50 asociaciones se unen para que España rechace los vientres de alquiler
“No somos incubadoras”, claman los colectivos que piden la prohibición de una feria sobre gestación subrogada prevista en mayo en Madrid
“Las mujeres no son ganado para satisfacer el deseo de unos pocos”. La nueva Red Estatal contra el Alquiler de Vientres, integrada por 50 asociaciones, reclama con esta frase a los partidos políticos que esta controvertida práctica no se legalice en España. Su primer gran acto público, con el que también quieren concienciar a la sociedad, será una protesta para pedir que se prohíba una feria de gestación subrogada prevista en Madrid en mayo.
“No somos incubadoras, ni vasijas ni úteros o vientres de alquiler: somos mujeres, vidas humanas con las que pretenden montar un nuevo negocio que lucrará al más fuerte y someterá a las más débiles”. El mensaje es parte de la carta de presentación de la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres, un nuevo colectivo que pide que España no legisle a favor de una práctica expresamente prohibida por la Ley de Reproducción Asistida de 2006, la gestación subrogada, también conocida como vientre de alquiler.
“Nuestra misión es dar a conocer a toda la sociedad española lo que se esconde tras esta práctica ilegal, servirse del cuerpo de las mujeres como su fuéramos tanques criogénicos, autentico ganado para satisfacer a unos pocos”, ha explicado este lunes en la presentación de la plataforma Sonia Damas, presidenta de En Clave Feminista.
Legislar solo el altruismo no convence: “Es una tapadera”
Ciudadanos anunció en febrero que prepara una propuesta legislativa sobre la gestación subrogada inspirada en el modelo de Canadá, un sistema altruista sin compensación económica. La posibilidad de regular los también llamados vientres de alquiler ha abierto un debate interno en el seno de los otros tres grandes partidos (PP, PSOE y Podemos). La nueva plataforma apela a los políticos "que se posicionan de izquierdas y feministas" contra una posible legislación. "El altruismo es una tapadera", sostiene Alicia Miyares, de No Somos Vasijas. "Cuando miramos países con legislaciones restrictivas y altruistas, como Reino Unido y Canadá, lo más evidente es que no hay mujeres nacidas en esos países dispuestas a un embarazo para donar a su hijo. El objetivo que se persigue es una legislación que va a facilitar [a quienes tienen un hijo a través de gestación subrogada] el reconocimiento inmediato y el registro de manera automática".
Feria comercial
La primera gran intervención pública de la red será una concentración contra la celebración de la feria Surrofair, un evento previsto en un hotel de Madrid los próximos 6 y 7 de mayo para “discutir sobre las diferentes posibilidades en gestación subrogada”, según indican los organizadores en su web.
“Las Administraciones públicas [en referencia al Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad] deberían prohibir con la ley en la mano la posibilidad de que la feria se realice”, añade la portavoz de No Somos Vasijas, Alicia Miyares. Insiste en que “no es una técnica de reproducción asistida más” y recuerda que supone la renuncia de la gestante a la filiación del niño, “un derecho fundamental” que en España se garantiza en el parto.
La red está compuesta sobre todo por colectivos feministas. De momento, cuentan con el apoyo de medio centenar de asociaciones (que se pueden consultar en su web) pero aspiran a “triplicar” los apoyos en las próximas semanas.
También participan ocho asociaciones LGTBI (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales). Ramón Martínez es vicepresidente de Somos Diferentes, registrada hace dos meses con “una veintena” de activistas LGTBI que busca “articular un discurso que no conculque los derechos de las mujeres” en el debate sobre los vientres de alquiler. Quiere recabar el apoyo de las grandes asociaciones que representan a este colectivo, cuya postura está dividida como ocurre en los partidos políticos: “Hay un montón de trabas para adoptar, pero la solución no es pasar por encima del derecho de las mujeres”.
Elena Rábade, del Partido Feminista —que también integra la red—, considera que esta práctica “está muy cerca de las redes de trata de seres humanos”. “¿Por qué no es ético el tráfico de órganos y sí el alquiler de vientres?”, pregunta.
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