Soraya Sáenz de Santamaría, la colaboradora más poderosa y multitareas
Repite al frente del Ministerio de la Presidencia, una cartera a la que le añaden competencias para las Administraciones territoriales
Soraya Sáenz de Santamaría es a sus 45 años la mujer con más poder de España y una de las mujeres con más influencia política de Europa. No es feminista, pero sí presume cuando puede de la capacidad de muchas congéneres de saber organizarse y ejercer varias tareas eficazmente al mismo tiempo, cualidad que la aupó hasta la vicepresidencia única en 2011 en el primer Gobierno de Mariano Rajoy tras dar a luz en plena campaña electoral a su único hijo, Iván, ahora de casi cinco años. Hace poco se sorprendió, sin embargo, en pleno despacho trabajando y atendiendo a Rajoy sin enterarse bien de lo que le estaba contando y bromeó: “Empiezo a parecerme a los hombres”. Repite al frente del Ministerio de la Presidencia, una cartera a la que le añaden competencias para las Administraciones territoriales. Mariano Rajoy quiere que se encargue de las relaciones con Cataluña.
Santamaría procede de una familia de clase media de Valladolid, de derechas, con una madre que le recomendó que si algún día se dedicaba a la política debía intentar parecerse a la polémica e histórica exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Esa etapa está más que olvidada. El hito que cambió su vida profesional ocurrió cuando tras sacar con buenas notas la carrera de Derecho y la difícil oposición de Abogados del Estado ocupó su primer destino en León y un día se enteró de que había una plaza vacante para ser asesor en un Ministerio en Madrid. Fue en el año 2000, cuando Rajoy estaba aún en la vicepresidencia y el Ministerio de Presidencia de José María Aznar y Francisco Villar, su eterno jefe de gabinete, la recibió y fichó. Desde entonces ha acompañado a Rajoy con su 1,55 metros de altura y siempre otros 10 centímetros de tacones por todos los ministerios y responsabilidades que ha ostentado.
Sus colaboradores destacan de Santamaría que es muy trabajadora y ordenada, que está muy preparada y que es leal a su jefe. Sus detractores, que también son muchos en el PP, cuestionan su ambiciosa capacidad para maniobrar en la sombra, para actuar en función de sus intereses y beneficios solo personales y su falta de sintonía con los más veteranos e históricos dirigentes del partido, con los que no conecta ni ideológica ni generacionalmente. Sus principales rivales en el Gobierno y el PP son José Manuel García Margallo, al que no ha dejado comparecer en La Moncloa durante su época de portavoz del ejecutivo, y Dolores de Cospedal, también abogada del Estado y con la que rivaliza en su grado de confianza con Rajoy. Su influencia es tal que ha creado corriente en el Gobierno y ahora hay un grupo de dirigentes populares, denominado los sorayos, que pugna por extender su poder por todos los Ministerios.
El ascenso político de Santamaría ha sido fulgurante. En 2004 entró por primera vez y de rebote en el Congreso (iba de 19 por Madrid) tras abandonar su cargo Ana Mato para concurrir a las elecciones europeas. Después de las elecciones de 2008 fue la portavoz parlamentaria de Rajoy en su última etapa en la oposición y protagonizó sonados duelos con la entonces vicepresidenta socialista, María Teresa Fernández de la Vega. En 2011 arropó a Rajoy en los carteles electorales ya como su número dos. Y cuando Rajoy comunicó el 22 de diciembre de 2011 su ejecutivo en una comparecencia que duró apenas 1.41 minutos dedicó la mayor parte del tiempo a glosar todas las responsabilidades de Santamaría como su mano derecha: vicepresidenta, ministra de Presidencia, portavoz, responsable del CNI y del CIS y coordinadora en las situaciones de crisis. Ahora era la más fija e insustituible en todas las quinielas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.