Francisco López-Casero, un pionero de la sociología rural
Su trabajo de investigación se ha plasmado en obras que son hoy referencia en los estudios rurales
A los 87 años ha fallecido en Madrid el sociólogo, antropólogo y economista Francisco López-Casero Olmedo. Manchego de Campo de Criptana, fue a Alemania a finales de los cincuenta para estudiar teología, pero su interés por los temas políticos y socioeconómicos le derivó hacia la investigación social, doctorándose en Sociología por la Universidad de Múnich. En la Universidad de Augsburgo dirigió el departamento de Español, y desde el Instituto de Estudios para España y Latinoamérica (ISLA) pudo hacer realidad su pasión por conocer la modernización en España, centrándose en la escala local.
Tras un excelente trabajo sobre el dinamismo social y económico en Antioquia (Colombia), fijó su mirada en el microcosmos de los pueblos castellano-manchegos y andaluces y lo completó, como sociólogo, con el análisis de la estructura social y los cambios culturales y políticos.
Lo conocí a finales de los ochenta. Tuve ocasión de acompañarlo en su trabajo de campo, a él y a su padre, un viejito encantador al que López-Casero recogía en Campo de Criptana y llevaba por donde fuera, en un acto de cariño y ternura que retengo en mi memoria.
Tan diferentes en sus bases culturales y en la composición de su estructura social, los pueblos andaluces y manchegos compartían, no obstante, los rasgos de lo que López-Casero denominó “agrociudades”, retomando un concepto que había sido utilizado por la sociología italiana para caracterizar los pueblos del Mezzoggiorno. En el marco teórico utilizado, el concepto de “agrociudad” lo aplicaba a municipios rurales de tamaño mediano/grande, de economías diversificadas (aunque con predominio de la agricultura, o mejor, del sector agroalimentario), de estructuras sociales heterogéneas (donde las élites agrarias siguen teniendo protagonismo, aunque ya no sean las dominantes) y de poblaciones marcadas por la fuerte interacción y la sociabilidad (en las plazas, peñas, hermandades y cofradías…). En la “agrociudad”, el “pueblo”, como espacio físico de sociabilidad, es el eje sobre el que giran las relaciones sociales y se construye la identidad de la comunidad local.
Su trabajo de investigación se ha plasmado en obras que son hoy referencia en los estudios rurales. Destaca el libro La agrociudad mediterránea, publicado en 1989 en la Serie Estudios del Ministerio de Agricultura, y el excelente artículo Sobre la desigualdad social en las agrociudades mediterráneas, publicado en el año 2000 en la Revista Internacional de Sociología, además de otros sobre esa temática en diversas revistas y libros de antropología. Respecto a sus trabajos sobre modernización en España, destaca el libro El precio de la modernización (1994), publicado inicialmente en alemán y más tarde en español. Ese libro fue el resultado de los interesantes seminarios que, bajo su impulso, solía organizar el ISLA de la Universidad de Augsburgo y en los que reunía a hispanistas alemanes junto a destacados investigadores españoles (Ignacio Sotelo, Carmelo Lisón, Rafael López Pintor, Carlota Solé, Miguel Beltrán, Fernández de Rota, Andrés Barrera, José Molero…).
No quiero terminar sin recordar el viaje a Alemania que, por invitación expresa de López-Casero, hice, junto a los profesores Salvador Giner y Manuel Pérez Yruela, en 1996, para impartir conferencias sobre España. Fue una experiencia entrañable en la que pudimos confirmar algo que ya sabíamos: la gran calidad humana de Paco López-Casero y el gran respeto que se le tenía en Alemania, un país que le acogió a finales de los años cincuenta y que le permitió desarrollar su gran pasión por conocer la realidad del proceso de modernización en las “agrociudades” españolas.
Eduardo Moyano Estrada es sociólogo del CSIC.
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