El colectivo de presos de ETA acepta permisos individuales pero sin arrepentirse
La dirección del colectivo da un giro radical después de cuatro décadas de férreo control
Cambio radical. El colectivo de presos de ETA ha decidido dejar de resistirse de forma grupal a la legislación penitenciaria para empezar a disfrutar de forma individual de sus beneficios, progresos de grado y permisos. Tras más de cuatro décadas en las que adoptar medidas individuales al margen de la dirección de ETA era interpretado como una traición —una postura que ha costado la vida a activistas como María Dolores González Catarain, Yoyes, y la expulsión del colectivo a la veintena de exetarras que se adentraron en la denominada vía Nanclares—, los presos tienen ahora libertad para seguir diferentes caminos legales hacia la libertad, aunque con el límite de la "delación y el arrepentimiento".
El cambio radical en la estrategia de ETA se produce un año después de que la dirección de Sortu emplazara a los presos de la banda a acogerse a beneficios individuales. La dirección del colectivo —EPPK, por sus siglas en euskera— ha propuesto a los reclusos abandonar el concepto grupal por el individual y empezar a "utilizar las diferentes posibilidades existentes en el ámbito jurídico" para "vaciar las cárceles", aunque "con los límites del arrepentimiento y la delación". Ahora dependerá de que la propuesta sea aceptada para que cada uno de ellos empiece a solicitar los beneficios sin necesidad de las consignas de la dirección.
El Gobierno vasco entiende que es "positivo" que el colectivo proponga a los reclusos que se acojan a medidas individuales y recuerda que el Ejecutivo autonómico ya había planteado ese camino. "Hay cauces individualizados que los presos debían haber tomado hace tiempo", ha señalado el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka.
El diario digital Naiz publica este martes un avance de la propuesta que la dirección del EPPK ha enviado a las cárceles para que se debata entre los 350 presos de la organización terrorista que quedan. El lento transitar de esta resolución comenzó a gestarse a principios de año con una propuesta de Sortu, el partido que aglutina a la izquierda abertzale, y se consolidó en marzo, cuando más de 600 expresos de ETA reunidos en Usurbil (Gipuzkoa) prepararon la pista de aterrizaje para que los reclusos se acogieran a medidas individuales y con ello facilitaran su acercamiento a las cárceles vascas. "Las medidas individuales también serán colectivas", proclamaron entonces en un comunicado cocinado de forma previa y leído después en medio de los aplausos de los asistentes.
Los expresos de la banda aseguraron entonces que "el camino para a vuelta a casa de los presos y refugiados vascas está en marcha" y, aunque sean "pasos individuales y se materialicen de manera individualizada, serán decisiones colectivas".
Sin embargo, los críticos de la izquierda abertzale no estaban de acuerdo. El Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión (ATA) pidió en abril a los presos de ETA que desoigan a la izquierda abertzale oficial y no acepten ni la legalidad penitenciaria ni las "salidas individuales". El movimiento que ha organizado manifestaciones por la amnistía, separándose de Sortu, remitió una carta a todos los reclusos de ETA en la que aseguraba que no se puede exigir a los presos "admitir la legalidad penitenciaria", la "renuncia" a su "lucha y militancia, ni el arrepentimiento, ni el reconocimiento del daño o sufrimiento generado".
Tras el debate externo, la resolución definitiva de la dirección del colectivo de presos da por superada la fase de "resistencia" y apuesta con fuerza por "intentar vaciar las cárceles", a partir de tres pilares —"unidad, solidaridad y unión con el pueblo"— y con dos únicos límites, ya reiterados: "Arrepentimiento y delación". Para ello, se propone "utilizar las diferentes posibilidades existentes en el ámbito jurídico, diferentes en función de la situación de cada persona presa, que decidiría por sí misma, pero siempre que esta propuesta sea aprobada colectivamente en el debate que ahora arranca" de forma interna.
El Ministerio del Interior siempre ha rechazado conceder beneficios como el acceso al tercer grado o la libertad condiciona a los presos de ETA por su negativa a colaborar con la justicia. Pero en 2012 avanzó y le exigió rechazar la violencia y desvincularse de la banda. Unos límites que, según el comunicado del EPPK, siguen sin superarse al negarse al arrepentimiento.
Hasta ahora, la petición de beneficios individuales ha estado vetada por ETA. Lo más que se han acercado los presos es a pedir los beneficios cada uno, pero según una fórmula idéntica establecida para todos. Según el diario Naiz, ahora el colectivo se abre a fórmulas "inéditas", pero con los citados límites del "arrepentimiento".
Interior pide mantenerse “firmes” ante el desafío de los terroristas
Tras la decisión de la dirección del colectivo de presos de ETA, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha instado este martes a mantenerse “firmes” ante el desafío de los terroristas y ha afirmado que “los etarras seguirán siendo expuestos al inexpugnable imperio de la ley”. “Su desarme solo tiene un camino: el que marcan los cuerpos de seguridad desmantelando las estructuras de la banda”, ha asegurado en su discurso durante el acto de toma de posesión de los ocho subdelegados del Gobierno en Andalucía.
Zoido ha sostenido que “por respeto, por dignidad y por agradecimiento a las víctimas hay que mantenerse muy firmes ante los eufemismos que tratan de construir los verdugos y sus amigos”. “Las víctimas habrán de ser siempre ensalzadas por el sacrificio que se han visto obligadas a hacer por España como consecuencia del odio y el terror con el que otros han querido imponer sus ideas”, ha insistido. “El terror, la violencia, la extorsión, las bombas y las balas no son ni van a ser objeto de diálogo. Quienes usan esos métodos son enemigos del sistema y tendrán el sistema enfrente, para ellos siempre la ley y todo el peso de la ley”, ha enfatizado el responsable de Interior.
El ministro ha apuntado que el acto celebrado este martes en Sevilla “no es solo una cuestión de renovación, sino un esfuerzo para mostrar fortaleza para seguir luchando contra la barbarie del terrorismo sin desfallecer y una muestra contundente de unidad frente al relativismo que nos acecha”.
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