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El PSOE no puede esperar

Solo Rajoy tiene el comodín: si los socialistas aprietan él puede convocar elecciones

Josep Ramoneda
Reunión de la comisión gestora del PSOE.
Reunión de la comisión gestora del PSOE.Samuel Sánchez

Se dice que en esta legislatura el Parlamento tendrá más protagonismo que nunca y que el PSOE puede marcar puntos, obligando al PP a rebajar su programa de máximos y a corregir algunos excesos de los años del rodillo. Pero se olvida que solo Rajoy tiene el comodín en la mano: si los socialistas aprietan más allá de lo que él esté dispuesto a ceder puede convocar elecciones y hundirles un poco más.

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Por tanto, a los socialistas no les basta con dar guerra parlamentaria, necesitan recuperar apoyo ciudadano para que Rajoy se lo piense dos veces antes de mandarnos a votar otra vez. De lo contrario, no les quedará otro remedio que plegarse a los intereses del PP al final de cada negociación para evitar que la legislatura acabe, agravando así su reputación de partido subalterno. Es lo que hizo el PSOE al regalar la investidura a Rajoy para evitar un nuevo desastre electoral. Y es lo que tendrá que hacer con los Presupuestos si sigue sintiéndose sin fuerza para dar la batalla electoral.

Pensar en recuperar posiciones haciendo de oposición claudicante, porque nunca podrá ir más lejos de las líneas rojas que marque Rajoy, es bastante fantasioso. Las elecciones se ganan conectando con los problemas, las sensaciones y los temores de la ciudadanía y hoy el PSOE transmite poco, parece un cuerpo disecado. Marca algunos puntos, que también ayudan al PP a suavizar su perfil, pero, con una dirección provisional, gris, y sin rumbo declarado, es poco visible. La derecha le regala los oídos con el argumento de que una coalición implícita entre PP y PSOE es la mejor manera de liquidar a los nuevos partidos. Tenemos demasiados ejemplos que confirman que la autosuficiencia de los instalados deja vía libre a los más descarados.

¿Algún día empezará a moverse el PSOE o ha quedado seducido por el método Rajoy: nunca pasa nada y lo más urgente es esperar? Desde el tenebroso golpe de palacio que defenestró a Sánchez, al PSOE se le van apagando las pilas. Y ya solo le queda energía para actuar contra los disidentes, amenazar al PSC, dar algún pellizco al Gobierno o echarle una mano antes de que Rajoy diga basta. ¿Cuentan con volver a ser un partido normal, con una dirección elegida por las bases, con un portavoz de palabra fiable y con un proyecto político digno de este nombre o han decidido languidecer en la interinidad? ¿Qué es lo que no está todavía atado y bien atado para poder afrontar sin miedo la tarea de elegir secretario general? Si el PSOE se deja seducir por el cortejo de la derecha política y mediática, tarde o temprano, otra izquierda le sucederá.

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