¿Puede condenarse a alguien por fantasear con cometer un delito?
La sentencia al 'policía caníbal' abrió un debate jurídico sobre los llamados crímenes del pensamiento
"- Estoy pensando en hacerlo en la comilona del Día del Trabajo, el primer fin de semana de septiembre. Kimberly como plato principal. Llevo fantaseando con ella desde hace diez años
- ¿Vas a hacerlo de verdad? Me han dejado tirado otras veces...
- Sí. Ella no lo verá venir...".
El agente neoyorquino Gilberto Valle, apodado el policía caníbal, fue condenado por un jurado en 2013 en base a este tipo de conversaciones en chats, a las discutibles fantasías sádicas que estos reflejaban y a búsquedas en los archivos policiales de sus supuestas víctimas. Todo ello condujo a su procesamiento por conspiración para violar, comer, descuartizar y matar, aunque posteriormente fue absuelto por el juez. Su caso abrió un debate sobre la frontera entre las ideas y el proceso real de preparación para cometer un delito. Algunos lo llamaron un crimen del pensamiento, en referencia a la policía que detenía a los disidentes en el libro 1984 de Orwell. "Son pensamientos horribles, pero no juzgamos a la gente por sus pensamientos", afirmó durante el juicio la abogada defensora, Julia Gatto. La acusación alegaba que sus acciones ya eran indicativo suficiente de que estaba preparado para actuar. Su historia está recogida en el documental Crímenes del pensamiento: el caso del policía caníbal (HBO).
¿Debemos tener cuidado con lo que buscamos en Internet?
Una parte importante de la condena de Gilberto Valle fue consecuencia de su actividad en chats o por sus búsqueda en webs fetichistas. ¿Hasta qué punto estamos a salvo de ser juzgados por lo que tecleemos? "La problemática de Gilberto comienza cuando va un paso más allá y empieza a buscar información sobre sus posibles víctimas", aclara el profesor de la UAB Sergio Mora. En el caso del chico de Mallorca acusado de planear poner una bomba en 2012, los indicios en la web eran muy claros y se le mantuvo bajo vigilancia hasta acabar deteniéndole con el material para cometer el delito en la mochila. Llegó a expresar en la red que los autores de la matanza de Columbine eran sus "ídolos". El crimen en grado de tentativa sí está contemplado en la ley española, pero una simple búsqueda en internet o una conversación de chat no convierte al usuario en un criminal. En el caso de las detenciones por propaganda terrorista, por ejemplo, fuentes de la Guardia Civil aclaraban en este reportaje: "En España, a los que se detiene por propaganda o enaltecimiento suelen tener un papel muy activo. No se detiene a alguien simplemente por mirar propaganda yihadista, aunque lo haga de forma habitual".
¿Eran simples fantasías y bravuconadas plasmadas en chats o realmente tenía intención de llevar sus deseos a cabo? En la película Minority Report, la policía desarrolla un sistema capaz de predecir un crimen y, por tanto, evitarlo. En la realidad, los expertos consultados coinciden en que, por muchos indicios que haya, un especialista no sería capaz de predecir si una persona acabará llevando sus fantasías criminales a la realidad. "La presunción de inocencia rige para todos, incluso para los que tienen determinadas fantasías violentas", afirma el jurista especializado en perfilación criminal Alberto Alcalde. "Es poco probable que lleguemos a predecir los homicidios con motivación sexual, pero con lo que se sabe en la actualidad y con futuras investigaciones el control del peligro de estos individuos podría mejorar notablemente", concluye el psicólogo forense Reyd Meloy en un estudio sobre la naturaleza y la dinámica de este tipo de homicidios. En ocasiones esto sí es posible, como sucedió en el caso de José Manuel M.S., el joven de Mallorca que fue detenido en 2012 por pretender atentar con bombas en la isla. Aunque en ese caso el detenido mantenía un blog en el que expresaba abiertamente su odio e incluso manifestaba sus intenciones asesinas.
En los años 60 y 70 los especialistas en psicología forense comenzaron a usar el concepto de "fantasía criminal". Entre ellos estaba Hazelwood, al que se considera el primero que trazó el perfil de los depredadores sexuales. Asesinos en serie como Ted Bundy (mató alrededor de 40 mujeres) se convirtieron en sus sujetos de estudio y los investigadores empezaron a definir los rasgos de personalidad de estos delincuentes a través de las escenas de sus crímenes. "Uno no pasa de 0 a 100 a la hora de llevar a cabo una fantasía agresiva", apunta Sergio Mora, especialista en psicología forense y profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad de Barcelona.
"En el proceso hasta llegar a perpetrar un crimen se producen lo llamados acting out, pequeños pasos que el criminal da hasta cumplir su objetivo. Compartes tus ideas en un chat para ver la aceptación que tienen, rondas una discoteca donde hay posibles víctimas, consumes determinado tipo de porno... Estos comportamientos no indican necesariamente que el sujeto acabe cometiendo el crimen", apunta Mora, que está realizando una tesis sobre este asunto. Roberto Maniglio investigador de la Universidad de Salento (Italia) sugiere que las fantasías sexuales desviadas pueden acabar convirtiéndose en reales cuando están "combinadas con experiencias traumáticas en la infancia". En el caso del crimen del rol, por ejemplo, Javier Rosado sí que desarrolló unas actitudes previas muy elaboradas en las que llegó a diseñar el juego que acabaría con el asesinato de Carlos Moreno.
"Es realmente complicado encajar esto en el ámbito judicial, porque solo se pueden procesar conductas que realmente se han llevado a cabo, que han producido un daño evidente", especifica Mora. "En España los jueces valoran las pruebas según las reglas de la sana crítica (conforme a las reglas de la lógica) o según su conciencia, no hay un control de admisibilidad como en Estados Unidos. El código penal especifica claramente que para condenar a alguien por conspiración tiene que haber una clara voluntad de llevar a cabo una acción", añade Alcalde. En el caso de Valle, el jurado consideró que las conversaciones y la visita a una víctima potencial, una antigua compañera de estudios, fueron suficientes para definir esta voluntad.
El ejemplo de Gilberto Valle ilustra las dos visiones. "¿Dónde está el límite?", se pregunta Joseph DeMarco, antiguo fiscal federal, en el documental, "para algunos está en que alguien vaya con un cuchillo en el coche, para otros en que además de eso se dirija a casa de alguien y para otros ni siquiera será suficiente que entre en esa casa con ese cuchillo para condenarle". "No podemos permitir que el sistema empiece a condenar a quienes no han cometido crímenes. 'Probablemente' no es suficiente", sentencia Alan Dershowitz, de la Escuela de Derecho de Harvard.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.