Rabat amenaza con aflojar su control sobre la inmigración
El Ministerio de Agricultura marroquí advierte sobre “graves consecuencias” si la UE no acepta los productos del Sáhara Occidental
Marruecos y la Unión Europea atraviesan un momento delicado en sus relaciones que pueden poner en peligro no solo sus acuerdos de agricultura y pesca, sino también sobre inmigración. La cuestión de fondo es si Marruecos puede o no puede comerciar con los recursos naturales provenientes del Sáhara Occidental, zona que el Frente Polisario denomina “territorio ocupado” y Rabat asume como sus “provincias del Sur”. El ministerio de Agricultura marroquí emitió este lunes un comunicado en el que advierte que cualquier obstáculo respecto a los acuerdos agrícolas y de pesca conllevaría el riesgo de que se reanude “el flujo migratorio que Marruecos, mediante un esfuerzo sostenido, ha conseguido gestionar y contener”.
La amenaza sobreviene pocos días después de conocerse la respuesta escrita del comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, a una pregunta formulada por tres diputados ecologistas en el Parlamento Europeo. Los parlamentarios cuestionaban cómo piensa la Comisión Europea garantizar que el comercio de energía renovable con Marruecos respete el derecho internacional. En el escrito argumentaban que el plan de energía marroquí contempla la instalación de plantas de energía renovable en el Sáhara Occidental, territorio “respecto al que ni la ONU, ni la Unión Europea, ni sus Estados miembros han reconocido la soberanía de Marruecos”, afirmaban los eurodiputados.
La respuesta de Arias Cañete fue clara y no sentó nada bien en Marruecos: La declaración conjunta sobre cooperación en energías renovables, firmada por la UE y Marruecos en noviembre, “se aplicará teniendo en cuenta debidamente la condición jurídica distinta y separada del territorio del Sáhara Occidental con arreglo al Derecho internacional”.
La discusión sobre si Marruecos tiene o no derecho a explotar los recursos provenientes del Sáhara Occidental sobrevino después de que el Frente Polisario planteara un recurso ante el Tribunal Europeo de Justicia contra los acuerdos comerciales sellados entre Marruecos y la Unión Europea en 2012. El jueves 8 de diciembre, El Tribunal Europeo le dio la razón al Frente Polisario. El peso de los productos agrícolas provenientes del Sáhara occidental es poco relevante respecto al total marroquí, pero la sentencia tenía un gran calado político.
Consciente del daño que esa sentencia podía ocasionar a las relaciones con Marruecos, la propia diplomacia europea recurrió el fallo ante la Corte de Luxemburgo, la máxima autoridad judicial europea. Y el 21 de diciembre, la Corte de Luxemburgo validó el pacto comercial entre la UE y Marruecos. La sentencia, sin embargo, fue una derrota dulce para el Frente Polisario ya que la Corte determinó que el Frente no está legitimado a presentar un recurso contra el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Marruecos porque en el acuerdo se habla solo del “territorio del Reino de Marruecos”. Y, por tanto, no le afecta.
El texto de la Corte de Justicia de la Unión Europea señala: “Habida cuenta del estatuto separado y distinto reconocido al territorio del Sáhara Occidental en virtud de la Carta de Naciones Unidas y del principio de autodeterminación de los pueblos, está excluido considerar que estos acuerdos son aplicables a dicho territorio”.
Sin embargo, ese dictamen de la máxima autoridad europea, solo debe ser interpretado, según el ministerio de Agricultura marroquí, como un “episodio judicial”. El ministro de Agricultura, el empresario Aziz Ajanuch, una de las mayores fortunas del país y amigo personal del rey, indicó en su comunicado del lunes: “Marruecos y la Unión Europea están ligados por un acuerdo agrícola cuya aplicación es efectiva para el territorio del Reino de Marruecos, y eso, a pesar de un episodio judicial que, en toda lógica, confirmó el protocolo agrícola entre Marruecos y la Unión Europea”.
El ministro Ajanuch añadió en su escrito: “El acuerdo agrícola y pesquero se cuenta entre los ejemplos más exitosos y es primordial preservarlo, salvo riesgo de desatar graves consecuencias en el plano socioeconómico, cuya responsabilidad asumirá totalmente la UE”. Este mismo lunes, en declaraciones a la Agencia EFE, el ministro añadió: “¿Cómo queréis (los europeos) que hagamos el trabajo de bloquear la emigración africana y hasta la marroquí si hoy Europa no quiere trabajar con nosotros? ¿Por qué vamos a seguir haciendo de gendarmes y darles empleo (a los africanos establecidos en Marruecos)? ¿Para exportar adónde? El problema de la emigración es muy costoso para Marruecos, y Europa debe apreciarlo en su justo valor”.
Este martes, tanto la Unión Europea como Rabat han decidido poner algo de calma en la situación. En una declaración conjunta indicaron: "Las discusiones entre la UE y Marruecos continuarán en un clima de serenidad y de confianza mutua para acordar las disposiciones necesarias para la continuación y el desarrollo de las relaciones entre las dos partes, particularmente en la agricultura.
La sentencia de diciembre de la Corte de Justicia de la Unión Europea fue esgrimida de inmediato por los servicios jurídicos del Frente Polisario. En enero, un barco de bandera noruega, el Key Bay, partió desde El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, hacia el puerto francés de Fécamp cargado con harina de pescado. Los abogados del Frente Polisario presentaron dos denuncias ante la justicia francesa por dos posibles delitos: discriminación económica y fraude en el origen. La batalla jurídica no ha hecho más que empezar. Fuentes próximas al Frente Polisario indicaron a este diario que ahora están a la espera de denunciar un bargo cargado de sal proveniente del Sáhara Occidental que está a punto de desembarcar en Europa. Pero el ministro adjunto marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Burita, ya declaró en diciembre, tras conocer la sentencia de la Corte europea, que el futuro del Sáhara no lo decidirá ningún juez en ningún tribunal.
La pesca, el verdadero problema
La sentencia emitida el 20 de diciembre por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), la que ha provocado las últimas tensiones entre Marruecos y la Unión Europea, se refiere tan solo al acuerdo agrícola entre ambas partes. Es decir, atañe solo a los productos agrícolas que Marruecos exporta desde el Sáhara Occidental. La cuantía económica, el beneficio que Rabat consigue con ellos es nimio comparado con la industria pesquera.
El Frente Polisario ha recurrido también el acuerdo pesquero que en 2014 firmaron Bruselas y Rabat. El dictamen se espera para los próximos meses. En las aguas del Sáhara Occidental hay una gran actividad de barcos europeos, en buena parte españoles, que se podrían ver afectados por la próxima sentencia.
De momento, la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Federica Mogherini, y el ministro delegado de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, se reunieron este martes en Bruselas para intentar calmar las aguas. Emitieron un comunicado conjunto en el que ambas reconocieron “la importancia de mantener relaciones comerciales estables” y fijaron reuniones entre sus equipos técnicos “para elaborar en detalle la vía a seguir”. Les queda mucho trabajo por delante.
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