuación, el sistema aporta seguridad en situaciones de riesgo”, recalca José Miguel Landeta, responsable del equipo de IK4-Tekniker, uno de los principales centros de investigación vascos, que ha participado en el proyecto eVacuate.

La UE quiere establecer un protocolo de evacuación común para los Estados miembros. Por eso, la Comisión ha financiado el 65% de los 13,1 millones que ha costado la investigación, iniciada en 2013 y que concluyó el pasado mayo.

Landeta (izquierda), con miembros de su equipo en la sede de IK-Tekniker en Eibar: Maite Gonzalez, Jorge Berzosa y Elena Fernandez.
Landeta (izquierda), con miembros de su equipo en la sede de IK-Tekniker en Eibar: Maite Gonzalez, Jorge Berzosa y Elena Fernandez.JAVIER HERNÁNDEZ

En una primera fase, todo el sistema se centraliza en un control operativo que recopila toda la información de lo que pasa en el recinto. A este cerebro informático, conectado a los dispositivos de detección de humos y otros sensores, la señalética y la megafonía, llegan las imágenes de las cámaras de vigilancia, que permiten identificar comportamientos extraños, objetos sospechosos y cualquier otra incidencia. Un sistema de recuento de personas permite conocer su ubicación exacta. Si se activan las alarmas, el centro de control pone en marcha “un protocolo óptimo de evacuación que guía a las personas hacia la ruta más segura lejos de las zonas de peligro”, detalla Landeta.

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Cuando llega la hora de evacuar, los algoritmos analizan la situación y fijan las pautas que guiarán la intervención en el terreno. “Unos indicadores permiten al sistema decidir de forma autónoma la ruta de evacuación más rápida y segura para abandonar el lugar. Para ello se han diseñado unos elementos de señalización dinámicos que guían a los atrapados”, añade. Son señales luminosas en los tres colores del semáforo que se encienden en unas pantallas colocadas en el suelo, las paredes y sobre las puertas. Controladas desde el centro operativo, orientan a los encerrados hacia la mejor salida.

Los miembros del consorcio analizan ahora las posibilidades de mejorar este “prototipo funcional” para contactar con empresas interesadas en adquirirlo —algunas ya lo están— y sacarlo al mercado. En uno o dos años puede estar disponible.

La gran duda es si una plataforma inteligente de estas características podría resolver una situación de pánico absoluto como la que se vivió, por ejemplo, en la tragedia del Madrid Arena en 2012. Landeta opina que estas tecnologías no evitarían una desastre como aquel, “pero sí ayudarían a reducir daños”. “En situaciones de extrema emergencia, la gente es irracional y su comportamiento resulta impredecible. Hay situaciones inevitables, pero siempre contribuirán a reducir las consecuencias”, completa.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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