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17 horas “abandonados y tirados como los perros” en la A-3

Cientos de conductores pasan la noche atrapados en sus coches por el corte de la autovía Madrid-Valencia

Conductores varados en la A-3.Vídeo: ATLAS

“Hace diez segundos que hemos podido empezar a movernos pero ahora estamos parados de nuevo. Ando cinco metros y paro y de nuevo así”, ha contado en torno a las diez de la mañana de este viernes un muy angustiado y cabreado Fernando Arias, de 49 años y trabajador de la industria química, que se encontraba atrapado con su familia desde las cinco y media de la tarde de ayer en el corte de la A-3. Llevaban casi 17 horas metidos en un coche “tres adultos y una niña de seis años”, durante las cuales se han sentido “abandonados y tirados como los perros”. Según el testimonio de este conductor, que se dirigía de Tarragona a Villa de Don Fabrique (Toledo) —un trayecto de 531 kilómetros por la AP-7 y la A-3 que en condiciones normales se recorre en 4 horas y 45 minutos—, se encontraban en Rebollar, cerca de Requena, en el kilómetro 297 de la A-3, y no han tenido "ninguna ayuda de nadie, nada de nada de nada" en toda la noche. "Ni nadie ha pasado, ni nadie ha informado, ni nadie ha dado mantas ni nada de nada".

"Por aquí no ha aparecido nadie, ni guardias civiles ni militares ni nadie, ha sido increíble, hasta que no ha empezado a amanecer no se ha movido nada. A las siete y media de la mañana nos han dado un bocadillo de atún con olivas a cada uno y una botella de dos litros de agua", ha explicado muy indignado con las informaciones que ha podido leer desde el móvil en las que se cuenta que han repartido mantas y comida a los conductores. "De mantas nada, aquí no ha venido ni un alma, en toda la noche solo hemos visto pasar tres quitanieves pero en sentido contrario", reitera. ¿Cómo se han apañado? "Como hemos podido. Nosotros nos conformamos con cualquier cosa, pero la niña... Llevábamos algo en el coche, un Actimel, bombones, y gasoil llevamos de sobra, que si no...", ha relatado Arias, que no ha entendido cómo se quedaron atrapados si no había "ni gota de nieve".

"Cuando nos quedamos aquí tirados a las cinco y media no nevaba, empezó a nevar a las ocho de la tarde y ha pasado toda la noche nevando y lloviendo", ha añadido. Lo sabe porque ha pasado la noche entera despierto "con como mínimo una caravana de 30 kilómetros por detrás y vete tú a saber cuántos por delante". "Aquí hay de todo, camiones, coches, muchas familias con niños", comenta Arias, a quien le parece "alucinante que caigan cuatro copos de nieve y ocurra esto". "No sé a quién le estamos pagando el sueldo para que esto no ocurra pero se lo estamos regalando", ha añadido, para pedir que "ya que la han cagado, por lo menos que no mientan" porque "ayuda no ha habido". "Ya pasó hace unos años, salieron por la tele, pidieron perdón y dijeron que no volvería a pasar, pero ha vuelto a ocurrir. Y eso que estaban avisados", ha censurado Arias, que ha explicado que pensaba parar para que la niña tomara algo caliente y luego darse la vuelta, a Salou, en cuanto podía.

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Jorge Tello, consultor en el sector de la automoción de 32 años, estuvo atrapado 14 horas en la A-3. Salió a las siete de la tarde de Valencia con destino a Madrid. "Empezó a nevar justo cuando estaba saliendo de la ciudad. Ha nevado de forma creciente hasta que a las dos o tres de la madrugada había 20 centímetros de nieve", ha explicado Tello, que ha criticado no haber sido atendido por las fuerzas de seguridad hasta las siete y media de la mañana del día siguiente, cuando una militar de la Unidad Militar de Emergencias (UME) le ha dado una botella de agua.

"Veía pasar los todoterreno de la Guardia Civil en el otro sentido, pero no nos hacían caso", ha asegurado. Durante la noche, no ha salido del coche y tampoco ha visto a muchos hacerlo, “He tenido suerte porque he podido tener encendida toda la noche la calefacción", con lo que ha pasado la noche a 26 grados. A las siete y media, las máquinas quitanieves han vuelto a abrir la carretera en sentido Valencia, pero no hacía Madrid. Tello ha sido desviado a un polígono de la zona con unos otros 50 coches. Quiere seguir hacía Madrid. “Sigo esperando a ver que nos dicen” ha afirmado en conversación telefónica con EL PAÍS.

Matilde Alcaraz y su socio estaban volviendo a Valencia tras haber presentado un documental en la Feria del turismo Fitur en Madrid cuando se encontraron con el corte de la carretera. A las nueve de la tarde, la Guardia Civil los desvió en la estación de servicio de San Clemente, a unos 200 kilómetros de Valencia. “Sabíamos que podría haber problemas por la nieve”, ha relatado, “pero nadie nos había dicho que habían cortado la carretera”.

 Alcaraz y su socio han pasado toda la noche en la estación de servicio junto a otras 500 personas. “No hemos recibido ningún tipo de asistencia por parte de la Guardia Civil”, ha denunciado Alcaraz, que ha reiterado que tampoco recibieron informaciones sobre el estado de la viabilidad. En el restaurante de la estación se quedaron “incluso sin pan”, ha contado. “Había de todo... niños, ancianos, algunos autobuses de regreso de Fitur, ha añadido”. Sobre las nueve de la mañana, la Guardia Civil les ha avisado de que podían avanzar unos 20 kilómetros más en dirección Valencia. Media hora más tarde los han desviado hacía la A-31. “A ver hasta dónde podemos llegar”, dice. “Estamos indignados”, ha comentado por teléfono sobre las once de la mañana de este lunes desde la carretera.

Ignacio Delgado, un fotógrafo de 35 años, se quedó atrapado en la A-3. Vive en Requena, a 60 kilómetros de Valencia en dirección a Madrid. Volvía a casa del trabajo como cada día, pero se quedó a medio camino. “Cuando salí de Valencia, a las seis menos cuarto de la tarde, había alerta de nieve, pero no estaba cortado. En Valencia llovía y al coger la carretera solo vi carteles que impedían el paso de camiones. Pero de los turismos no decía nada. Un compañero, que salió media hora antes que yo, no estaba teniendo problemas. Así que decidí irme a casa”, ha recordado.

A las seis de la tarde, a la altura de Buñol empezó a caer una nevada monumental. “Fue de cero a 100. En un momento estaba todo blanco y, simplemente, nos quedamos parados todos los coches”, explica esta mañana. Pensó que sería cosa de unos minutos. “Pero cuando llevábamos una hora, empecé a ponerme nervioso. Llevaba el depósito de gasolina solo hasta la mitad. Y poca batería en el móvil”, ha confesado.

Las horas empezaron a pasar y decidió apagar el coche (y quedarse sin calefacción) para evitar quedarse sin combustible. “Nadie nos dijo nada. Pasaban algunos coches de la policía por el lateral, pero no paraban. Al final, un chico salió de otro coche con una linterna y paró a un policía. Le dijo que tuviéramos paciencia porque parecía que iba para largo. Nos lo dijo a los que estábamos alrededor y nos hicimos a la idea que había que pasar la noche en la carretera”. Nadie les llevó comida ni les explicó si serían tres horas o 30. "Me abrigué y me quedé dormido. A las dos de la mañana me tocó a la ventanilla un guardia civil y me dijo ‘ale machote, te vuelves para Valencia". En fila india, los vehículos fueron dando la vuelta y regresaron a la ciudad de la que venían entre quitanieves. A las tres de la mañana, Ignacio llegó a Valencia y compró algo de cenar. Llevaba sin comer desde las dos de la tarde. “Tuve la suerte de que mis padres tienen allí un piso y tenía dónde dormir. Si no, no sé dónde me quedo”, ha concluido su relato de su odisea.

Almudena Dehesa de 46 años se quedó atrapada 13 horas. Se estaba dirigiendo de Utiel a Valencia y sobre las cuatro y media de la tarde se quedó parada a la altura de Buñol. Según ha relatado, desde las cuatro de la tarde a las cinco de la madrugada no recibió ninguna ayuda por parte de los servicios de emergencia o de la Guardia Civil. "Tenía miedo de quedarme sin gasolina", ha confesado, "así que durante la noche arranqué el coche diez minutos cada hora". Fuera la temperatura superaba de poco los cero grados. Dehesa denuncia no haber tenido en ningún momento informaciones sobre los que estaba ocurriendo. Contactó con emergencia que no le contestó e intentó entonces contactar con la Guardia Civil. "Me dijeron que tenía que esperar" ha añadido, “y que tenía que tener cuidado a que no se me tapara el tubo de escape porque podía intoxicarme”, concluye en conversación telefónica desde su casa. A las cinco de la madrugada cinco guardias civiles la rescataron, sacando el coche marca atrás. "Me quedó gasolina justo para llegar a una gasolinera de Buñol", ha contado. “Suerte que sobre las dos de la noche empezó a llover, con el coche apagado bajo la tormenta parece que te vas a enterrar”."Tampoco te puedes dormir”, concluye esta empleada de una bodega de Caudete de las fuentes en conversación telefónica desde su casa.

Francesc Girón, de 39 años, enólogo en una bodega de Requena, ha estado atrapado en la A-3 desde las 17.00 del jueves hasta las 4.00 de este viernes. Ha llegado a su casa, en Godella (Valencia), a las cinco de la mañana. “Estaba tranquilo porque estando en la A-3 tenía claro que la iban a abrir. Tenía tres cuartas partes del depósito lleno, así que frío no he pasado”, ha afirmado. "Un poco de hambre sí, porque había comido a la una y media”, ha contado. Girón se quedó parado poco después de incorporarse a la autovía, en el término municipal de Siete Aguas. En las siguientes 12 horas fue viendo cómo su coche se cubría de nieve. Echó alguna cabezada y lo que más le molestó fue no recibir información. “Oí por la radio que nos iban a dar mantas y comida, pero donde estaba yo parado no llegaron. No nos dieron nada de información, tampoco tenía cobertura de datos y aunque podía hacer llamadas te sentías aislado”, ha asegurado.

Girón había llegado a trabajar a la bodega a las nueve de la mañana del jueves. “A esa hora no había problemas, ni lluvia ni nada, aunque sí vi carteles luminosos que advertían del riesgo de nieve”. A las 15.00 su jefe llamó a la bodega y avisó de que había empezado a nevar fuerte a pocos kilómetros. “Empezamos a recogerlo todo y a las cuatro salimos. Cuando nos incorporamos a la autopista, uno de los carriles ya estaba cubierto de nieve y solo circulaba por él algún 4X4. A los pocos minutos nos quedamos parados. Íbamos cuatro coches de la bodega”.

Poco antes de las cuatro de la mañana una quitanieves y un vehículo de la Guardia Civil le ayudaron a salir. “Nos sacaron uno a uno y creo que fue lo mejor. Si nos hubiéramos movido todos a la vez habría sido un caos. Nada más arrancar, mi coche se quedó atrapado sobre un montón de nieve. Salí porque la pareja de guardias empujó el coche. Se les veía agotados”. En los siguientes kilómetros, en los que avanzaron en fila india, Girón vio vehículos parados que no habían podido arrancar y algún camión cruzado. El momento de mayor peligro lo vivió fue mientras bajaba el Portillo de Buñol (Valencia), que tiene una pendiente muy pronunciada y que suele marcar (como en esta ocasión) la frontera entre la nevada y la lluvia. “La nieve que llevaba en el techo se cayó sobre el parabrisas y durante unos segundos no veía nada, hasta que los limpiaparabrisas la apartaron”, cuenta desde su casa. Este viernes la bodega ha dado el día libre a todos los empleados.

A las denuncias se ha sumado este viernes Carlos Llorente que viajaba desde Burgos hasta Valencia, donde tenía previsto embarcarse para volver a Ibiza. Con él el coche iba su abuela de 81 años. Han pasado 13 horas atrapados a la altura de la localidad de Siete Aguas. "Hemos visto pasar los vehículos de la Guardia Civil durante toda la noche en el otro sentido", ha contado en una conversación telefónica desde el puerto de Valencia. "Nadie nos ha dado ni comida, ni mantas", ha detallado. Sobre las ocho de la mañana de este viernes ha podido volver a emprender el viaje. "Es indignante que pase esto en una carretera nacional", ha concluido.

En la estación de servicio del Rebollar, cerca de Requena, a la una de este lunes se rumoreaba que a los camiones no les dejarían volver a emprender el viaje hasta el lunes. Esto ha contado en una conversación telefónica María Miguel de 22 años que se encontraba en la Estación de servicio desde las nueve de la mañana de este lunes. Miguel iba a pasar el fin de semana con una amiga en un pueblo de cuenca y se quedó atrapada a las cuatro y media de la tarde de este jueves, cuando empezó a nevar. "Hasta las ocho de la mañana no hemos visto a nadie", ha contado, "durante la noche hemos arrancado el coche solo cuando no aguantábamos más el frío". Miguel ha contado que tenían comida y mantas, pero ha reiterado las denuncias recogidas por este periódico. "No hemos recibido ningún tipo de ayuda". A la una y media de este lunes, Miguel y otras 200 personas paradas en la estación de servicio, según ha relatado, seguían esperando poder volver a Valencia. 

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