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José Manuel Maza, un juez conservador que pidió condenar a Garzón e investigar a Dívar

El nuevo fiscal general del Estado, de 65 años, es considerado pragmático, afable y próximo a Catalá

Reyes Rincón
José Manuel Maza.
José Manuel Maza.B. Rodriguez (EFE)

El nombramiento del magistrado de la Sala de lo Penal José Manuel Maza como fiscal general del Estado causó sorpresa entre compañeros del Tribunal Supremo. Más que por la elección de Maza, porque la mayoría daba por seguro que Consuelo Madrigal continuaría en el cargo. Una vez conocida la noticia, la designación fue vista como un nombramiento "más cómodo" para el Gobierno de lo que pudieron ser sus dos antecesores, Madrigal y Eduardo Torres-Dulce.

Madrileño de 66 años, Maza fue, según quienes le conocen, una persona muy próxima al ministro de Justicia, Rafael Catalá. Considerado dentro de la judicatura como bastante conservador, era también conocido su carácter afable y muy pragmático que, difícilmente, le llevó a buscar conflictos con el Gobierno. Fue portavoz de la extinta Unión Judicial Independiente, minoritaria en la judicatura y que se definía como una asociación de talante liberal, pero que cuyos pronunciamientos solían ser inequívocamente conservadores.

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Si ideológicamente la elección de Maza no ha gustado en el ala más progresista del Supremo, sí hay coincidencia en que su trayectoria y su currículum acumulan méritos para ocupar la Fiscalía General del Estado. Licenciado en Derecho y en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, Maza ingresó en la carrera judicial en 1975 y en la fiscal, de la que fue número uno de su promoción, en 1978. Entre ese año y 1984 ejerció como abogado, después como juez en Madrid y en 1988 fue nombrado presidente de la sección primera de la Audiencia Provincial de Madrid. Llegó al Supremo en 2002 para ocupar la plaza del magistrado Adolfo Prego, que había sido elegido vocal del Consejo General del Poder Judicial. En 2011, Maza obtuvo por fin una plaza en propiedad en el alto tribunal.

En los 14 años que lleva en el Supremo ha firmado sentencias y votos particulares en asuntos muy diversos. Entre los que más ruido generaron en su momento, el único voto particular contra la sentencia absolutoria de Baltasar Garzón en su juicio por la investigación de los crímenes del franquismo. "Resultaría realmente un insulto a la razón afirmar el desconocimiento de cuestiones tan esenciales por un profesional como el magistrado acusado y, en todo caso, semejante afirmación, que en modo alguno suscribo, habría de conducir no a la absolución, sino a una condena por prevaricación", dijo Maza para pedir la condena de Garzón en 2012.

Jose Manuel Maza, el pasado mes de junio.Foto: atlas | Vídeo: LUIS SEVILLANO ARRIBAS EL PAÍS

Pero Maza se salió también de la postura mayoritaria al firmar un voto particular a favor de la admisión a trámite de la querella por malversación contra el expresidente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial Carlos Dívar, en contra del pleno de la Sala de lo Penal, que votó a favor de no admitir la querella.

Más recientemente, Maza fue ponente del auto por el que el Supremo rechazó por segunda vez admitir a trámite una querella contra el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y su número dos, Íñigo Errejón, por supuestamente haber recibido subvenciones de procedencia ilícita de los Gobiernos de Irán y Venezuela. En la resolución redactada por Maza, el nuevo fiscal general criticaba duramente el llamado Informe Pisa (de Pablo Iglesias Sociedad Anónima), atribuido por Manos Limpias en su querella a la Dirección Adjunta Operativa de la Dirección General de la Policía. El Supremo reprochó que se hubiera llevado al alto tribunal un supuesto informe hecho solo a partir de recortes de periódicos y recordó que "la mera publicación de informaciones en los medios de comunicación no puede justificar sin más la apertura de una procedimiento penal".

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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