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Recuperar la altura en la política

“España era ejemplo de inteligencia política colectiva”, señala el escritor Aguilar Camín

Jan Martínez Ahrens
Imagen del desfile por la independencia el viernes pasado.
Imagen del desfile por la independencia el viernes pasado. José Méndez (EFE)
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Los avatares políticos españoles generan perplejidad en México. Si el mapa peninsular, con sus volcanes nacionalistas, siempre se escapó de la explicación fácil, ahora todo resulta aún más ininteligible. “¿Y qué va a pasar?”, suele ser la pregunta que preside cualquier conversación sobre España. La narrativa tradicional resumía el país como una nación de bipartidismo claro y transiciones fluidas. A diferencia de los dolorosos procesos de cambio mexicanos, el parlamentarismo español ofrecía un modelo de alternancia altamente funcional y europeo. Pero en estos momentos, con unos terceros comicios en el horizonte, el hechizo se ha roto. “Me preocupa y me desconcierta España. Es una lástima que habiendo cuatro fuerzas, aunque disminuidas, no se logre cerrar una combinación que arroje una mayoría suficiente”, afirma el exministro de Exteriores Jorge G. Castañeda.

“Desde la Transición, yo he visto a España como un modelo de inteligencia política colectiva. Ahora veo esa inteligencia fragmentada y peleando, tanto en el ámbito político como y el territorial”, dice el escritor e intelectual Héctor Aguilar Camín. “Hay un lío institucional también: Si el sistema parlamentario español no sirve para construir mayorías gobernantes, entonces ¿para qué sirve? Hay que repensarlo, creo yo, introducir cláusulas de gobernabilidad. La fragmentación me preocupa porque no la resolverá el electorado. Tendrán que resolverla los políticos”.

“Sobreviven sin Gobierno”

Esta preocupación no supone en ningún caso miedo a un deterioro de los lazos económicos ni un repudio a los logros obtenidos. Para un país donde el Estado es una construcción inacabada y en algunas zonas incluso una ficción, España está dando una lección de fortaleza ante la adversidad. “En principio, entusiasma que un país sobreviva sin Gobierno. España no parece necesitarlo, o al menos no tanto. Lo cierto es que podría pasar por diez elecciones y seguir igual”, indica el escritor Juan Villoro.

Pero ante este escenario de resistencia, después de tantos meses de bloqueo, no faltan ganas de que se aclare la jugada. “Lo que puede dar a España una estabilidad política de largo plazo es la coalición del PP y el PSOE, pero eso es lo que parece imposible. Así que callo, miro y me pierdo en los pleitos cuerpo a cuerpo de los en otro tiempo admirables políticos españoles”, explica Aguilar Camín.

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“Supongo que Pedro Sánchez tendrá que dar un paso a un lado para permitir que el PP y Ciudadanos formen Gobierno. Ante la imposibilidad de ganar, Sánchez puede obtener estatura de estadista si por un momento se convierte en lo que Enzensberger llama un héroe de la retirada. Sería la primera demostración de que ese hombre alto tiene altura. El Gobierno resultante sería poco entusiasmante, pero habría a quién responsabilizar de los desastres”, sostiene Villoro.Sea cual sea la fórmula final, pocos creen en México que el bloqueo vaya a mantenerse eternamente. O al menos eso es lo que se espera. España, en tierras americanas, aún es vista en muchos sentidos como un ejemplo, no un problema. “Me gustaría pensar”, reflexiona Aguilar Camín, “que los políticos españoles recobrarán su sentido estratégico, lo cual quiere decir, entre otras cosas, su capacidad de pactar con lo que aborrecen”.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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